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ARGENTINA:Muchos nudos para desatar




Marcela Valente

BUENOS AIRES, 28 dic (IPS) - La instalación de un nuevo gobierno redujo en
Argentina la tensión extrema causante de la renuncia de Fernando de la Rúa,
pero la incertidumbre y la inquietud se renuevan a la vista de las
dificultades para superar la crisis.

"La fantasía de un ajuste sin costos (del presupuesto) puede derrumbarse muy
rápidamente y la tolerancia amenaza con ser escasa", advirtió para IPS el
cientista político Marcos Novaro, profesor de la Universidad de Buenos
Aires.

Del mismo modo, el analista Rosendo Fraga, del Centro de Estudios para la
Nueva Mayoría, señaló este viernes que la designación como presidente
interino de Adolfo Rodríguez Saá tras una revuelta popular que costó la vida
a 28 personas "no es la solución a los problemas, sino apenas un capítulo
más de una larga crisis".


No obstante, el nuevo gobierno, controlado por el Partido Justicialista
(peronista), que reemplazó a la Alianza, de De la Rúa, procura revivir
esperanzas y sectores de la clase media mantienen una cautelosa expectativa.

"La clase media que no se interesa de la política tiene esperanza, pero
tampoco cree en los reyes magos", comentó a IPS Alberto Aquino, un técnico
en computación que participó el miércoles 19 de una protesta con golpes de
cacerolas para precipitar la dimisión de De la Rúa.

Rodríguez Saá, elegido presidente el último domingo por la asamblea
legislativa (reunión de las dos ramas del parlamento), anunció la suspensión
de pagos de la deuda externa, la creación de un millón de puestos de
trabajo, la reimplantación del salario mínimo y la derogación de la
flexibilización laboral.

También prometió que no habrá devaluación y cada peso se cambiará por un
dólar, como ocurre desde 1991. Por último, será puesta en circulación una
nueva moneda, paralela al peso, aunque sin respaldo en las reservas
internacionales.

Aún se aguardan los efectos de la moratoria de pagos de una deuda externa
que la administración de De la Rúa cargó como una losa. Mientras, los
desocupados buscan la ventanilla que los oriente al empleo prometido, la
nueva moneda se deprecia aún antes de nacer, y el peso, que equivalía a un
dólar, perdió de hecho 20 por ciento de su valor.

"La ilusión de que con no pagar la deuda se solucionan los problemas es un
delirio, porque no es que Argentina tuviera el dinero para cancelar los
vencimientos y ahora lo va a utilizar en planes sociales" , observó Novaro,
asesor del centroizquierdista Frente País Solidario, un grupo que participó
del gobierno de De la Rúa.

"La realidad es que el dinero no está, y como siga cayendo la recaudación,
no lo tendremos tampoco", agregó.

En cuanto a la deuda, la decisión de aplazar los pagos tendrá costos, que
comenzarán a sentirse apenas los abogados neoyorquinos de los acreedores
externos retornen de sus vacaciones navideñas, predijo Novaro. En materia de
moneda, la desconfianza ya es un hecho que se observa en el mercado ilegal.

Pese al feriado cambiario dispuesto por el Banco Central, en Buenos Aires se
venden dólares a 1,40 pesos y en transacciones informales en el aeropuerto
internacional de Ezeiza, cercano a la capital, la cotización a la venta
llega a 1,90 pesos.

En Chile y Brasil se evita tomar pesos y cuando se hace es con una
depreciación de 60 por ciento, mientras que en Uruguay, la pérdida es de
casi 40 por ciento.

Miles de personas se agolparon en las últimas 48 horas frente a las
municipalidades de la populosa periferia de la capital en busca del millón
de empleos prometidos por Rodríguez Saá.

"Caminamos 70 cuadras para llegar y esto es un descontrol", protestaba ante
un periodista de Radio Mitre una mujer sin empleo y sin recursos, que fue
junto a miles de vecinos hasta la municipalidad de Lanús, al sur de Buenos
Aires, a fin de anotarse para un empleo. En realidad, la oficina no había
convocado a nadie aún.

La multitud reunida ante oficinas públicas del área suburbana se multiplicó
este viernes, y hubo peleas, gritos y empujones por conseguir formularios y
dejar datos. La reacción ante los anuncios del gobierno estuvo signada por
una necesidad acuciante, que viene de lejos en una sociedad con casi 19 por
ciento de desempleo.

