da Attac



DE LA RESISTENCIA AL PODER Declaración de Iximche' - III Cumbre
Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de América Latina
(Guatemala)
COLOMBIA : PARAMILITARES El escándalo de la "parapolítica" en Colombia
comprueba la extensión y profundidad que ha alcanzado el fenómeno de la
extrema derecha en el país. A pesar de las maniobras oficiales para
tapar o desviar el curso del proceso penal, casi como un alud
incontrolable las revelaciones destapan los vínculos del paramilitarismo
con el estado, los partidos políticos tradicionales, los empresarios
(nacionales y extranjeros), ciertas embajadas y un sector nada
desdeñable de la sociedad.
ODIOS DE CLASE En Ecuador, es el tiempo de cambiar y de ello se debe
adquirir plena conciencia y coadyuvar a que los cambios se produzcan en
paz.
BOLIVIA: UNA TRAGEDIA COMO DESAFÍO El desborde de los ríos ha provocado
desastres en varios países de América, en Europa y otros continentes. El
calentamiento global causa dramáticos cambios climáticos en todo el
mundo.
DENUNCIA FIDEL CASTRO QUE EE.UU. INTERNACIONALIZA EL GENOCIDIO
El presidente de Cuba, Fidel Castro, denunció hoy que Estados Unidos
internacionaliza el genocidio con su política energética, sobre la cual
reflexiona en un artículo publicado por el diario Granma.
Leer en  http://attac-info.blogspot.com/

DE LA RESISTENCIA AL PODER
Declaración de Iximche'

III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de América
Latina (Guatemala)

Nosotros y nosotras, hijos e hijas de los pueblos y nacionalidades
indígenas originarias del continente, autoconvocados y reunidos en la
III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya
Yala realizado en Iximche', Guatemala, los días oxlajuj Aq'abal, trece
fuerzas del espíritu del amanecer, 26 al kají kej,
cuatro fuerzas del espíritu del Venado, 30 de marzo del 2007:

Reafirmamos la Declaración de Teotihuacan (México, 2000) y la Declaración
de Kito (Ecuador, 2004); ratificamos nuestros principios milenarios,
complementariedad, reciprocidad y dualidad, y nuestra lucha por el
derecho al territorio, la Madre Naturaleza, la autonomía y libre
determinación de los pueblos indígenas; y anunciamos el resurgimiento
continental del Pachacutik (retorno), al cierre del Oxlajuj Baq'tun,
cuenta larga de 5,200 años, acercándonos a las puertas del nuevo Baq'tun
encaminándonos para hacer del Abya Yala una "tierra llena de vida".

Vivimos siglos de colonización, y hoy la imposición de políticas
neoliberales, llamadas de globalización, que continúan llevando al
despojo y saqueo de nuestros territorios, apoderándose de todos los
espacios y medios de vida de los pueblos indígenas, causando la
degradación de la Madre Naturaleza, la pobreza y migración, por la
sistemática intervención en la soberanía de los pueblos por empresas
transnacionales en complicidad con los gobiernos.

Nos preparamos para recibir y afrontar los desafíos que nos demanda los
nuevos tiempos, por tanto declaramos:

Afianzar el proceso de alianzas entre los pueblos indígenas, de pueblos
indígenas y los movimientos sociales del continente y del mundo que
permitan enfrentar las políticas neoliberales y todas las formas de
opresión.

Responsabilizar a los gobiernos por el permanente despojo de los
territorios y la extinción de los pueblos indígenas del continente, a
partir de prácticas impunes de genocidio de las transnacionales, así
como por la poca voluntad de las Naciones Unidas en viabilizar la
Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y por no garantizar
el respeto pleno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ratificar nuestro derecho ancestral e histórico al territorio y a los
bienes comunes de la Madre Naturaleza, y reafirmamos su carácter
inalienable, imprescriptible, inembargable e irrenunciable, aún a costa
de nuestras vidas.

Consolidar los procesos impulsados para fortalecer la refundación de los
Estados - nación y la construcción de los Estados plurinacionales y
sociedades interculturales a través de las Asambleas Constituyentes con
representación directa de los pueblos y nacionalidades indígenas.

Avanzar en el ejercicio del derecho a la autonomía y libre determinación
de los pueblos indígenas, aún sin el reconocimiento legal de los Estados
- nación.

Ratificar el rechazo a los tratados de libre comercio (TLCs) que vulneran
la soberanía de los pueblos y mantener la vigilancia ante los intentos
por implementar nuevos tratados comerciales.

Reafirmar nuestra decisión de defender la soberanía alimentaría y la
lucha contra los transgénicos, convocando a todos los pueblos del mundo
a sumarse a esta causa para garantizar nuestro futuro.

