Dopo la vittoria dei sandinisti nelle elezioni municipali in Nicaragua
(compresa la capitale Managua), invio i seguenti aggiornamenti:
Saluti di pace da Cristiano Morsolin
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Managua come
Miami
Anche in Nicaragua infuria il riconteggio dei voti GIANNI BERETTA - Il MANIFESTO 19/11/2000 L'ampia affermazione dei sandinisti nelle elezioni municipali della
scorsa settimana in Nicaragua, com'era da immaginarsi, non è stata presa
bene al dipartimento di stato Usa, il sottosegretario di stato per l'America
latina, Peter Romero, ha fatto sapere che "l'eventuale ritorno del partito
sandinista al governo non sarebbe una buona cosa; ma dovremmo accettarlo se
ottenuto democraticamente". Se questo è il parere di un funzionario
dell'amministrazione democratica, figuriamoci se fosse confermato il
repubblicano George Bush Jr. alla Casa bianca. Basta ricordare che la bruciante
sconfitta elettorale dei sandinisti del febbraio del '90 avvenne proprio quando
era presidente George Bush Sr.; il quale (oltre agli errori interni dello stesso
Fronte sandinista) raccolse i frutti dei suoi due nefasti mandati di
"guerra di bassa intensità" con Ronald Reagan. C'è da
scommettere che Bush figlio, checché se ne dica del suo presunto
disinteresse per la politica estera, farà di tutto per impedire che i
sandinisti, pur annacquati e orfani del campo socialista, ritornino al potere
nel suo "cortile di casa", nelle elezioni presidenziali di fine anno
prossimo. E flussi di quattrini (magari non della portata di quando Washington
foraggiava anche illegalmente i contras), riprenderanno la strada di Managua,
non per finanziare la dovuta ricostruzione dalle macerie della guerra (che non
è mai avvenuta), ma per sovvenzionare l'ennesimo burattino di turno. E
che fine faranno poi i 900 milioni di dollari che un tardivo Bill Clinton aveva
messo (sotto mille condizioni) a disposizione lo scorso anno per i paesi
Centroamericani devastati dall'uragano?
Già in questi giorni, quasi a copiare, se cene fosse bisogno, in maniera ancor più farsesca la Florida, il corrotto apparato governativa dell'impresentabile presidente Arnoldo Aleman sta boicottando la certificazione dei risultati finali delle consultazioni amministrative, e pretende la riconta dei voti per sopravanzare il Fronte o il redivivo Partito conservatore di alcune località. La gestione scandalosa dell'ultradestra, culminata sotto gli occhi di tutti nel maneggio furfantesco degli aiuti internazionali per l'uragano Mitch, ha fatto precipitare il Partito liberal-costituzionalista di Aleman (fondato dal dittatore Somoza e al primo test elettorale da che nel '96 assunse la presidenza) al terzo posto. Certo il futuro presidente degli Stati uniti troverebbe il suo compito facilitato se, come ha fatto sapere subito dopo il successo amministrativo, l'ex presidente del Nicaragua e segretario generale del Fronte sandinista) Daniel Ortega si ripresenterà per l'ennesima volta come candidato. Il sempiterno segretario generale del Fronte sandinista (lo è di fatto dal 1979) si è detto "pronto per il ritorno al potere". Ma anche all'interno del gruppo dirigente del Fronte, dove sono rimasti praticamente solo i cosiddetti "ortodossi", emerge la consapevolezza che questa vittoria nelle municipali si deve sostanzialmente ai clamorosi demeriti di Aleman e alla rottura del fronte delle destre. E che se non si penserà a un candidato diverso, Ortega rischierà di essere sconfitto per la terza volta consecutiva. Non è un caso che lo scarto più netto a favore dei sandinisti (con il 44% dei suffragi) si sia registrato nella capitale Managua, dove l'imprenditore Berty Lewites, ex ministro del turismo durante la rivoluzione, si è presentato come indipendente, dopo aver preso le distanze anni fa dalla gestione verticista e settaria di Ortega e di Tomas Borge. In questo modo il Fronte avrebbe ben più chance il prossimo anno per riconquistare il voto e il sostegno attivo del dissenso sandinista (i cosiddetti "rinnovatori") e di quei settori moderati la cui alleanza portò alla cacciata di Somoza. * * * Servicio Informativo
