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Brasile: sul futuro dei produttori di caffe
RIO DE JANEIRO, 2 oct (IPS) - Los caficultores que sobrevivan a la actual
crisis de precios tendrán un nuevo periodo de bonanza, mientras los menos
competitivos deberán abandonar la producción.
En América Latina, región que concentra cerca de 60 por ciento de la
producción mundial de café, América Central y Colombia afrontarán
dificultades debido a sus costos de producción cercanos a 100 dólares por
saco de 60 kilogramos.
Brasil, el mayor productor mundial, mantiene los costos por debajo de 80
dólares, según Aguinaldo José de Lima, presidente de la Asociación de
Caficultores de la Región de Patrocinio, una zona de escasa fertilidad del
centro del país, donde la actividad ganó impulso en la última década.
La crisis actual se caracteriza por precios a un nivel "inconcebible", los
más bajos de la historia considerando la inflación mundial, pero es también
"un golpe en las ilusiones" que obliga a un mayor realismo, advirtió Lima.
El precio actual del café es en promedio de alrededor de 50 centavos de
dólar la libra (0,453 kilogramos), por lo que el saco se cotiza a 66
dólares, frente a 120 dólares hace seis años.
La caficultura no logró liberarse de sus ciclos de euforia y depresión, a
pesar de la Asociación de Países Productores de Café (APPC), que fue creada
para equilibrar la oferta y la demanda, señalan los agricultores brasileños.
Los productores que logren preservar sus cafetales del impacto de la crisis
en curso y mejoren su productividad podrán llegar al próximo ciclo, de
buenos precios, según se cree en Brasil.
El plan de retención de exportaciones diseñado por la APPC para contener la
oferta y estimular de ese modo las cotizaciones fue formalmente sepultado la
semana pasada.
La propia asociación corre riesgo de sufrir una fuerte rebaja de su
presupuesto o incluso de ser disuelta en una reunión prevista para enero.
Con el mercado a la deriva por el exceso de oferta, las perspectivas son de
persistencia de precios bajos o de caída mayor, muy por debajo del costo de
producción.
La Organización Internacional del Café calculó la cosecha mundial que está
concluyendo en 115,4 millones de sacos de 60 kilos, y el consumo para este
año en 108,3 millones de sacos.
Esta vez la crisis no se debe a Brasil, pues sus últimas cosechas fueron
limitadas por problemas climáticos, observó Osvaldo Paiva Ribeiro,
presidente del Consejo Nacional del Café, que representa a unos 250.000
productores.
El gran aumento de las existencias mundiales es atribuido a los países
asiáticos, especialmente a Vietnam, que tuvieron cosechas sorprendentemente
abundantes en los últimos años.
Los caficultores brasileños solicitan una refinanciación de sus deudas y
esperan apoyo financiero del gobierno para sobrevivir en este periodo de
precios muy por debajo de los costos.
"Si el país actúa con inteligencia y adopta la política correcta, saldrá
fortalecido de esta crisis", aseguró Ribeiro. Brasil dispone de ventajas en
la disputa mundial por el mercado, en términos de costos, infraestructura y
calidad, explicó.
"Los productores menos competitivos serán forzados a abandonar sus
cafetales", lo que reducirá la oferta futura, pronosticó Lima.
La actual guerra de precios golpeará principalmente a países pobres de
Africa y ampliará la participación de los asiáticos en el mercado, evaluó
meses atrás el entonces embajador de Brasil en Londres y presidente de la
APPC, Sergio Amaral, hoy ministro de Desarrollo, Industria y Comercio
Exterior.
Pero el deterioro social afecta a todas las áreas productoras en el mundo,
pues la caficultura genera numerosos empleos.
En el estado de Minas Gerais, que responde por mitad de la producción
brasileña de café, la actividad emplea a dos millones de trabajadores en
forma permanente o temporal, según Argileu Martins, director técnico de la
Empresa de Asistencia Técnica y Extensión Rural, órgano gubernamental del
estado.
El impacto del desempleo se sentirá en la cosecha del próximo año, que
empieza en abril o mayo y termina en agosto o septiembre, sostuvo Martins.
Eso agravará la pobreza, ya muy severa entre los trabajadores que se
desplazan para cosechar café en áreas lejanas, una ocupación de pocos meses,
con remuneraciones rebajadas por la crisis.
En la cosecha recién concluida ya se sintió la disminución de esos
trabajadores zafrales, que proceden del norte de Minas Gerais y de otros
estados, como el meridional de Paraná, donde la caficultura fue destruida
por heladas, dijo Aparecida do Lago Vieira, directora de la Federación de
Trabajadores Rurales en la zona cafetera de Minas Gerais.
Pero 49 por ciento del café de Minas Gerais es producido por pequeños
agricultores, en propiedades de hasta 100 hectáreas, que logran producir a
un costo de 25 a 45 dólares por saco, contra 70 en las grandes haciendas,
observó Martins. El uso de la mano de obra familiar explica la diferencia.
Sin planes salvadores, la caficultura en Brasil y en otros países tendrá que
afrontar sus desafíos, luchando por un sostén financiero en momentos de
desequilibrio para no perder los cafetales competitivos, pero haciendo
también un esfuerzo para aumentar la productividad y el consumo, en especial
en los países productores.
Nello
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