Ratificar la lucha por la democratización de la comunicación y la
implementación de políticas públicas que contemplen disposiciones
específicas para los pueblos indígenas e impulso de la interculturalidad.

Alertar a los pueblos indígenas sobre las políticas del BID, Banco
Mundial y entidades afines para penetrar en las comunidades con acciones
asistencialistas y de cooptación que apuntan a la desarticulación de las
organizaciones autónomas y legitimas.

Para el vivir bien de los pueblos indígenas, acordamos:

Exigir a las instituciones financieras internacionales y los gobiernos la
cancelación de sus políticas de promoción de las concesiones (mineras,
petroleras, forestales, gasíferas y de agua) de territorio indígenas
para las industrias extractivas.

Condenar las políticas del presidente Bush y del gobierno de Estados
Unidos expresadas en la exclusión demostrada con la construcción del
muro en la frontera con México mientras por otro lado trata de
apropiarse de los bienes comunes de la Madre Naturaleza de todos los
pueblos del Abya Yala, implementando planes y acciones expansionistas y
guerreros.

Condenar la actitud intolerante de los gobiernos de los Estados - nación
que no reconocen los derechos de los pueblos indígenas, en particular a
los que no han ratificado ni garantizan la aplicación del Convenio 169
de la OIT.

Condenar las democracias impostoras y terroristas implementadas por los
gobiernos neoliberales, que se traducen en la militarización de los
territorios indígenas, la criminalización de las luchas indígenas y
movimientos sociales en todo el Abya Yala.

Para hacer caminar la palabra y realizar los sueños, de la resistencia al
poder:

Nos constituimos en la Coordinadora Continental de las Nacionalidades y
Pueblos Indígenas del Abya Yala, como espacio permanente de enlace e
intercambio, donde converjan experiencias y propuestas, para que juntos
enfrentemos las políticas de globalización neoliberal y luchar por la
liberación definitiva de nuestros pueblos hermanos, de la madre tierra,
del territorio, del agua y todo el patrimonio natural para vivir bien.

En este proceso delineamos las siguientes acciones:

Fortalecer el proceso organizativo y de lucha de los pueblos indígenas
con la participación de las mujeres, niños y jóvenes.

Convocar a la Cumbre Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala y a
la Cumbre Continental de la Niñez, Adolescencia y Juventud de las
Nacionalidades del Abya Yala.

Convocar a la marcha continental de los pueblos indígenas, a realizarse
el 12 de octubre del 2007, para salvar a la Madre Naturaleza de los
desastres que está provocando el capitalismo, y que se manifiesta en el
calentamiento global.

Impulsar la misión diplomática de los pueblos indígenas para defender y
garantizar los derechos de los pueblos indígenas.

Respaldar la candidatura a Premio Nobel de la Paz de nuestro hermano Evo
Morales Ayma, Presidente de Bolivia.

Exigir la despenalización de la hoja de coca.

"Soñamos nuestro pasado y recordamos nuestro futuro"

Iximche', Guatemala, marzo 30 de 2007.      movimientos.org

COLOMBIA: PARAMILITARES

                                           Juan Diego García

El escándalo de la "parapolítica" en Colombia comprueba la extensión y
profundidad que ha alcanzado el fenómeno de la extrema derecha en el
país. A pesar de las maniobras oficiales para tapar o desviar el curso
del proceso penal, casi como un alud incontrolable las revelaciones
destapan los vínculos del paramilitarismo con el estado, los partidos
políticos tradicionales, los empresarios (nacionales y extranjeros),
ciertas embajadas y un sector nada desdeñable de la sociedad. A estas
alturas del escándalo es innegable que además de los grotescos y
ordinarios personajes que se sientan en el banquillo de los acusados
deberían sentarse también los inductores y responsables intelectuales
del engendro.

Ya no es posible alegar ignorancia para juzgar con benevolencia la
llamada democracia colombiana. Quienes desde Europa y los Estados Unidos
mantienen un apoyo ilimitado al actual gobierno de Uribe tienen sin duda
otros motivos ajenos completamente a la defensa de la democracia y el
progreso. Seguramente que dicho apoyo va ligado a la suerte de sus
inversiones en el país y a los intereses estratégicos de Occidente en
general.