"alai-amlatina" * * *
EL FSLN ANTE LA DISYUNTIVA Gioconda Belli - Managua El ambiente que percibí al recorrer las calles de Managua al día siguiente de las elecciones municipales, el pasado 6 de Noviembre, me hizo recordar el día después de la derrota electoral del FSLN, el 26 de Febrero de 1990. Se respiraba ese mismo aire de ciudad en acecho, de pueblo jugando a desaparecer, aún cuando esta vez se tratara de una victoria sandinista. No sé si es que los nicaragüenses no acabamos de creer en la libertad que nos hemos ganado para elegir por la vía del sufragio, y tememos aún que nos cobren la sinceridad. O si de lo que se trata este silencio es del temor que hemos acumulado los unos para con los otros en una sociedad donde la arbitrariedad tiene aún amplio margen de maniobra. Pero tendríamos que ser ciegos para no ver que avanzamos. Por primera vez, los nicaragüenses elegimos autoridades muncipales en una elección separada de la elección presidencial. Y por segunda vez en la historia del país, el partido en el poder acepta -aunque sea a regañadientes- la voluntad popular que le es desfavorable. El FSLN ganó no sólo la Alcaldía de Managua, sino las alcaldías de las principales cabeceras departamentales del país. Trece en el último conteo. Ante este revés tan contundente, el Partido Liberal, no ha perdido tiempo en buscar chivos expiatorios. El Presidente Alemán acusó al Partido Conservador. Liberales de filas acusan a Alemán de no castigar ejemplarmente los casos de flagrante corrupción de sus funcionarios. Pero quien quiera encontrar la raíz del rechazo de los nicaragüenses al actual partido gobernante, haría bien en darle una mirada a la manera en que se han venido a pique las condiciones de vida de los nicaragüenses más pobres. En 1990, a pesar de guerras y desgracias, en términos de indicadores de desarrollo humano de las Naciones Unidas, Nicaragua ocupaba el 85 lugar en una lista de 175 países. Actualmente ocupa el puesto 124. O sea que se ha reducido la esperanza de vida de la población, ha aumentado el analfabetismo, la mortalidad infantil. Somos el segundo país con la mortalidad materna más alta en América Latina. Las epidemias se vuelven más feroces cada año, el sistema de salud está seriamente deteriorado, han subido los precios de los servicios básicos. "Obras, no palabras", el lema del gobierno liberal, se refiere a pistas anchas para quienes tienen automóviles (para los pobres no se han hecho siquiera cruces peatonales), estatuas de santos en cada rotonda, luces en la carretera que conduce a la casa del presidente, fuentes que cantan y bailan, centros comerciales, hoteles. El país ha progresado, el PIB ha subido, pero esto sólo lo palpa y disfruta la cúpula de la pirámide social. Los pobres no sólo han seguido siendo pobres, sino que se han pauperizado. Duramente castigados por fenómenos naturales: Mitch, Keith y terremotos, han visto que mientras ellos sufren, los funcionarios corruptos se enriquecen con impunidad. Ahora no sólo la naturaleza y el desempleo los amenazan, sino también los delincuentes, las pandillas engrosadas por sus propios hijos, o sus hijas obligadas a prostituirse. Ante este panorama, el sandinismo sabía que tenía una nueva opción de poder. No sólo por ser el partido de oposición más grande, sino por sus antecedentes revolucionarios, sus raíces populares, y su tendido organizativo. Como sandinista que he sido, no lamento en lo absoluto esta victoria del FSLN. Al contrario, quiero creer que este nuevo voto de confianza del pueblo, las muestras de conciliación de la empresa