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America latina: sulla violenza alle donne
AMERICA LATINA:
Sutil o brutal, la violencia persigue a mujeres
Marcela Valente
BUENOS AIRES, 23 nov (IPS) - La violencia física contra las mujeres fue en
América Latina y el Caribe un asunto privado, hasta que en los últimos 20
años las organizaciones femeninas lograron sacarlo a la luz. Pero sólo es la
punta de un iceberg, el extremo de un fenómeno más amplio y de raíz
cultural.
Estas cuestiones, con todos sus matices, serán agitadas por organizaciones
de mujeres de la región desde este domingo, Día Internacional de la No
Violencia contra la Mujer, hasta el 10 de diciembre, Día Mundial de los
Derechos Humanos.
En esos 15 días, grupos de mujeres trabajarán en escuelas, teatros, plazas y
calles para sensibilizar a la población sobre los problemas de la violencia,
su alcance y sus consecuencias, exhortando a combatir un fenómeno que no se
circunscribe a desvíos patológicos individuales.
Citadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organizaciones
de mujeres, instituciones estatales dedicadas a los asuntos femeninos y
organismos internacionales coincidieron en junio en Cancún, México, en la
necesidad de que el problema de la violencia ingrese en la agenda pública.
La OPS ha sostenido que la violencia doméstica y sexual, que tiene su
consecuencia más grave en la muerte de mujeres y niñas, se transformó en un
asunto de salud pública que exige preparación adecuada en los servicios
sanitarios, cuyos trabajadores son tradicionalmente renuentes a denunciarla.
De acuerdo con estadísticas del Fondo de las Naciones Unidas para la
Población, 50 por ciento de las mujeres de América Latina y el Caribe
consultadas dijeron haberse sentido agredidas por su condición de género al
menos una vez en su vida.
La agresión sufrida va desde las formas más sutiles hasta las más violentas,
incluida la muerte de las víctimas.
Entre esas agresiones figuran la violación, el incesto, la esterilización y
el aborto forzados, el acoso sexual y el maltrato en los lugares de trabajo,
problemas que, según las expertas, tienen su origen en la desigual relación
entre los géneros.
La descalificación y la denigración de las mujeres, la manipulación de sus
proyectos y decisiones y el elogio excesivo de su físico cuando está en
juego su capacidad intelectual son agresiones más sutiles, todavía menos
visibles que los golpes.
Un estudio de la Universidad Nacional de Costa Rica indicó que en los
últimos 10 años la violencia doméstica y sexual causó más muertes que el
sida o la malaria, e igual cantidad que las complicaciones en el embarazo y
en el parto.
La falta de visibilidad del problema como un asunto de salud pública y como
causa evitable de muerte hace que los casos queden relegados a un mero
abordaje policial, algo que las organizaciones de mujeres instarán a cambiar
en la campaña que comenzará este domingo.
Las organizaciones coincidieron en Cancún en que se debe diseñar una nueva
forma de registrar los casos de "femicidio" como se identifica a las muertes
violentas de mujeres por su condición de género. Sólo así se podrá tener un
número que muestre el problema en forma contundente.
La socióloga argentina Silvia Chester dijo a IPS que en los últimos 20 años
se avanzó mucho en el conocimiento de la violencia doméstica y en su
transformación en asunto público. Explicó, además, que el aumento del
fenómeno en las estadísticas es, en realidad, consecuencia de un registro
cada vez más certero.
De hecho, en la década del 90 --sobre todo en la segunda mitad-- se
sancionaron leyes contra la violencia doméstica en Argentina, Bolivia,
Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Pero no hubo avances en cuanto a garantizar el acceso de todas las mujeres a
los servicios de prevención de la violencia, o en el asesoramiento jurídico
a las víctimas, ni tampoco en la visibilidad de formas de violencia menos
evidentes.
En este sentido, Chester señaló que la prostitución y la explotación sexual
de niñas, el acoso sexual, la pornografía o la utilización de la imagen del
cuerpo femenino para vender mercaderías son formas escondidas de violencia
contra la mujer contra las que resta mucho por hacer.
Por ejemplo, este mismo mes, cuando el Consejo Nacional de la Mujer de
Argentina elaboraba su campaña de concientización sobre la violencia, la
labor se vio interrumpida por un hecho público que señala una profunda
raigambre cultural de violencia hacia la mujer, según Chester.
Un grupo de mujeres jóvenes y atractivas, vestidas con la indumentaria de la
selección argentina de fútbol ajustada al cuerpo, irrumpieron el fin de
semana en un estadio de fútbol portando un cartel que promocionaba la carne
vacuna argentina como mercancía de exportación.
El cartel rezaba: "Nuestras carnes mundiales".
Indignada por el mensaje, que sugiere la identificación del cuerpo de las
jóvenes con la carne de las vacas, la presidenta del Consejo Nacional de la
Mujer, Carmen Storani, exigió al organismo que se ocupa de la sanidad animal
a detener la promoción.
Las jóvenes ni siquiera eran promotoras, sino empleadas del gubernamental
Servicio de Sanidad Animal, que luego afirmaron llorando haber sido
obligadas a realizar la promoción como parte de su trabajo. Los
simpatizantes de los equipos les gritaron toda clase de agravios.
La Plataforma de Acción elaborada en 1995 por la cuarta Conferencia
Internacional sobre la Mujer en Beijing exhorta a los estados de todo el
mundo a adoptar medidas para evitar la violencia contra las mujeres sujetas
a maltrato físico, psíquico e intelectual.
"La violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones de
poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que condujeron a la
dominación de la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y la
interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo", establece la
Plataforma.
En este sentido, la no gubernamental Red Feminista Latinoamericana y del
Caribe contra la Violencia Doméstica y Sexual lanzó en junio una campaña con
el lema "Por la vida de las mujeres, ni una muerte más", que fue el
principal precedente de la tarea que comenzará este domingo.
Las anteriores campañas sobre la violencia, que exhortaban a las mujeres a
denunciar los golpes, ayudaron a sacar el problema la luz.
Ahora el desafío es el de seguir promoviendo las denuncias y aprender a
detectar otras formas de violencia contra las mujeres, aunque no terminen
con la vida de las víctimas.
Nello
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www.peacelink.it/tematiche/latina/latina.htm