[Latina] I: [ATTAC] INFORMATIVO XV.37 - La dignidad del trabajo



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Inviato: lunedì 11 maggio 2015 15:00
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Oggetto: [ATTAC] INFORMATIVO XV.37 - La dignidad del trabajo

 

 

 

La dignidad del trabajo

Mundo

LA DIGNIDAD DEL TRABAJO. Un texto de Eduardo Galeano, para recordar al recientemente fallecido escritor, integérrimamente comprometido con las buenas causas de todos los pueblos del mundo.

EMPUJARLOS AL MAR. Europa está acostumbrada a tirar gente al mar, al igual que hizo durante siglos de esclavitud. Lo que el teólogo alemán Franz Hinkellammert llama con razón “genocidio estructural” se inscribe en una larga enfermedad europea que nos ha podrido el alma hasta el punto de que podemos empujarlos al mar y luego irnos a Malta en un crucero .

LA CULTURA CAPITALISTA ES ANTI-VIDA Y ANTI-FELICIDAD La demolición teórica del capitalismo como modo de producción comenzó con Karl Marx y fue creciendo a lo largo de todo el siglo XX con el surgimiento del socialismo. Para realizar su propósito principal de acumular riqueza de forma ilimitada, el capitalismo agilizó todas las fuerzas productivas disponibles. Pero, desde el principio, tuvo como consecuencia un alto costo: una perversa desigualdad social.

Latinoamérica

ARGENTINA. AGROTÓXICOS. UN PUEBLO DE ENTRE RÍOS EN ALERTA: CASI LA MITAD DE SU POBLACIÓN MUERE POR CÁNCER La fuerte movilización de habitantes que denuncian que casi la mitad de su población muere por cánceres generados presumiblemente por los agrotóxicos, motivó que el municipio entrerriano de San Salvador convocara a especialistas de las universidades de Rosario y de La Plata para realizar un estudio epidemiológico-ambiental, con científicos encuestando vecinos casa por casa y tomando muestras de aire, tierra y agua.

LA SIEMBRA DE CÁNCER EN CHILE En su carta a las autoridades, RAP-Chile urgió a la Presidenta Michelle Bachelet a mostrar su voluntad política de marcar un giro hacia una agricultura sustentable, sana y libre de tóxicos, como ha sido demandado por las comunidades y organizaciones campesinas, las organizaciones sociales, ambientales y de consumidores.

"EN LA ARGENTINA HAY DESNUTRICIÓN A PATADAS" " Queda bien decir que hay malnutrición porque nadie quiere decir que hay desnutrición. La realidad es ésa. Ésta debe ser una cuestión de prioridad política", dice Abel Albino, cansado de que se esconda esta realidad debajo de la alfombra.


Mundo

LA DIGNIDAD DEL TRABAJO

Eduardo Galeano

4“No se asusten, empezaré diciendo “seré breve”, pero esta vez es verdad. Y es verdad porque yo estoy empeñado en una inútil campaña contra la “inflación palabraria” en América Latina, que yo creo que es más jodida, más peligrosa que la inflación monetaria, pero se cultiva con más frecuencia. Y porque además lo que voy a hacer es leer para ustedes un mosaico de textos breves previamente publicados en revistas, periódicos, libros. Pero no reunidos como ahora en una sola ocasión, reunidos en torno a una pregunta que me ocupa y me preocupa como –estoy seguro– a todos ustedes, que es la pregunta siguiente: ¿los derechos de los trabajadores son ahora un tema para arqueólogos? ¿Sólo para arqueólogos? ¿Una memoria perdida de tiempos idos? Este en un mosaico armado con textos de Berni trabajadores diversos que se refieren todos –sin querer queriendo, yendo y viniendo entre el pasado y el presente – a esta pregunta más que nunca actualizada: ¿“Los derechos de los trabajadores” es un tema para arqueólogos? Más que nunca actualizada en estos tiempos de crisis, en los que más que nunca los derechos están siendo despedazados por el huracán feroz que se lleva todo por delante, que castiga el trabajo y en cambio recompensa la especulación, y está arrojando al tacho de la basura más de dos siglos de conquistas obreras.

La tarántula universal

Ocurrió en Chicago en 1886. El 1º de mayo, cuando la huelga obrera paralizó Chicago y otras ciudades, el diario Philadelphia Tribune diagnosticó: “El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate”. Locos de remate estaban los obreros que luchaban por la jornada de trabajo de ocho horas y por el derecho a la organización sindical. Al año siguiente, cuatro dirigentes obreros, acusados de asesinato, fueron sentenciados sin pruebas en un juicio mamarracho. Se llamaban George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons y Auguste Spies; marcharon a la horca mientras el quinto condenado (Louis Lingg) se había volado la cabeza en su celda.

Cada 1º de mayo el mundo entero los recuerda.

Dicho sea de paso, les cuento que estuve en Chicago hace unos siete u ocho años, y les pedí a mis amigos que me llevaran al lugar donde todo esto había ocurrido, y no lo conocían. Entonces me di cuenta de que en realidad esto, esta ceremonia universal – la única fiesta de veras universal que existe –, en Estados Unidos no se celebraba; o sea, era en ese momento el único país del mundo donde el 1 de mayo no era el Día de los Trabajadores. En estos últimos tiempos eso ha cambiado, recibí hace poco una carta muy jubilosa de estos mismos amigos contándome que ahora había en ese lugar un monolito que recordaba a estos héroes del sindicalismo, que las cosas habían cambiado y que se había hecho una manifestación de cerca de un millón de personas en su memoria por primera vez en la historia. Y la carta terminaba diciendo : “Ellos te saludan”. Chaplin

Cada 1º de mayo el mundo recuerda a esos mártires, y con el paso del tiempo las convenciones internacionales, las constituciones y las leyes les han dado la razón. Sin embargo, las empresas más exitosas siguen sin enterarse. Prohíben los sindicatos obreros y miden las jornadas de trabajo con aquellos relojes derretidos de Salvador Dalí.