Ya no es posible ignorar los informes anuales de Naciones Unidas, la OEA,
los grupos de derechos humanos (nacionales y extranjeros como A.I o
Human Right Watch) y hasta los datos oficiales - muy maquillados por
razones obvias- para concluir que Colombia está lejos de la imagen
idílica de una democracia plena. Los datos reflejan un panorama
desolador de desapariciones, muertes fuera de combate (asesinatos a
sangre fría que tan solo en el primer mandato de Uribe llegan a los once
mil casos), secuestros, exilios (¿casi sesenta mil?) y alrededor de tres
millones de desplazados que colocan a Colombia por este motivo en el
segundo lugar del mundo después de Congo. Tampoco consiguen ocultar esta
dolorosa realidad los festivales internacionales de cine y arte, los
concursos de belleza, la celebración oficial del cumpleaños de García
Márquez o el actual congreso de la lengua castellana con asistencia del
rey de España, Bill Clinton y hasta personajes destacados de la
farándula. Cada día resulta más difícil mantener la imagen de una
democracia ejemplar, acosada por una violencia que le es ajena y de un
gobierno sensato, prudente y responsable que ofrece bienestar a sus
ciudadanos y seguridad a los inversionistas.

Porque antes que mérito del gobierno, el actual juicio a la extrema
derecha es el mérito de algunos jueces honrados y un "daño colateral"
del proceso de reinserción de los paramilitares torpemente conducido por
el propio Uribe: El engendro se le escapa de las manos y los cabecillas
del paramilitarismo, para imponer los términos de su condena destapan
vínculos incómodos con la clase dominante en la mejor tradición del "si
no conseguimos nuestro propósitos, hablamos".

Crecen las voces (inclusive en Estados Unidos) que acusan al ejército de
utilizar estas bandas para hacer el "trabajo sucio" que las leyes les
impiden. El marco legal vigente -así sea estrecho- es un obstáculo que
apenas inmuta a estos gatillos fáciles que asesinan, desaparecen,
intimidan y aterrorizan a comunidades enteras. Alegar que estos vínculos
no pasan de ser "casos individuales" ya no se sostiene cuando se
comprueba que su creación, asesoría y mantenimiento forma parte de la
teoría contrainsurgente de las fuerzas armadas.

El escándalo salpica cada día con mayor fuerza a los partidos políticos,
principalmente a los que apoyan al presidente Uribe. Mediante el terror
estas bandas aseguran triunfos electorales y el control de regiones
enteras. Los "paras" terminan por adueñarse de las instituciones, su
influencia y sus recursos. En las dos elecciones anteriores Uribe Vélez
ganó con votos que a todas luces resultan nulos y afectan su
legitimidad. Sobran razones para exigir la inmediata dimisión del
presidente como se ha hecho con el resto de senadores, representantes,
funcionarios, alcaldes y gobernadores implicados en el escándalo.

Menos publicitada pero igualmente decisiva ha sido la participación de un
sector del empresariado local que alegando la necesidad de defenderse de
la guerrilla ha visto en los paramilitares un instrumento muy útil para
deshacerse de líderes sindicales y activistas sociales que incomodan. No
por azar Colombia registra el mayor número de asesinatos de unos
activistas que se juegan la vida cotidianamente. Las investigaciones
judiciales revelan que antes que ser víctimas de la extorsión de los
"paras" estos empresarios han jugado un destacado papel en su promoción,
financiación y organización.

Tampoco es nueva ni desconocida la vinculación entre los grandes "capos"
del narcotráfico y el paramilitarismo ni la vocación temprana de éstos
como traficantes de estupefacientes. Por eso parece natural que el
narcotráfico aparezca al lado de los "paras" en la mesa de negociaciones
del supuesto proceso de paz del gobierno con estas bandas sin que sea ya
posible distinguir unos de otros. A ambos la llamada "ley de justicia y
paz" les permite aparecer como "fuerza política", lavar su pasado
delictivo, legalizar sus bienes y purgar cortas penas en sus cómodas
haciendas convertidas en "casa-cárcel".

Capítulo especial merece la participación en el paramilitarismo de
grandes empresas y en particular de multinacionales como lo prueba la
reciente condena de la frutera estadounidense Chiquita Brands por
financiar a los "paras" y dotarlos de armamento o los procesos abiertos
contra Coca-Cola o la carbonea gringa Drummond; igual hacen las
multinacionales de palma africana, madera, minerales o grandes obras de
ingeniería, sin que falten naturalmente las del petróleo, protegidas
conjuntamente por las fuerzas armadas, los paramilitares y cientos de
mercenarios a manera de ejércitos privados.

Por supuesto, la embajada estadounidense no es ajena ni inocente. Aún
antes de que aparecieran las actuales guerrillas o cuando éstas eran
grupos reducidos de sobrevivientes de otras guerras (en 1965, cuando se
crean las FARC sus combatientes no pasaban de 46 hombres y dos mujeres)
la misión militar ya "aconsejó" a Bogotá la formación de grupos de
civiles armados que "auxiliaran" al ejército, de la misma manera que se
había practicado en Indochina, Argelia, Israel, Argentina, Perú,
Centroamérica, México o la propia Colombia, que tiene una vieja
tradición de paramilitarismo. Solo se tuvo que reorganizar, disciplinar
y armas gentes diversas (sobre todo mucho lumpen) que desde siempre
habían servido de brazo armado de los empresarios. Se contó siempre con
la eficaz asesoría del Pentágono y por supuesto con los mercenarios
israelíes - como se sabe- expertos en la materia.

