Colombia: articolo di Heinz Dieterich Steffan

[Cristiano Morsolin <morsolin@yahoo.it>]

Leggo sul famoso settimanale colombiano CAMBIO che gli
Usa si stanno preparando ad intervenire massicciamente
in Colombia per la lotta contro il terrorismo...sic...
Allego questo interessante articolo di Heinz
Dieterich, collaboratore della rete della societa'
civile per il monitoraggio del Plan Colombia in
Ecuador.
Saluti latinoamericani
cristiano morsolin

13 de noviembre del 2001 

Avanzada fascista en Colombia
Heinz Dieterich Steffan
El Siglo

El modelo de conquista y "limpieza política" que los
nazis utilizaron en su agresión contra Polonia y la
Unión Soviética, está siendo aplicado en Colombia. Con
el apoyo mediático de Estados Unidos, el gobierno de
Andrés Pastrana y la Casa Blanca avanzan su agenda de
destrucción de los movimientos populares y
democratizadores, mediante el terrorismo de Estado.
Dos son los inventos de los nazis en materia de
terrorismo de Estado que han encontrado mayor
aplicación en Colombia y en América Latina en general:
los escuadrones de la muerte y de las desapariciones
forzadas.

Cuando Hitler y sus generales planificaron la agresión
militar contra la Unión Soviética ("Operación
Barbarossa", 22.6.1941) para establecer el "nuevo
orden" económico-social en Europa -que hoy es conocido
como la Unión Europea- plantearon la necesidad de una
doble destrucción: la de las fuerzas armadas del
Ejército Rojo y la de los cuadros y bases de apoyo del
sistema político. La primera tarea la debía cumplir el
Ejército Alemán, la segunda se encargaba a "comandos
especiales" (Einsatzkommandos), constituidas con
miembros selectivos de los diversos aparatos de
represión del Estado. Con listas negras en las manos,
esos Einsatzkommandos o escuadrones de la muerte
siguieron a las tropas de avanzada y en cada zona
nueva conquistada por el ejército nazi asesinaron
sistemáticamente a los simpatizantes del régimen
socialista, a los líderes sociales y a los cuadros de
la resistencia. Este es el modelo de terrorismo
estatal que el gobierno de Pastrana y su jefe político
en la Casa Blanca, George Bush II, están llevando a
cabo en Colombia, donde los Einsatzkommandos criollos
se llaman "paramilitares" y el Plan Barbarossa, Plan
Colombia.

El sistema de desapariciones forzosas fue, como anotó
la inteligencia militar alemana en febrero de 1942 con
orgullo en un oficio secreto, una "innovación básica"
del Fuehrer Adolf Hitler, destinada a romper la
resistencia en las regiones ocupadas de la Unión
Soviética. La innovación del Fuehrer, entusiastamente
aplaudida y apoyada por el Mariscal de Campo Keitel y
otros altos oficiales, hundiría a las familias de las
víctimas "y al pueblo en un estado de incertidumbre"
que paralizaría a las voluntades de resistencia. De
esa manera, el "nuevo orden" europeo, conceptualizado
en beneficio de las grandes transnacionales alemanas,
podría establecerse contra la voluntad de la población
sojuzgada.

Esas aportaciones nazis a las técnicas del terrorismo
de Estado en la guerra sucia contra los movimientos
populares y de resistencia nacional, fueron adoptadas
después de 1945 por Estados Unidos. Mediante programas
especiales, la Casa Blanca identificó a muchos de los
organizadores y ejecutores del terrorismo de Estado
nazi y los llevó a Estados Unidos para que les pasaran
a los especialistas estadounidenses todo el know how
de la guerra sucia adquirido en la opresión de los
movimientos de liberación nacional (partisanos) en
Europa. Los especialistas estadounidenses, a su vez,
transfirieron esas técnicas terroristas a los órganos
de represión latinoamericanos y los ampliaron
posteriormente con el know how de los torturadores
franceses de Argelia y el propio de su experiencia en
Vietnam.

Aprovechando la concentración exclusiva de los medios
en los atentados de septiembre y el conflicto de
Afganistán para avanzar el Plan Colombia, Washington y
Bogotá han intensificado la política de terror de sus
Einsatzkommandos nativos, cuyas matanzas han generado
crecientes números de víctimas civiles que, con
frecuencia, trascienden al número de víctimas de los
bombardeos estadounidenses en Afganistán. En estrecha
colaboración con el Ejército colombiano, los
"paramilitares" no sólo avanzan en la "limpieza
política" de amplias zonas rurales, sino tienden ahora
hacia el control de las ciudades medianas
provinciales.

En un reciente informe de Human Rights Watch (Oct.
2001), la organización de derechos humanos
estadounidense documenta la íntima colaboración entre
tres brigadas del ejército colombiano -la 5ta, la 3ra
y al 24ta- la policía nacional, los batallones
"antinarcóticos" 

entrenados en Estados Unidos y los escuadrones de la
muerte paramilitares, en sus actividades terroristas
dentro del Plan Colombia. El reporte nota que el 79
por ciento de los asesinatos políticos y
desapariciones forzosas cometidas entre abril y
septiembre del 2000, fueron cometidos por los
"paramilitares" y otro 5 por ciento por las fuerzas de
seguridad. Más de 300 mil personas fueron desplazadas
en el año 2000 por el terror paramilitar. Human Rights
Watch hace responsable al gobierno de Pastrana por su
"dramática y costosa falla de actuar de manera
efectiva y rápida, para establecer un control sobre
las fuerzas de seguridad, romper sus continuos
vínculos con los grupos paramilitares y asegurar el
respecto por los derechos humanos". Hasta el día de
hoy, recalca la organización, "los esfuerzos del
gobierno han sido o inefectivos... o totalmente
ausentes".

Con la farsa electoral en Nicaragua, donde la Casa
Blanca impuso con el terrorismo psicológico a uno de
los oligarcas terratenientes de la elite neoliberal
como presidente del país, y con la aplicación del
modelo fascista en Colombia, Washington avanza su
proyecto de anexión de América Latina para el año
2005, con el Plan Colombia y el Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA). Previsiblemente, las
siguientes víctimas serán el régimen bolivariano en
Venezuela y el movimiento indígena-popular- militar en
Ecuador. Por lo tanto es importante, no perder de
vista que la estrategia de anexión de Washington no se
limita solo al Medio Oriente y Asia central, sino que
incluye a otro "Afganistán" al sur del Río Grande. 



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