Re: Revista Insurreccion nro 083 -Desquiciar la Maquinaria corrupta y terrorista-





jose luis cabrera <areadefronteraeln at yahoo.com.mx> ha scritto:
Revista No. 083 – 22 de octubre  de 2007
 
 
 
Editorial
 
 
 DESQUICIAR LA MAQUINARIA CORRUPTA Y TERRORISTA
 
El próximo 28 de octubre se realiza en Colombia la elección de las autoridades regionales: gobernadores y diputados, alcaldes y concejales municipales.
 
Estas elecciones al igual que las anteriores, son una burla a la democracia real pues no existen garantías para que se respete la voluntad popular.
 
El Procurador General de la Nación fue uno de los primeros en afirmar, días antes, que no existían  condiciones para celebrar  unas elecciones limpias y planteó que se debían aplazar. Otras personalidades y analistas políticos han corroborado en investigaciones serias,  esta tesis. Los datos registrados por la “Misión de Observación Electoral” son reveladores: de 1.099 municipios que tiene Colombia, en 576 no hay garantías para que las elecciones sean más democráticas y los resultados registren la voluntad popular.
 
Esto ocurre porque existe empotrada una maquinaria asfixiante y aplastante que define, en últimas, los resultados electorales.
 
Es la que impide o modifica la voluntad de los electores recurriendo a la intimidación militar, a la imposición de candidatos y la obligación de votar por ellos, al trasteo de electores para que depositen el voto en una jurisdicción que no les pertenece, a la compra y cambio votos y, a la modificación de las actas electorales haciendo aparecer   más votos de los depositados por un candidato, restándole a otros los suyos.
 
Esta maquinaria actúa a través de los grupos llamados Águilas Negras, nueva etiqueta de los narcoparamilitares, quienes están intimidando y asesinando a opositores del Gobierno y sindicalistas que se oponen a las políticas neoliberales y de los jefes de la parapolítica y los narcoparamilitares recluidos en La Picota e Itagüí. Estos,  desde las celdas,  manejan los hilos electorales a través de lugartenientes y de paramilitares supuestamente desmovilizados.
 
En estas elecciones las fuerzas políticas de oposición y los movimientos alternativos que representan intereses de los sectores populares y propuestas de cambio en el país, participan en inferioridad de condiciones y sin las garantías necesarias para que la  competencia entre candidatos y programas sea verdaderamente democrática y los electores emitan libremente  el voto.
 
En Bogotá, donde las encuestas preelectorales registran un  empate técnico entre el candidato del uribismo y el del  Polo Democrático Alternativo (PDA) y de los movimientos sociales, con la tendencia de este último a crecerse, se está denunciando la compra de votos en varias localidades de la capital a favor del candidato oficialista.  
 
Todas las artimañas están urdidas para que el proyecto del presidente Uribe Vélez y su entorno, el   narcoparamilitarismo, siga con el control de los   resortes del Estado y sus candidatos ocupando los puestos de mando en las regiones; para que las encuestas eleven la popularidad del Gobierno, cuando los resultados que registra la cotidianidad, son otros.
 
Esa popularidad “virtual” que le asignan al Presidente, desentona con los cuestionamientos que se le hacen desde distintas esquinas por sus vínculos y condescendencia  con los narcoparamilitares, así como los enfrentamientos con la Corte Suprema de Justicia motivados en las investigaciones que ésta adelanta contra parientes suyos y destacados miembros del partido de la U implicados en la parapolitica.
 
Igualmente no tiene correspondencia la favorabilidad que le asignan las encuestas con las reiteradas protestas y movilizaciones,   que rechazan sus políticas sociales.
 
Estas expresiones son el verdadero termómetro que mide la gestión de este Gobierno, que cubre con la impunidad el fenómeno del narcoparamilitarismo; que sigue ampliando la brecha entre ricos y pobres, enterrando los derechos laborales y la seguridad social; que continúa intensificado la represión penalizando la protesta social, y ha entregado el país a la voracidad de las trasnacionales, los monopolios y los nuevos ricos narcoparamilitares.
 
Pasando por encima de esta realidad, la maquinaria está promoviendo la segunda reelección del  presidente Uribe, para un tercer mandato, aprovechando las mayorías que tiene en un Congreso  dominado por la parapolitica y,  el   control de los gobiernos regionales y locales que pretende montar en las elecciones del 28 de octubre.
 
La corrupción política, el terrorismo de estado y la antidemocracia que impera en el país, es la base del poder oligárquico que obstruye los cambios que el país requiere. Un reto que tenemos los colombianos es luchar por desquiciar la maquinaria y que se imponga la voluntad popular. 
Para que sea posible la paz con justicia social, desarrollo y dignidad nacional, es necesario que las mayorías nacionales y las fuerzas políticas que estamos comprometidas con el cambio, luchemos unidos por el protagonismo del pueblo en torno a una agenda que unifique a quienes  queremos el cambio y que conduzca a un gobierno de nación, paz y equidad.
 
 
 
 
 
 
Coyuntura Nacional               
              
 
DEBATE SOBRE LA DEMOCRACIA Y LAS ARMAS
 
Álvaro Uribe, en su encuentro con los presidentes Chávez y Correa en La Guajira, el pasado 12 de octubre, volvió a reiterar que su gobierno se especializa en usar la fuerza en contra de sus opositores, para obligarlos a pedir 'paz'.
 
