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ECONOMIA-ARGENTINA: Un dolor de cabeza para el FMI
Marcela Valente
BUENOS AIRES, 19 nov (IPS) - Argentina, "el caso más difícil" al que se
enfrenta el Fondo Monetario Internacional (FMI), comenzó este lunes la
renegociación de su deuda sin la certeza de lograr este año el equilibrio de
las cuentas fiscales.
El director del Hemisferio Occidental del FMI, Claudio Loser, dio a entender
el fin de semana que Argentina representa el mayor dolor de cabeza para el
organismo. "Les dimos ya una cantidad inmensa de recursos (...). Si eso no
es un apoyo importante, francamente no sé qué puede ser", declaró el
funcionario.
Organizaciones que nuclean a bancos y a empresas nacionales pidieron al
gobierno, mediante un aviso publicado el domingo en los diarios, un pacto
"urgente" que permita rescatar al país de su situación de "extrema
gravedad", como si prepararan el terreno para una inevitable caída.
Sus propuestas no difirieron demasiado de las que procura sin éxito aplicar
el gobierno: mantener la convertibilidad monetaria, reducir gastos, mayor
eficiencia en la administración de recursos dirigidos a políticas sociales,
medidas para la reactivación y consenso para renegociar la deuda pública.
La crisis argentina se manifiesta en el retroceso de la producción, el
elevado desempleo, la acumulacion de reclamos de desocupados y pobres y la
falta de crédito, y también en la desconfianza de los inversores, en el alza
de las tasas de interés y en el retiro de depósitos bancarios.
El movimiento de desempleados realizó este lunes piquetes (cortes de ruta)
en distintos puntos del país y amenazó con prolongarlos hasta que el
gobierno asegure que mantendrá en 2002 los programas de empleo precario que
les aseguran una pequeña subvención.
Por su parte, las centrales sindicales anunciaron protestas callejeras para
este martes.
La desconfianza en las medidas lanzadas por el gobierno de Fernando de la
Rúa en los últimos seis meses se mantuvo este lunes, primer día de plan de
canje voluntario de títulos de deuda pública, dispuesto para reducir 4.000
millones de dólares los gastos por pago de intereses para el año próximo.
La deuda pública argentina supera los 132.000 millones de dólares,
aproximadamente la mitad del producto interno bruto de un año. Pero lo que
provoca mayor incertidumbre no es la proporción entre la deuda y el
producto, que en otras economías tiene un desequilibrio aun mayor sin que
haya complicaciones.
La vulnerabilidad de la economía argentina se debe a que los títulos de casi
90 por ciento de la deuda son en dólares y a que el país afronta una
recesión que se arrastra hace 42 meses. Esa situación disminuye la
recaudación y el ingreso de divisas, aumenta las tasas de interés y encarece
el crédito.
Así, el gobierno no logra asegurar la cancelación de sus vencimientos.
El riesgo país --índice que mide la sobretasa que debería pagar Argentina
para tomar crédito por encima de la de los bonos del Tesoro de Estados
Unidos-- superó este lunes los 2.900 puntos. Por lo tanto, si el gobierno
tomara un nuevo préstamo debería pagar una tasa casi 30 puntos porcentuales
mayor que la estadounidense.
De acuerdo con este indicador, Argentina es el país emergente visto hoy con
más desconfianza por los inversores, lo cual la coloca al borde de la
suspensión de pagos. Para algunos analistas e inversores, esa suspensión ya
ocurrió, aunque presentada como el canje voluntario de títulos de deuda
pública.
Los problemas económicos se agravaron en los últimos meses y la crisis se
precipitó. El presidente designó en marzo a Domingo Cavallo como ministro de
Economía para confiarle una primera operación de canje de bonos de la deuda
que aplazó los vencimientos, pero a un alto costo.
Sin embargo, esa operación no sirvió para generar confianza. Poco después,
el gobierno anunciaba la política de "déficit cero" que consiste en
abstenerse de tomar deuda y gastar únicamente lo que recaude cada mes, lo
que determinó recortes de salarios, de jubilaciones y del presupuesto de
organismos públicos.
Esa restricción tampoco dio los resultados esperados. En el último mes, De
la Rúa y Cavallo afrontaron la disyuntiva de un recorte aun más profundo de
los salarios y gastos y una postergación de los pagos o una renegociación
voluntaria de títulos de la deuda pública, que fue lo que finalmente se
hizo.
Pero incluso antes de comenzar con el canje de papeles con intereses
superiores a 12 por ciento por otros nuevos que tienen como tope una tasa de
siete por ciento, los mercados financieros siguieron desconfiando de las
posibilidades de superar la crisis y evitar una suspensión de pagos.
El apoyo político recibido en Nueva York por De la Rúa de su par
estadounidense George W. Bush hace poco más de una semana tuvo un efecto de
escaso alcance, similar al que generó este lunes la reunión de Cavallo con
el titular del FMI, Horst Koehler, en Ottawa, Canadá.
Los inversores y tenedores de bonos han concluido que el respaldo siempre
es, sobre todo, político, pero que cada vez se traduce menos en nuevos
desembolsos o adelantos de préstamos ya concedidos. Para muchos, eso
confirma que Estados Unidos y el FMI consideran inevitable la suspensión de
pagos.
El tesoro de Estados Unidos había dicho la semana pasada que se limitaría a
transmitir al FMI su reconocimiento a los esfuerzos que realiza el gobierno
de De la Rúa para mantener la política de déficit cero y para renegociar su
deuda externa en aparente consenso con sus acreedores.
Sin embargo, el presidente evitó pedir asistencia financiera directa a Bush
la semana pasada, pues diversos funcionarios estadounidenses habían
declarado que no habría nuevos desembolsos de ayuda financiera para
garantizar el canje de bonos.
Este fin de semana, en la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial en
Canadá, Cavallo se reunió con Koehler y con la segunda del organismo, Anne
Krueger, y si bien definió el resultado de la entrevista como "excelente"
admitió que no hubo una respuesta concreta sobre las necesidades y urgencias
de Argentina.
El ministro habría reclamado adelantar de diciembre a noviembre el
desembolso de más de 1.200 millones de dólares de un crédito ya aprobado,
para afrontar próximos vencimientos de la deuda por 1.600 millones, pero la
respuesta no estuvo a la altura de las circunstancias.
Krueger explicó que, antes del desembolso, una misión del FMI debe visitar
Argentina y evaluar la marcha de los cumplimientos.
El último trimestre ofreció pobres resultados en materia de equilibrio
fiscal a pesar de los esfuerzos del gobierno y de la sociedad. La
persistente caída de la recaudación elevó el déficit fiscal entre enero y
octubre a 7.300 millones de dólares, cuando estaba previsto que sería de
6.500 millones al cabo del año.
El mercado financiero y otros sectores definirán si la herramienta adecuada
para la solución definitiva de los problemas económicos es el canje de bonos
que comenzó este lunes, por el que se procura recuperar papeles por 60.000
millones de dólares y ahorrar 4.000 millones de intereses el año próximo.
El gobierno espera que el canje sea exitoso y genere una reducción de las
tasas de interés que permita recuperar el crédito.
Algunos analistas creen que hay posibilidades de que se cumpla con esa
previsión, pero también hay posibilidades de que la reprogramación llegue
tarde o no alcance para la tan esperada reactivación de la economía.
Nello
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