Una enfermedad llamada “trabajo”

En 1714 murió Bernardino Ramazzini. Él era un médico raro, un médico rarísimo, que empezaba preguntando: “¿En qué trabaja usted?”. A nadie se le había ocurrido que eso podía tener alguna importancia. Su experiencia le permitió escribir el primer Tratado de Medicina del Trabajo, donde describió – una por una – las enfermedades frecuentes en más de cincuenta oficios. Y comprobó que había pocas esperanzas de curación para los obreros que comían hambre, sin sol y sin descanso, en talleres cerrados, irrespirables y mugrientos. Mientras Ramazzini moría en Padua, en Londres nacía Percivall Pott. Siguiendo las huellas del maestro italiano, este médico inglés investigó la vida y la muerte de los obreros pobres. Y entre otros hallazgos, Pott descubrió por qué era tan breve la vida de los niños deshollinadores. Los niños se deslizaban desnudos por las chimeneas, de casa en casa, y en su difícil tarea de limpieza respiraban mucho hollín. El hollín era su verdugo.

Desechables

Más de 90 millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Walmart. Sus más de 900 mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. Y más, el fundador de Walmart, Sam Walton, recibió en 1992 la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos.

Uno de cada cuatro adultos norteamericanos y nueve de cada diez niños engullen en McDonald's la comida plástica que los engorda. Los trabajadores de McDonald's son tan desechables como la comida que sirven. Los pica la misma máquina. Tampoco ellos tienen el derecho de sindicalizarse.

En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actúan, las empresas Intel, Motorola, Texas Instruments y Hewlett-Packard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró unión free (libre de sindicatos) el sector electrónico. Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las 190 obreras que murieron quemadas vivas en Tailandia en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesame Street, Bart Simpson, la familia Simpson y los Muppets.

En sus campañas electorales del año 2000, los candidatos Bush y Gore coincidieron en la necesidad de seguir imponiendo en el mundo el modelo norteamericano de relaciones laborales. “Nuestro estilo de trabajo” – como ambos lo llamaron – es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta.

La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike en Indonesia tenga que trabajar 100 mil años para ganar lo que gana en un año – 100 mil años para ganar lo que gana en un año – un trabajador de su empresa en los Estados Unidos. Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras o instrumentos de alta tecnología, además de producir como antes caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial.

Desde 1919 se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y los Estados Unidos… 14. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contaminar a su antojo. Paradójicamente, este país que no reconoce más ley que la ley del trabajo… no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley, es el que dice que ahora no habrá más remedio que incluir cláusulas sociales y de protección ambiental en los Acuerdos de Libre Comercio. ¿Qué sería de la realidad, no? ¿Qué sería de ella sin la publicidad que la enmascara? Estas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la virtud con cargo al rubro “relaciones públicas”, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos partidarios, abogados, del salario de hambre, el horario de goma y el despido libre.

Desde que Ernesto Zedillo dejó la Presidencia de México, pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países, y además encabeza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes. En idioma “tecnocratés”, se indigna contra lo que llama “la imposición de estándares homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales”; traducido, eso significa “olvidemos de una buena vez toda la legislación internacional que todavía protege más o menos, menos que más, a los trabajadores”. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud, pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: “Para competir hay que exprimir los limones”, y no es necesario aclarar que él no trabaja de limón en el reality show del mundo de nuestro tiempo. Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos y “ yo no fui, yo no fui ”.

En la industria posmoderna el trabajo ya no está concentrado, así es en todas partes, y no sólo en la actividad privada. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota; de cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa; de los 81 obreros de Petrobras muertos en accidentes de trabajo a fines del siglo XX, 66 estaban al servicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad.

A través de 300 empresas contratistas, China produce la mitad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En China sí hay sindicatos, pero obedecen a un Estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra. “Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social para asegurar un clima favorable a los inversores”, explicó Bo Xilai, alto dirigente del Partido Comunista Chino.

El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden, a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por tantos años de dolor y de lucha.

Las plantas maquiladoras de México, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman sweatshops (“talleres del sudor”), crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están en negro, sin ninguna protección legal; nueve de cada diez nuevos empleos en toda América Latina corresponden al llamado “sector informal”, un eufemismo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. ¿La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida?

En el mundo del revés, la libertad oprime. La libertad del dinero exige trabajadores presos, presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El Dios del mercado amenaza y castiga, y bien lo sabe cualquier trabajador en cualquier lugar. El miedo al desempleo que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, eso hoy por hoy es la fuente de angustia más universal de todas las angustias.

¿Quién está a salvo del pánico, de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un obstáculo interno, para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que “hemos eliminado los obstáculos internos”? Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide el mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.

Un raro acto de cordura

En 1998, Francia dictó la ley que a 35 horas semanales el horario de trabajo. Trabajar menos, vivir más. Tomás Moro había soñado en su Utopía pero hubo que esperar cinco siglos para que por fin una nación se atreviera a cometer semejante acto de sentido común. Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las máquinas si no es para reducir el tiempo de trabajo y ampliar nuestros espacios de libertad? ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que regalarnos desempleo y angustia? Por una vez, al menos, hubo un país que se atrevió a desafiar tanta sinrazón. Pero, pero… poco duró la cordura. La ley de las 35 horas murió a los diez años.