privada, la presencia de Herty Lewites en la Alcaldía de Managua y su compromiso con la autonomía de su función, conducirán a la dirigencia del FSLN a reconocer las bondades de un proceso de apertura. No hay duda que la situación del FSLN en Managua habría sido muy distinta si, como en 1996, Carlos Guadamuz hubiera sido el candidato a alcalde. Por mucho que contara con el respaldo del FSLN y hasta de Radio Ya, Guadamuz sólo habría obtenido los "votos duros" del sandinismo. Su imagen, su personalidad, le habrían impedido crecer en el electorado. El mismo caso sucedería si de nuevo Daniel Ortega se lanza como candidato a la presidencia por el FSLN. Contrario a lo que él parece pensar, según sus últimas declaraciones, esta victoria sandinista es la prueba de que, para volver a reposicionarse frente al pueblo como un partido ganador, el Frente requiere no sólo un discurso unitario, sino figuras que le den credibilidad a este discurso, como fue el caso de Herty Lewites. Este triunfo electoral, no hay que engañarse, no es hijo del pacto, sino de la apertura. De haber el Secretario General del FSLN permitido la democratización interna, la renovación y el cambio de guardia dentro del partido desde los primeros años de los noventa, el sandinismo no tendría que haber caído en los vicios de un pacto para quitar de en medio a sus competidores; ni habría sentido la necesidad de partidizar y arriesgar la institucionalidad de los poderes del estado para fiscalizar los procesos electorales y el manejo de los fondos públicos. Es lamentable que haya sido más fácil pactar con los adversarios políticos que ceder ante los compañeros. Esperamos que si la derrota no sirvió para aprender esta lección, la victoria quizás sí sirva. Quizás sea la prueba que le hacía falta a la dirigencia del Frente para darse cuenta de que para proclamar nuevos tiempos, hacen falta nuevas caras. Y que quienes proponen recambios de liderazgos merecen ser oídos, no vilipendiados. Si el Frente Sandinista se presentara con nuevos candidatos, unitarios, a la presidencia, estas elecciones pueden considerarse un buen augurio para ese partido en el 2001. Pero si la candidatura de Daniel Ortega es inevitable como parece, es de esperar que el voto se polarice. El espacio de crecimiento para una tercera fuerza, según lo arrojan estas elecciones, podría estar dado por el 40% de abstención y el 25% de votos al Partido Conservador en Managua. El número coincide con el porcentaje de indecisos que arrojaban las encuestas pre- electorales. Es un porcentaje sustancial. Hay que meditar antes de hacer pintas de "ganó Daniel" en las paredes. Habrá que ver si la oportunidad que la historia ofrece la dilapidará él o la ganará el Frente Sandinista. ____________________________________________________ Servicio Informativo alai-amlatina Agencia Latinoamericana de Informacion INTERNET: info@alai.ecuanex.net.ec URL: http://alainet.org ____________________________________________________ UN INTERVENTO DI GIULIO VITTORANGELI SU
NONVIOLENZA E RIVOLUZIONE SANDINISTA [Ringraziamo di cuore Giulio Vittorangeli per questo intervento; e cogliamo l'occasione per segnalare che sono in corso alcune importanti campagne di solidarieta' concreta con il popolo nicaraguense promosse dall'associazione Italia-Nicaragua di Viterbo di cui Giulio è l'infaticabile animatore] Nel primo incontro nazionale della Rete di Lilliput (Marina di Massa 6/7/8 Ottobre 2000), Alex Zanotelli sosteneva che la nonviolenza attiva e' stata inventata non da Gandhi ma da Gesu'. Quello che e' certo, e' che il tema violenza-nonviolenza torna drammaticamente d'attualita' ogni qualvolta si ripropone lo scontro drammatico tra aggredito ed aggressore, tra oppresso e oppressore, tra vittima e carnefice. Ogni qualvolta si pone il problema della solidarieta' concreta, del sostegno, alla lotta dei