Con esta política belicista, es complejo lograr un acuerdo humanitario con las FARC y  tortuoso tratar de pactar acuerdos para un ambiente de paz y participación con el ELN.
 
La política gubernamental de confrontación a la oposición cosecha respuestas de confrontación, por lo que se impone experimentar otras acciones y otras reacciones, si lo que se busca es crear un ambiente de paz y reconciliación.
 
A propósito, de paz y pacificación, diversas corrientes de opinión nacional sustentan varias tesis, a las que queremos referirnos.
 
Tesis 1: "La violencia no es un valor"
 
El pueblo en respuesta obligada a la violencia de las clases dominantes, acude a la fuerza para defenderse y sacar adelante sus aspiraciones. Nosotros los que luchamos por el socialismo, reconocemos como un valor la fuerza organizada de las sociedades, dirigida a lograr los intereses de las mayorías nacionales. También cabe anotar, que la resignación y el sometimiento tampoco son valores.
 
Tesis 2: "La legitimidad nace de la búsqueda de la paz"
 
La legitimidad nace de procesos constituyentes que crean consensos, así como de la lucha de resistencia a los regímenes tiránicos y terroristas. La rebeldía contra las minorías violentas y explotadoras, está consagrada en los principios fundadores de las Naciones Unidas.
 
Un jefe cristiano, el papa Juan Pablo II, en enero del 2000, así enseñó, "a veces, a la violencia brutal y sistemática, orientada al sometimiento o incluso al exterminio total de regiones o pueblos enteros, ha sido necesario oponer una resistencia armada".
 
Tesis 3: "La violencia no construye democracia"
 
Si un gobierno no tiene en cuenta lo que el pueblo quiere, entonces, la sociedad ¿cómo rectifica esta anti democracia? Obsérvese que la democracia en Colombia quedó reducida a las elecciones y al manejo de la opinión pública, insuficientes para remover al mal gobierno. La violencia que el régimen ejecuta contra sus opositores, destruye la democracia y provoca distintas luchas de resistencia, entre ellas la insurgencia armada.
 
Se requiere de la organización de un movimiento extra parlamentario, como fuerza que presione y condicione al andamio del Estado que no actúa al servicio del pueblo. Violencia es actuar con fuerza. Lo que le confiere espíritu democrático al uso de la fuerza, es que se haga en servicio de las mayorías, no de una minoría privilegiada ni de intereses extranjeros.
 
Tesis 4: "El conflicto interno afecta más a los pobres"
 
Es cierto y para esto está diseñado el terrorismo de Estado y su fundamento, la Doctrina de Seguridad Nacional (en Colombia se le llama Seguridad Democrática), que clasifica a la población como el ‘enemigo interno’ a combatir y enfila las armas de los poderosos  contra todo aquel que proteste y se les oponga.
 
El conflicto interno es social, político y armado, por lo que su solución debe ser integral. Esta tragedia que nos imponen las clases dominantes es la que debemos cambiar, porque una deducción equivocada de esta tesis, insinúa que la insurgencia debería desmovilizarse, para que dejen de sufrir los pobres.
 
Tesis 5: "La guerrilla debe dejar las armas, convertirse en movimiento político y acogerse a las instituciones democráticas"
 
Este régimen violento desarrollado durante toda la vida republicana de Colombia y el imperialismo cebado en el saqueo y la agresión, deben dejar de hacer el uso ilegítimo de las armas en contra del pueblo, para destacarse en el respeto de la sociedad y a la justicia; este cambio estructural permitiría el desarrollo de la lucha política, sin que se tenga que acudir a la resistencia armada popular.
 
Las armas deben someterse a un proceso constituyente, en el que se exprese todo el mapa político del país, como tratado de paz colombiano, en el que las mayorías decidan el tipo de país que quieren.
 
Tesis 6: "Buscar el socialismo sólo por medios democráticos"
 
Es respetable esta aspiración, pero poco posible de lograr, en el actual orden mundial imperialista. Habrá avance hacia el socialismo, si hay construcción de una democracia real, distinta a la virtual que existe en Colombia. Y habrá democracia, a partir de desarrollar un modelo económico que favorezca a los pueblos, como el que se busca con la creación de una Unión Latinoamericana de Naciones. Ella pretende establecer otras reglas de juego con las potencias, pero los imperialistas conspiran y amenazan esta integración.
 
Habrá que persistir en construir soluciones políticas para el pueblo colombiano y latinoamericano, sin perder de vista que en nuestra patria, desde Gaitán, pasando por Camilo Torres y llegando hasta la Unión Patriótica, los movimientos políticos por la construcción de un nuevo poder, han sido respondidos de forma violenta por la oligarquía.
 
No debe olvidarse tampoco, que desmovilizaciones insurgentes como la de Los Comuneros en 1.781 y la de Guadalupe Salcedo, en los años 50 del siglo pasado, no lograron abrir épocas de soluciones políticas, debido a la respuesta traidora y violenta de las clases dominantes.
 
Respetamos a quienes buscan salidas políticas y luchamos por una Solución Política del conflicto interno, al tiempo que reafirmamos nuestra condición insurgente, teniendo en cuenta el carácter de la oligarquía y el imperialismo.
 
 
 
 



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