Este inseguro mundo

Hoy, vale la pena advertir que no hay en el mundo nada más inseguro que el trabajo. Cada vez son más y más los trabajadores que despiertan cada día preguntando: “¿Cuántos sobraremos, quién me comprará?”. Muchos pierden el trabajo, y muchos pierden, trabajando, también la vida. Cada 15 segundos muere un obrero asesinado por eso que llaman “accidentes de trabajo”.

La inseguridad pública es el tema preferido de los políticos, que desatan la histeria colectiva en cada elección. “¡Peligro, peligro – proclaman – en cada esquina acecha un ladrón, un violador, un asesino!”. Pero esos políticos jamás denuncian que trabajar es peligroso. Y es peligroso cruzar la calle, porque cada 25 segundos muere un peatón asesinado por eso que llaman “accidentes de tránsito”. Y es peligroso comer, porque quien está a salvo del hambre puede sucumbir envenenado por la comida química. Y es peligroso respirar, porque en las ciudades, en las grandes ciudades, el aire es… el aire puro es como el silencio: un artículo de lujo. Y también es peligroso nacer, porque cada 3 segundos muere un niño que no ha llegado vivo a los cinco años de edad.

Una historia real para acabar (se me fue la mano con las teorías), un par de cosas que tengan más que ver con la realidad de carne y hueso, como la historia de Maruja. El 30 de marzo, Día del Servicio Doméstico, no viene mal contar la breve historia de una trabajadora de uno de los oficios más ninguneados del mundo. Maruja no tenía edad. De sus años de antes, nada decía; de sus años de después, nada esperaba. No era linda ni fea ni más o menos, caminaba arrastrando los pies, empuñando el plumero o la escoba o el cucharón. Despierta, hundía la cabeza entre los hombros. Dormida, hundía la cabeza entre las rodillas. Cuando le hablaban, miraba al suelo, como quien cuenta hormigas. Había trabajado en casas ajenas desde que tenía memoria. Nunca había salido de la ciudad de Lima, nunca. Mucho trajinó de casa en casa, y en ninguna se hallaba. Por fin, por fin, encontró un lugar donde fue tratada como si fuera persona. A los pocos días, se fue. Se estaba encariñando.

*Texto leído en la sesión magistral de clausura de la VI Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, llevada a cabo del 6 al 9 de noviembre de 2012 en la Ciudad de México. (Fragmento)

EMPUJARLOS AL MAR

Europa está acostumbrada a tirar gente al mar, al igual que hizo durante siglos de esclavitud

Santiago Alba Rico

6Frente a la hipocresía y la indiferencia, apetece y hasta se impone ser un poco demagógicos. Digamos la verdad: Europa está acostumbrada a tirar gente al mar. Lo hizo durante siglos en el marco del rentabilísimo comercio de esclavos del que participaron todas las grandes naciones que dan hoy lecciones de humanidad y democracia al resto del mundo. El antropólogo Fernando Ortiz recordaba en uno de sus libros la cifra: en 1825 se calculaba que cada año los negreros clandestinos arrojaban al océano 3.000 esclavos vivos, bien para escapar de las patrullas, bien para desprenderse de la mercancía defectuosa. Muchos más habían muerto antes, durante el acarreo por el continente africano o durante la espera en los barracones del puerto.

En 1818, cuando se prohibió el tráfico al tiempo que se mantenía la esclavitud (¡igual que hoy!), el muy católico rey español Fernando VII justificaba la medida diciendo que ya no hacía falta trasladar a América a los africanos para civilizarlos porque la empresa colonial iba a ocuparse de civilizarlos en sus propios países de origen. Seguimos civilizándolos en sus países de origen, seguimos seleccionando mano de obra barata, seguimos prohibiendo el tráfico y seguimos arrojándolos al mar. La gran escritora negra Toni Morrison emitió hace años el veredicto: “No puedes hacer eso durante cientos de años y no pagar un peaje. (Los europeos) tenían que deshumanizar no sólo a los esclavos, sino a sí mismos. Tenían que reconstruir todo para hacer que el sistema pareciera verdadero. Hizo que todo fuera posible en la segunda guerra mundial. Hizo que la primera guerra mundial fuera necesaria. Racismo es la palabra que utilizamos para englobar todo esto”. Lo que el teólogo alemán Franz Hinkellammert llama con razón “genocidio estructural” se inscribe en una larga enfermedad europea que nos ha podrido el alma hasta el punto de que podemos empujarlos al mar y luego irnos a Malta en un crucero.

Son más de mil muertos en una semana; más de 20.000 en los últimos 15 años. Cifras parciales, engañosas, que no censan el fondo de los mares. No estoy dispuesto a negar la responsabilidad de los traficantes que explotan la desesperación de los humanos; tienen la misma que los negreros del siglo XIX y mantienen con el sistema neocolonial europeo la misma relación de dependencia y funcionalidad. Tampoco estoy dispuesto a negar la responsabilidad de los que alquilan un centímetro de azar en estas barcas de Caronte. Hasta el más desgraciado de los humanos puede decidir su destino; pero hasta el más desgraciado de los humanos tiene derecho a elegir un destino mejor sin jugarse la vida. ¿De qué son responsables? Su crimen, como dice Juan Goytisolo, es “su instinto de vida y el ansia de libertad”, ese átomo de libertad que emplean en huir de la guerra o de la miseria y en reivindicar su derecho a desplazarse, a trabajar, a existir sin pedir limosnas o disculpas.