piu' deboli. Basta guardare gli avvenimenti drammatici di queste settimane nei territori palestinesi. Quanto sia stretta la strada per una soluzione nonviolenta del conflitto nel riconoscimento del diritto di ciascun popolo alla liberta' e ad un proprio stato; quando, come in questo momento, il dialogo sembra impossibile e ogni capacita' di comprensione sembra svanire. Personalmente, il primo incontro diretto con la nonviolenza e' stato nel movimento pacifista degli anni '80. Quasi contemporaneamente, questo "incontro" era messo alla prova dalla rivoluzione vittoriosa in Nicaragua il 19 luglio 1979. Inevitabilmente, il tema di questa riflessione deriva da quella che e' stata la mia esperienza di solidarieta' (in particolare nell'Associazione Italia-Nicaragua) con la rivoluzione popolare sandinista. Inoltre, in queste brevi considerazioni ho attinto a piene mani dalle analisi sul sandinismo, di una lucidita' straordinaria, di Giulio Girardi. Come non ricordare quel libro fondamentale del 1986: Sandinismo, marxismo, cristianesimo: la confluenza. Quando trionfa la rivoluzione nel '79, (dopo l'evento straordinario della rivoluzione cubana), l'intera America Latina ribolliva di fronte alla poverta' crescente e spaventosa, ed anche forti gruppi cattolici - con preti e vescovi - si schieravano decisamente dalla parte dei poveri: si sviluppavano le comunita' di base e con esse la teologia della liberazione. Cosi' la rivoluzione nicaraguense era la prima rivoluzione della storia realizzata con la partecipazione attiva e l'alleanza tra avversari storici, come erano stati per mezzo secolo i cristiani ed i marxisti. Il governo sandinista comprendeva anche i famosi ministri-sacerdoti, quali Miguel D'Escoto, Ministro degli Esteri, o Ernesto Cardenal (monaco trappista e poeta) Ministro della Cultura. Lo stesso Tomas Borge, prendendo la parola in occasione di un seminario delle chiese evangeliche, diceva: "La rivoluzione e' fatta per tutti gli uomini, ma anche, con l'opera di Cristo, specialmente per i piu' poveri. La nostra rivoluzione e' stata fatta per affermare i diritti degli umili e dei poveri; e non c'e' dubbio che Cristo mori' crocefisso per i poveri, per quelli stessi per i quali noi siamo disposti a dare le nostre vite e il nostro sangue". Si assisteva alla grande novita' del ruolo giocato dal cristianesimo all'interno di un progetto rivoluzionario, riassunto nello slogan "entre cristianismo y revolucion no hay contradicion"; ed era la prima volta della Teologia della liberazione in America latina. Tutto questo, portava con se' il problema dell'uso delle armi e della nonviolenza. Pensiamo alla parole di Ernesto Cardenal: "Coloro che si univano a questa lotta lo facevano pensando soprattutto di dare la vita. Io ho conosciuto moltissimi di questi giovani combattenti e alcuni di essi sono stati formati da me nella comunita' di Solentiname. E posso dire che essi presero le armi per amore, perche' volevano un paese colmo di scuole, ospedali e luoghi per l'infanzia, senza analfabetismo e senza mendicanti e sfruttamento. In Nicaragua abbiamo visto nelle citta' che insorgeva tutto un popolo che poneva in pratica il Vangelo offrendo la propria vita gli uni per gli altri". (In particolare ci riferiamo ad Ernesto Cardenal, Il Vangelo a Solentiname, Cittadella Editrice). Anche Giulio Girardi ricordava: "L'opzione etica, politica e geopolitica per gli oppressi come soggetto era allora l'anima della rivoluzione popolare sandinista e l'asse della confluenza tra sandinismo, marxismo e cristianesimo. Considerare l'opzione per gli oppressi come anima della rivoluzione recava con se' anche una opzione strategica. Cioe' che se la rivoluzione aveva dovuto ricorrere alle armi per spezzare la violenza schiacciante della dittatura, l'asse della sua strategia non era la forza delle armi, bensi' la forza del