Rodríguez Saá tiene por delante sólo tres meses de gobierno, pues a
principios de abril será reemplazado por quien triunfe en las elecciones del
3 de marzo. El vencedor en los comicios gobernará hasta 2003, para completar
el periodo de De la Rúa.

Pero su administración intenta transmitir una imagen de ejecutividad y
diálogo con todos los sectores.

Entre tanto, centenares de ahorristas, trabajadores y jubilados
protagonizaron incidentes en algunas sucursales bancarias en el centro de
Buenos Aires, donde soportan largas esperas bajo una temperatura superior a
30 grados para que finalmente marcharse sin completar muchos de sus
trámites.

Los depositantes no pueden retirar de los bancos más de 1.000 pesos en
efectivo por mes, en cuatro extracciones semanales. Esa decisión fue
impuesta a fines de noviembre por el gobierno de De la Rúa para frenar una
corrida cambiaria.

Pero ahora también hay dificultades para sacar pequeñas cantidades en pesos
o dólares, y para pagar salarios o jubilaciones.

"Vine porque se me vencía un plazo fijo de 18.000 dólares y quería ponerlo
en una caja de ahorros", comentó a IPS una jubilada, Marta Martínez, a las
puertas del Banco Galicia. "Vine bien temprano, con un libro, y conseguí que
me atendieran y me hicieran el traspaso, pero cuando quise sacar 250 dólares
se cayó el sistema", relató.

El caso de Martínez parece menos grave que el de clientes del Banco Ciudad,
propiedad del gobierno municipal de Buenos Aires, que formaron interminables
filas el jueves y se quedaron afuera por una inoportuna huelga de empleados.

Este viernes había más personas, y muchos eran trabajadores judiciales a
quienes se les dijo que se les pagaría en títulos públicos.

"Si llegan a pagarle a la gente con bonos, entonces les van a incendiar el
banco", reflexionó el secretario general del sindicato de trabajadores del
Poder Judicial, Julio Piumato. Había malestar entre los empleados del
sector, pues los jueces y otros funcionarios ya cobraron sus salarios, la
semana pasada.

En este contexto, centenares de manifestantes sin banderas políticas se
acercaron a la sede principal del Poder Judicial para reclamar la renuncia
de los miembros de la Corte Suprema de Justicia. "Que se vayan, que se
vayan", gritaban, mientras golpeaban cacerolas como hace poco mas de una
semana.

Si bien el clima no era el mismo que el miércoles 19, cuando la revuelta
popular provocó la dimisión del ministro de Economía Domingo Cavallo y un
día después acabó con el gobierno de De la Rúa, el malestar y la inquietud
dominan a la población.

La administración de De la Rúa había apostado al juego riesgoso de llevar la
situación al borde del abismo, para obtener el apoyo y los recursos
necesarios para gobernar, comentó Novaro. Hasta que la sociedad entendió que
sus esfuerzos eran vanos, porque los acontecimientos estaban fuera de
control.

El mismo fenómeno de reacción popular puede ocurrir "en cualquier momento"
si el Partido Justicialista no consigue neutralizar sus disidencias
internas, manifestadas casi desde el momento en que sus líderes decidieron
designar a Rodríguez Saá como presidente provisorio.

Algunos dirigentes justicialistas quieren prolongar el mandato de Rodríguez
Saá hasta 2003, la fecha que debía alcanzar De la Rúa, y otros exigen que se
cumpla el acuerdo aprobado por la asamblea legislativa de convocar en marzo
a elecciones.

"Hay mucha preocupación en los ambientes políticos por la pelea política,
que es mucho más descontrolada de lo que se preveía", alertó Novaro.

"Ya comenzó a decirse incluso que si Rodríguez Saá se queda (hasta 2003) no
le aprobarán las leyes, lo que puede llevar al gobierno a un vacío igual al
de De la Rúa pero más grave, porque ya no habrá partido de recambio",
añadió.

Mientras, Argentina recibió este viernes un consejo de Estados Unidos. El
presidente George W.Bush, de vacaciones en su rancho de Texas, aseguró que
su gobierno está dispuesto a colaborar con las nuevas autoridades argentinas
a través del Fondo Monetario Internacional.

Pero también recomendó poner orden en materia fiscal y monetaria y diseñar
un nuevo plan económico. (FIN/IPS/mv/ff/ip/01)



Nello

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