Hemos visto la respuesta de nuestros gobiernos y nuestros políticos. Hay dos. Una, la hipocresía: se lamentan las muertes y se exhibe contrición mientras se refuerza Frontex y la operación Tritón; es decir, mientras se multiplican los medios, como Fernando VII, para “civilizar” en origen a los africanos y destruir las barcas de los traficantes. Ya sabemos lo que eso significa y las consecuencias que traerá: apoyar dictaduras y justificar intervenciones que generarán más frustración, más miseria, más guerras, más yihadismo, en un circuito de retroalimentación del que sólo se benefician los más poderosos, los más ricos y los más injustos.

La otra respuesta es el cinismo de los partidos e intelectuales de ultraderecha que echan levadura a la enfermedad europea con un desprecio explícito hacia esos miles de personas que, según la propaganda de la Liga Norte, buscarían unas “vacaciones pagadas” en Europa y por los que no debemos sentir ninguna piedad o consideración.

Los cínicos al menos no mienten. Porque cinismo e hipocresía forman parte del mismo sistema y se retroalimentan. La hipocresía, con sus leyes migratorias, nutre el cinismo de los otros y acabará por poner los gobiernos europeos en sus manos. Históricamente ha sido siempre así: los hipócritas, con tal de no hacer lo que dicen, acaban cediendo el poder a los cínicos y sus crímenes desnudos. Los “civilizados europeos” han sido siempre la antesala de nuestros propios bárbaros. ¿No hay ninguna alternativa a la hipocresía y el cinismo? Es así de simple: o Declaración de los Derechos Humanos o declaración de guerra. Nos guste o no, van a seguir viniendo. ¿Por qué –por qué – nos gustamos tanto?

Fuente original: https://www.diagonalperiodico.net/global/26571-empujarlos-al-mar.html

 

LA CULTURA CAPITALISTA ES ANTI-VIDA Y ANTI-FELICIDAD

Leonardo Boff

8La demolición teórica del capitalismo como modo de producción comenzó con Karl Marx y fue creciendo a lo largo de todo el siglo XX con el surgimiento del socialismo.

Para realizar su propósito principal de acumular riqueza de forma ilimitada, el capitalismo agilizó todas las fuerzas productivas disponibles. Pero, desde el principio, tuvo como consecuencia un alto costo: una perversa desigualdad social. En términos ético-políticos, significa injusticia social y producción sistemática de pobreza.

En los últimos decenios, la sociedad se ha ido dando cuenta también de que no solamente existe una injusticia social, sino también una injusticia ecológica: devastación de ecosistemas enteros, agotamiento de los bienes naturales, y, en último término, una crisis general del sistema-vida y del sistema-Tierra. Las fuerzas productivas se han transformado en fuerzas destructivas. Lo que se busca directamente es dinero. Como advirtió el Papa Francisco en pasajes ya conocidos de la Exhortación Apostólica sobre la Ecología: «en el capitalismo quien manda ya no es el hombre, sino el dinero y el dinero vivo. La motivación es la ganancia... ganancia... Un sistema económico centrado en el dios-dinero necesita saquear la naturaleza para mantener el ritmo frenético de consumo que le es inherente».

Ahora el capitalismo ha mostrado su verdadera cara: estamos tratando con un sistema anti-vida humana y anti-vida natural. Y se nos plantea este dilema: o cambiamos o corremos el peligro de nuestra propia destrucción, como alerta la Carta de la Tierra.

Sin embargo, el capitalismo persiste como el sistema dominante en todo el globo bajo el nombre de macroeconomía neoliberal de mercado. ¿En qué reside su permanencia y persistencia? A mi modo de ver, reside en la cultura del capital. Eso es más que un modo de producción. Como cultura encarna un modo de vivir, de producir, de consumir, de relacionarse con la naturaleza y con los seres humanos, constituyendo un sistema que consigue reproducirse continuamente, poco importa en qué cultura venga a instalarse. Ha creado una mentalidad, una forma de ejercer el poder y un código ético. Como enfatizó Fábio Konder Comparato en un libro que merece ser estudiado A civilização capitalista (Saraiva, 2014): «el capitalismo es la primera civilización mundial de la historia» (p. 19). El capitalismo orgullosamente afirma: «no hay otra alternativa».

El ser humano no posee solamente hambre de pan y afán de riqueza; es portador de otras hambres como hambre de comunicación, de pasión amorosa, de belleza y arte, y de trascendencia, entre muchas otras.

Veamos rápidamente algunas de sus características: la finalidad de la vida es acumular bienes materiales mediante un crecimiento ilimitado producido por la explotación sin límites de todos los bienes naturales, por la mercantilización de todas las cosas y por la especulación financiera, realizado todo con la menor inversión posible, buscando obtener mediante la eficacia el mayor lucro posible dentro del más corto tiempo posible; el motor es la competencia impulsada por la propaganda comercial; el beneficiario final es el individuo; la promesa es la felicidad en un contexto de materialismo raso.

Para este propósito se apropia de todo el tiempo de vida del ser humano, no dejando espacio a la gratuidad, a la convivencia fraternal entre las personas y con la naturaleza, al amor, a la solidaridad y al simple vivir como alegría de vivir. Como tales realidades no importan en la cultura del capital, pero son ellas las que producen la felicidad posible, el capitalismo destruye las condiciones de aquello que se proponía: la felicidad. Y así no es sólo anti-vida sino también anti-felicidad.