diritto, la giustizia, la solidarieta', l'amore. Solo una strategia nonviolenta, proclamava il sandinismo, poteva fondare una societa' non violenta e contribuire alla gestazione di una civilta' alternativa". Ricordiamo la "generosita' della rivoluzione" con i suoi nemici: abolizione della pena di morte e dell'ergastolo. Cosi' come la campagna di alfabetizzazione, orientata a promuovere i poveri dal paese come soggetti della nuova storia. In un mondo connotato dalla contrapposizione tra cristianesimo e marxismo, cristiani e marxisti lottavano uniti affinche' i poveri del Nicaragua e del mondo si affermassero come soggetti; affinche' i valori di solidarieta' e giustizia ispirassero la nuova civilta'. Tanto che nei primi anni dopo il trionfo rivoluzionario era divenuto un assioma pressoche' universale la definizione del Nicaragua come la "speranza nuova". Questa fu il titolo ricorrente di libri ed articoli, il tema di conversazioni ed incontri in Nicaragua ed in tutto il mondo. Vero e' che, prima del Nicaragua sandinista, la relazione tra strategia liberatrice armata e nonviolenza era stata la diffidenza e la polemica. Per i rivoluzionari, il discorso nonviolento copriva la violenza del sistema e, pertanto, non reagiva in modo efficace, contro di essa. La critica era verso chi considerava normale la violenza dei piu' forti e demonizzava la violenza dei piu' deboli. Per i nonviolenti, i rivoluzionari opponevano alla violenza vigente un'altra forma di violenza e di conseguenza non riuscivano a cambiare profondamente le cose perche' mezzi violenti potevano solo generare nuove situazioni di violenza. Una contrapposizione radicale che, prima del sandinismo, ha impoverito il loro impatto trasformatore della storia. Il Nicaragua invece apriva tra le due tradizioni un dialogo e una fecondazione reciproca. Certo molte cose sono cambiate in questi ultimi dieci anni: il sandinismo e' stato sconfitto, di rivoluzionari se ne vedono ben pochi in giro, e la violenza e' diventata un sistema mondiale che tutto domina, e si e' completamente dispersa e dimenticata, all'interno del movimento eco-pacifista, tutta quella ricca riflessione che sulla nonviolenza la rivoluzione nicaraguense aveva avviato dal luglio 1979. Basta osservare l'impotenza, la confusione e la superficialita' di cui e' preda oggi il movimento di solidarieta' con il popolo palestinese. C'e' chi e' disposto a perdonare tutto, anche il linciaggio di Ramallah; e chi, dalla parte opposta, chiede e pretende dai palestinesi delle azioni rigorosamente nonviolente; o peggio ancora, chi preferisce non schierarsi, tirarsi fuori da ogni violenza, e' successo cosi' anche nei confronti del Nicaragua sandinista: certo, non ci si sporca le mani, certo non si corre il rischio di amare delusioni, ma intanto quelli muoiono davvero. A me sembra che l'appello della "Rete internazionale Donne in nero contro la guerra" del 13 ottobre 2000, quello dell'Associazione per la pace "Se non ora, quando?", la stessa lettera del Centro di ricerca per la pace di Viterbo dell'11 ottobre 2000, contengano piu' di una indicazione ed una riflessione sul nostro agire, per ridare senso ad una solidarieta' internazionale "tenerezza dei popoli". "Se la nostra politica fa si' o puo' far si' che un soldato in uniforme prenda di mira con il suo fucile un ragazzino di dieci anni, anche se poi quel soldato non spara, vuol dire che si tratta di una politica sbagliata che deve essere respinta con disgusto e cambiata. La discussione sui torti e le ragioni e', a questo punto, irrilevante. Ci sono situazioni assolute che niente al mondo puo' rendere relative. Un soldato armato a confronto con un ragazzino e' una di queste situazioni" (Mario Weinstein - da: Ettore Masina, Un inverno al Sud, Marietti, Genova 1993). Tratto da 25/10/2000
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