Como se deduce, estos ideales no son propiamente los más dignos para el efímero y único paso de nuestra vida por este pequeño planeta. El ser humano no posee solamente hambre de pan y afán de riqueza; es portador de otras hambres como hambre de comunicación, de encantamiento, de pasión amorosa, de belleza y arte, y de trascendencia, entre muchas otras.

¿Pero por qué la cultura del capital se muestra así tan persistente? Sin mayores mediaciones diría: porque ella realiza una de las dimensiones esenciales de la existencia humana, aunque la elabora de forma distorsionada: la necesidad de autoafirmarse, de reforzar su yo, de lo contrario no subsiste y es absorbido por los otros o desaparece.

Biólogos e incluso cosmólogos (citemos apenas a uno de los mayores: Brian Swimme) nos enseñan que en todos los seres del universo, especialmente en el ser humano, prevalecen dos fuerzas que coexisten y se tensionan: la voluntad del individuo de ser, de persistir y de continuar dentro del proceso de la vida; para eso tiene que autoafirmarse y fortalecer su identidad, su "yo". La otra fuerza es la de integración en un todo mayor, en la especie, de la cual el individuo es un representante, constituyendo redes y sistemas de relaciones fuera de las cuales nadie subsiste.

La primera fuerza gira alrededor del yo y del individuo y origina el individualismo. La segunda se articula alrededor de la especie, del nosotros y da origen a lo comunitario y a lo societario. Lo primero está en la base del capitalismo, lo segundo, en la del socialismo.

¿Dónde reside el genio del capitalismo? En la exacerbación del yo hasta el máximo posible, del individuo y de la autoafirmación, desdeñando el todo mayor, la integración y el nosotros. De esta forma ha desequilibrado toda la existencia humana, por el exceso de una de las fuerzas, ignorando la otra.

En este dato natural reside la fuerza de perpetuación de la cultura del capital, pues se funda en algo verdadero pero concretizado de forma desmesuradamente unilateral y patológica.

¿Cómo superar esta situación que viene desde hace siglos? Fundamentalmente recuperando el equilibrio de estas dos fuerzas naturales que componen nuestra realidad. Tal vez la democracia sin fin sea la institución que hace justicia simultáneamente al individuo (al yo) pero insertado dentro de un todo mayor (nosotros, la sociedad) del cual es parte. Volveremos sobre el tema. Δ

Leonardo Boff. Teólogo de la Liberación. www.leonardoboff.com

 

Latinoamérica

ARGENTINA. AGROTÓXICOS. UN PUEBLO DE ENTRE RÍOS EN ALERTA: CASI LA MITAD DE SU POBLACIÓN MUERE POR CÁNCER

Andrea Kloster

10La fuerte movilización de habitantes que denuncian que casi la mitad de su población muere por cánceres generados presumiblemente por los agrotóxicos, motivó que el municipio entrerriano de San Salvador convocara a especialistas de las universidades de Rosario y de La Plata para realizar un estudio epidemiológico-ambiental, cuya primera etapa se cumplió la semana pasada, con científicos encuestando vecinos casa por casa y tomando muestras de aire, tierra y agua.

Según una estadística elaborada por los vecinos autoconvocados “Todos por Todos”, el 43,3 por ciento de los fallecidos entre 2010 y 2013 murieron como consecuencia del cáncer, cuando el promedio nacional oscila entre el 18 y el 20 por ciento.

Además, en lo que va del año 15 personas ya murieron como por esta patología, cuando en todo 2013 fueron solamente 19, aseguran.

“Acá está pasando algo. Lo que no hay son pruebas médicas porque hasta ahora no había científicos y autoridades que avalaran esta lucha de vecinos independientes”, aseguró a Télam Andrea Kloster, integrante de “Todos por todos” que se involucró con el tema tras la muerte de una amiga de un “tumor cerebral fulminante”, que la mató en pocos meses.

Para Kloster, la causa es medioambiental: “si estamos en un pozo, con las industrias arroceras dentro de la ciudad, y rodeados de campo, esto es inevitable. Porque si los agrotóxicos son tan dañinos, ¿cómo no te va a perjudicar?”.

“Han tirado de todo en nuestras tierras y sin protección, por ignorancia”, agregó.

“Acá está pasando algo. Lo que no hay son pruebas médicas porque hasta ahora no había científicos y autoridades que avalaran esta lucha de vecinos independientes”

Conocida como “Capital Nacional del Arroz”, San Salvador es una localidad de 13.200 habitantes del centro este de Entre Ríos.

En los últimos años, el cultivo de arroz ha perdido mucho terreno en beneficio de la soja. Y tanto uno como otro cereal requieren ser tratados con gran cantidad de pesticidas y herbicidas (con el glifosato a la cabeza), que en el campo de cultivo se pulverizan a través de aviones fumigadores o de tractores “mosquito”, que no siempre respetan la prohibición de circular sólo a partir de los 400 metros por fuera del casco urbano.

Por otro lado está el polvo blanco cargado de agroquímicos que eliminan constantemente los molinos arroceros al secar el grano -o separarlo de la cascarilla-, que los vecinos tocan y respiran.

Particularmente grave parece ser la situación en el barrio Centenario, un sector de cinco manzanas levantado en terrenos que antes ocupara una antigua pista de aterrizaje de aviones fumigadores, con sus respectivos hangares: además de cargar y lavar allí las avionetas, los vecinos aseguran que en una época se enterraban los tachos, contaminando aún más las napas.

Alertados por lo que veían a su alrededor, los vecinos comenzaron a organizar marchas a fines de 2013 que se repitieron cada siete o 15 días, hasta que obtuvieron la primer respuesta del Municipio: la conformación de una mesa ambiental.

El siguiente paso dado por las autoridades fue el encargo de un estudio epidemiológico-ambiental: entre el lunes y el miércoles de la semana pasada, un equipo de 25 personas, entre médicos y estudiantes del último año de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), encuestaron una de cada cuatro casas, indagando cuestiones como enfermedades y causas de muerte de sus habitantes en los últimos 15 años.

El coordinador del relevamiento epidemiológico y jefe de la práctica final de la carrera, Damián Vercenassi, explicó a Télam que ya se han realizado encuestas similares en otras 21 localidades de cuatro provincias.

“Lo que estamos viendo en estos lugares es un cambio en las formas de enfermar y de morir “, dijo a Télam.

Los campamentos sanitarios mostraron “un aumento de las enfermedades endocrinas, respiratorias y alérgicas”, mientras que “la causa de muerte que aparece con mayor fuerza, es el cáncer ”, aseguró.

Por su parte, el coordinador del relevamiento ambiental, el doctor en ciencias exactas y profesor de la cátedra de Química Ambiental de la Universidad de La Plata Daniel Marino, aseguró que “el vecino que vive en el lugar hace observaciones de una calidad muy importantes”, que en la mayoría de los casos terminan siendo corroboradas por los estudios científicos.

Según explicó, el relevamiento realizado con un grupo de estudiantes consistió en “ un recorrido por todo el pueblo para ver cómo es la geografía, la distribución de los galpones y de los tanques de provisión”, seguido de un monitoreo del agua de consumo, de los arroyos, las partículas dispersas en el aire y el suelo de los espacios públicos.

Antes incluso de llegar a San Salvador, ya tomaron nota de “ una gran masa de partículas sobre el pueblo”, que el equipo detectó desde la ruta, cuando ingresaba a la localidad.

Los resultados finales del diagnóstico, producto del entrecruzamiento de los datos epidemiológicos y ambientales, estarían listos en 4 a 6 meses, según explicaron ambos especialistas.

El IARC –el instituto de cáncer de la OMS- acaba de elevar el glifosato y otros cuatro plaguicidas a la categoría de cancerígenos

Resumen Latinoamericano

 

LA SIEMBRA DE CÁNCER EN CHILE

11La Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile, junto a la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina RAP-AL y a la red global Pesticide Action Network, demandaron al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet y al Servicio Agrícola y Ganadero SAG, la prohibición inmediata del herbicida glifosato. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recientemente reclasificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos.” La IARC concluyó que hay suficiente evidencia de que es cancerígeno en experimentos animales.

En su carta a las autoridades, RAP-Chile urgió a la Presidenta Michelle Bachelet a mostrar su voluntad política de marcar un giro hacia una agricultura sustentable, sana y libre de tóxicos, como ha sido demandado por las comunidades y organizaciones campesinas, las organizaciones sociales, ambientales y de consumidores.

La siembra de cáncer en Chile

Según cifras del Boletín de Insumos de ODEPA, en los años 2014 y 2013 se importaron 8.868 toneladas de herbicidas y 9.620 toneladas de herbicidas respectivamente. De esa cifra total, sabemos que la mayor parte corresponde a herbicidas que tienen en su formulación el principio activo glifosato, que se utiliza en cultivos transgénicos pero también ampliamente en miles de hectáreas de maíz convencional, así como en plantaciones forestales, hortalizas y frutales. En Chile en la temporada 2012/2013 se cultivaron un total de 27.776 hectáreas de cultivos transgénicos resistentes al glifosato, un 83% de las cuales corresponden a semilla de maíz transgénico. El año 2013, en las regiones comprendidas entre Coquimbo y Los Lagos, se cultivaron en Chile 92.378 hectáreas de maíz convencional según cifras entregadas por ODEPA. Ese mismo año hubo 25.040 hectáreas de maíz transgénico resistente al Roundup.

“El herbicida de Monsanto, el glifosato, es peligroso para la salud de niños y adultos residentes en comunidades rurales de la Argentina”, confirmó Javier Souza, director de Pesticide Action Network International. “Miles de personas sufren enfermedades y malestar debido al uso del glifosato, y en algunas comunidades de la Argentina afectadas por las pulverizaciones, la tasa de personas con cáncer, es dos o cuatro veces más alta que la media normal del país.”

En Argentina se estima que unas 24 millones de hectáreas se cultivan con vegetales transgénicos, especialmente la soja, resistente al glifosato. Allí, en 2014, cerca de trescientos millones de litros de glifosato fueron aplicados sobre el cultivo de soja y otros cultivos como hortalizas, tabaco, árboles exóticos, etc.

Monsanto es el creador tanto del herbicida cuyo nombre comercial es RoundUp (que contiene el ingrediente activo glifosato) como de las semillas de soya, maíz y algodón transgénicos, que han sido manipuladas genéticamente en laboratorio para hacerlas resistentes al glifosato.

Este herbicida se ha convertido en el plaguicida más utilizado en el mundo, entregando billones de dólares en ganancias a esta transnacional biotecnológica. En Estados Unidos, alrededor del 94% de la soja, 89% del maíz y el 91% del algodón plantado son genéticamente modificados para resistir al glifosato. El Roundup actualmente es fabricado también por otros productores de venenos químicos en China y otros países.

“Glifosato y otros herbicidas también han sido asociados a la resistencia a antibióticos”, dijo Judy Hatcher, vice- directora de PAN Internacional. “La combinación de probable cancerígeno y resistencia a antibióticos de los plaguicidas estrella de Monsanto, constituyen un fuertísimo llamado de atención para la comunidad global. Como un tema de mayor prioridad, los políticos deberían mantener fuera del mercado la próxima ola de semillas transgénicas resistentes al glifosato y otras sustancias químicas antiguas y peligrosas”, agregó.

Investigadores de Nueva Zelanda hallaron que formulaciones de herbicidas que contienen glifosato, 2,4-D y dicamba, pueden desarrollar una resistencia a antibióticos en bacterias que causan enfermedades, tales como E.coli y Salmonella.

A nivel global Pesticide Action Network (PAN) ha marcado un compás de espera de los próximos 60 días para que los gobiernos adopten las medidas de prohibición del glifosato y aborden las preocupaciones señaladas en los estudios recientes.

RAP-Chile reiteró asimismo su llamado al gobierno de detener la comercialización de los plaguicidas altamente peligrosos y los neonicotinoides que matan a las abejas. Demandó en cambio políticas de promoción de la agroecología y la agricultura orgánica, que protejan a los trabajadores, consumidores y el medioambiente, y que ofrezcan una vida digna a los agricultores.

Red de Acción en Plaguicidas Rebelión

 

"EN LA ARGENTINA HAY DESNUTRICIÓN A PATADAS"

Micaela Urdinez

13"En la Argentina hay desnutrición a patadas. Queda bien decir que hay malnutrición porque nadie quiere decir que hay desnutrición. La realidad es ésa. Ésta debe ser una cuestión de prioridad política", dice Abel Albino, cansado de que se esconda esta realidad debajo de la alfombra. Con 43 años de pediatra y 22 al frente de la lucha contra la desnutrición desde la Fundación Conin, Albino sabe perfectamente de lo que habla. "Tener un ciego en la familia no es tan común, pero cortos de vista conocemos a montones. Lo mismo pasa con la desnutrición. Los cuadros intermedios son millones, desnutridos de primer y segundo grado."

Pediatra, padre de 5 mujeres, abuelo de dos nietos, líder social, voz de los invisibles, Albino se define a sí mismo como un simple médico de niños que un día se hartó de ver pobres. Eso lo cambió, lo conmovió y lo llevó a dedicar su vida a proteger a la infancia, y por ende, al futuro del país. Con una obra que ya cuenta con 68 centros de prevención de la desnutrición en la Argentina y 9 en el extranjero (América Latina y Africa), Albino asiste a cada espacio al que lo invitan para difundir - con pasión, crudeza e invitación al compromiso - un concepto que repite para que quede grabado en la cabeza y el corazón de todos los argentinos: hay que preservar el cerebro del niño. Para eso, necesita recibir buena alimentación y estimulación durante el primer año de vida.

-¿Cree que la Argentina está cerca de alcanzar el hambre cero?

--Combatir el hambre es lo más fácil porque es un síntoma. Pero la desnutrición es una patología social profunda, que puede llevar una generación combatirla. Nadie come bien en el desempleo y en el subempleo. Nadie come bien cuando no hay madre en la casa. En ese ambiente chato y gris, desprovisto de colores, de música y de alegría, nadie vive bien. Porque un chico puede comer bien pero no tener la estimulación adecuada. Porque un chico cablea su cerebro con una cucharadita de sopa y un beso en la mejilla. Si yo no lo beso, no le aprieto el cachete, no le cuento del payaso Plin, no exacerba su curiosidad, no incrementa su imaginación, no se "engancha" con la vida. Así es imposible que logre un desarrollo del cerebro de más del 50%, de lo esperado. No mintamos más, estamos lejos de alcanzar el hambre cero. Pero como este es un país sin responsables, nos hemos habituados a vivir así en la mentira. Que es también una falta de responsabilidad.

-Si el hambre se resuelve con un plato de comida, ¿qué hace falta para terminar con la desnutrición?

-Como la desnutrición es una patología social se necesita hacer un abordaje integral de la problemática social que le da origen a la extrema pobreza. Es multidisciplinario: educación, nutrición, jardín maternal, oficios, ropero, lectoescritura para analfabetos, escuela para padres, alcoholismo, agua corriente, luz eléctrica, cloacas, documentación y agua caliente, entre otras cosas. Eso es combatir la desnutrición. Nadie habla de eso.

-¿Por qué cree entonces que se elige hablar de malnutrición?

--Porque cuando el ingreso es magro, uno compra cantidad y no calidad. Compra hidratos de carbono y deja de lado las proteínas. El chico está inflado pero infladas están también las piernas por falta de proteínas y ese chico se muere con mucha facilidad. La muerte de los niños en edad preescolar es 20 veces mayor en América Latina que en los Estados Unidos. Pero nadie habla de eso. La muerte de un niño no tiene nombre y el daño es individual y social. Cuando uno gasta más del 30% de sus ingresos en alimentos, está en problemas. En América del Norte, se gasta el 16% de los ingresos en alimentos, en América latina, el 64%.

-¿Qué opina de los planes sociales como la asignación universal por hijo?

-Enhorabuena que exista. Pero la gente no necesita bombachas para todos o calzoncillos para todos. La gente necesita trabajo y educación. Una embarazada no es una imbécil a la que le falló el plan social, es un tesoro en un país enormemente rico, enormemente grande y peligrosamente vacío. Acá hay pobreza interna. El chico que está en ese ambiente chato y gris es un desnutrido afectivo y no se puede vivir sin amor. El principal problema de América latina es el recurso humano dañado por problemas de pobreza, miseria e injusticia. Es una criatura que no desplegó su potencial genético.

-¿Se imagina el día en el que ya no hagan más falta los centros Conin en el país?

-Me encantaría que eso suceda y que los centros se transformen en bibliotecas. Para eso, hace falta que el poder político se interese. Benedicto XVI dijo de manera excepcional que "la promoción de los derechos humanos sigue siendo la estrategia más efectiva para eliminar las desigualdades entre los países y los grupos sociales, y para aumentar la seguridad". ¿Creen que la violencia que hay en la sociedad se combate con más policía o con miras telescópicas? No, se combate con familia, amor, contención y abrazo.

-Ya le ofrecieron muchos cargos públicos. ¿Se ve algún día ayudando desde la política?

-Desde Conin tengo más continuidad que el presidente de la República. El único cargo público desde el que podría hacer cosas es desde la presidencia de la república. Todas las otras personas que tiene cargos públicos no tienen continuidad, las ningunean, las persiguen. Yo me meto en este tema porque sufro viendo el país postergado, sufro cuando un chico me ofrece limpiarme el vidrio o una nena se ofrece por 5 pesos en la calle Libertad. No me gusta viajar, ni andar en avión, ni dejar el consultorio porque vivo de eso. Y lo hago todas las semanas porque me interesa el país, yo sufro por mi país, porque soy argentino. Esta es mi patria, esto amo yo.

-Si pudiera implementar cinco políticas públicas, ¿por dónde arrancaría?

-Hacen falta poner en prácticas cinco cosas:

1.Preservar el cerebro durante el embarazo y dentro del primer año: aquí se forma el 80% del peso del cerebro que ese niño tendrá de adulto.

2. Educar ese cerebro: la educación es una semilla maravillosa, que para fructificar, necesita un sustrato anatomofisiológico, anatomofuncional óptimo. El ideal es que ese sustrato sea cerebro bien alimentado y bien estimulado. La educación secundaria obligatoria ayudaría a este objetivo.

3. Cloacas y saneamiento ambiental.

4. Agua corriente y caliente. No hay derecho que una persona no tenga agua corriente en su casa.

5.Luz eléctrica. No puede ser que una persona quede ciega después de las 6 de la tarde.

Si hacemos esto, somos una potencia en 30 años.

-En este país que tiene tantas sombras, ¿por qué cree que Conin y su mensaje llegaron tan lejos?

-Porque existe gente buena, gracias a Dios y porque hablar de un niño todavía conmueve. Hoy veníamos en el avión y un niño lloraba sin parar y nadie protestaba. Todos estaban preocupados por cómo ayudar a la mamá para que no llore. Y las dos o tres mujeres que estaban cerca le pedían el chico para ayudar. Eso demuestra que hay gente buena ¡Lo que podríamos hacer si nos pusiéramos de acuerdo el gobierno, las empresas, la sociedad civil, las iglesias y las universidades! Tenemos que trabajar juntos. La patria está enferma y todos sus hijos tenemos que estar juntos ayudando.

-¿Cuáles son las principales demandas y preocupaciones de las madres que atienden en Conin?

-Las madres son madres y están interesadas por sus hijos. ¿Qué quiere para su hijo señora? Que pueda comer, doctor, me dicen. Lo único que les interesa al principio es que ellos puedan comer. No pueden pensar en otra cosa.

-¿Cómo fue su infancia?

-Gracias a Dios nunca sufrí hambre. Mi papá era un industrial y toda mi familia siempre tuvo un perfil social dispuesto. Los tres hermanos tuvimos la posibilidad de vivir en una casa donde siempre mi papá mandaba a los chicos que estaban trabajando en la calle a la escuela. Eso lo vi. de chico yo y deja como una impronta en el espíritu. Cuando alguien venía a pedir ayuda a mi casa, siempre se la daban naturalmente, sin grandilocuencia. Eso se te impregna de chico y no se te va más como un tatuaje. Así que yo no hago ningún sacrificio, lo hago naturalmente.

-¿Cuáles son los próximos proyectos o sueños de Conin?

-Estamos desarrollando un Centro de Investigaciones Médicas en Mendoza que funcione como polo de desarrollo intelectual del país, un cerebro pensante dentro del concierto, un cerebro que diga para dónde hay que ir. Queremos que sea un polo de desarrollo intelectual y vamos a dar becas y premios para estimular el estudio de esta problemática y movilizar a la gente. Estamos trabajando en alianza con la provincia de Mendoza, Salta y Misiones, en dónde pusieron en funcionamiento centros Conin e implementaron nuestra metodología. El gobernador Closs de Misiones mandó 9 profesionales a capacitarse a Mendoza para abrir un hospital y dos centros grandes de prevención en Posadas. Inclusive Urtubey dio un paso más al nombrar un Ministro de la Primera Infancia y ya tenemos 7 centros Conin funcionando en Salta. En Mendoza, el gobernador Perez ya incorporó a Conin a su presupuesto y nos paga por cada chico que nos derivan para atender.

-¿Qué puede hacer el ciudadano promedio para comprometerse en la lucha contra la desnutrición?

-Los que hemos aprendido a leer y a escribir en este país tenemos el deber moral de colaborar para que todos los niños puedan desplegar todo su desarrollo. Tenemos que estar comprometidos con el chico que sufre y en la Argentina hay muchos chicos que sufren. No vamos a terminar ni con piojos ni con sida sino contentos de ayudar. Tenemos que conservar el capital humano. Hoy en día tenemos 12.000 socios y necesitamos tener 100.000. Con que cada uno aporte $ 10, llegamos a un millón de pesos para poder sostener todas nuestras obras.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1788992-en-la-argentina-hay-desnutricion-a-patadas



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