El paramilitarismo colombiano está pues lejos de ser un simple problema
de bandas armadas. Recibe su primera cobertura institucional del mismo
estado que lo tolera, impulsa y protege, tiene sus bases sociales en
sectores de la denominada "clase media" y recibe la financiación del
empresariado y, en particular, de la gran empresa del narcotráfico. Para
sus apoyos sociales la acción paramilitar está justificada y aunque
algunos no se sientan cómodos con sus crímenes, los soportan como un mal
necesario de la misma forma que los capitalistas y los "sectores medios"
europeos saludaron el ascenso del fascismo que ponía fin a las huelgas,
el sindicalismo y los partidos obreros, entendidos como los promotores
del descontento social. No faltaron tampoco liberales que vieron es este
mal menor una solución a la debilitada democracia en crisis; si las
fuerzas regulares y las leyes vigentes no podían preservar el orden
burgués había que saludar la llegada de estos muchachos inquietos y
camorristas que al fin de cuenta "eran nuestros muchachos". Algo
parecido está ocurriendo en Colombia.

Alcanzar la democracia en Colombia y hacer de este país un lugar
habitable pasa sin lugar a dudas por erradicar el fenómeno de la extrema
derecha de inspiración fascista. Nadie puede prever los efectos del
escándalo de la "parapolítica" ni asegurar que todo no termine en el
enjuiciamiento de algunos autores materiales, algún cabecilla
descolocado y con la impunidad de la clase dominante, verdadera culpable
por acción y omisión. Por contraste, se asiste hoy en Colombia a la caza
de brujas, al señalamiento de quienes hacen la denuncia y a la amenaza
por exigir responsabilidades acusando a los opositores desde el mismo
palacio presidencial de "terroristas", "guerrilleros" o "enemigos de la
patria" en un lenguaje que recuerda tanto el siniestro vocabulario
paramilitar.

ODIOS DE CLASE
                               Rodrigo Santillán Peralbo*

Los «intelectuales orgánicos» de las rancias derechas políticas, los
recaderos de las oligarquías y plutocracias, neoconservadores y
neoliberales de toda laya, se oponen tenazmente a los mínimos cambios
que el pueblo ecuatoriano exige y que cree se iniciarán con la Asamblea
Nacional Constituyente.

Gritan que serán libres o morirán en el intento porque odian al
"Socialismo del Siglo XXI" del que todo ignoran.

Gritan en contra de la inexistente lucha de clases, odian las palabras
equidad, justicia social y se atreven a afirmar que son ideas superadas
y traídas de los cabellos por trasnochados seguidores de Chávez, a quien
le culpan de todo cuanto pasa, hasta de las erupciones del Tungurahua y
El Reventador.

Tal es la fobia contra el presidente Hugo Chávez que son capaces de los
más grandes dislates.

Si fuese un dictador, un autoritario, un tirano, si en Venezuela hubiese
implantado el totalitarismo, ¿por qué el pueblo, en elecciones libres
avalizadas por veedores internacionales, le ha elegido en doce ocasiones?

Si la República Bolivariana de Venezuela estuviese en la miseria, con un
pueblo hambriento, analfabeto, desempleado, enfermo, encarcelado,
perseguido, se podría pensar que Chávez es un gobernante de la peor
especie.

Pero eso no es todo. Los enemigos de los cambios quieren ver en el
gobierno del Ecuador, una copia del de Venezuela.

Cierto es que toda nuestra América Latina tiene una historia común, un
idioma igual, similares problemas; pero es evidente que cada realidad es
distinta y que, por tanto, no admite copias.

Qué pena que el odio les obnubile, que el miedo les trice la
inteligencia, que la mínima posibilidad de perder privilegios les enlode
el alma.

Los conservadores a ultranza, sus abogados, políticos y élites son los
que han escrito las constituciones, han dictado las leyes, ordenanzas,
estatutos, reglamentos y más normas; todas encaminadas a mantener el
establecimiento, el status quo a favor de los grupos de poder.

Este es el tiempo de cambiar y de ello deben adquirir plena conciencia y
coadyuvar a que los cambios se produzcan en paz.

Caso contrario, tal vez tengan que soportar «la lucha de clases» que
tanto temen, la violencia social en estallidos incontenibles y la
imposición de algún tipo de totalitarismo del que todos saldremos en
calidad de grandes perdedores.

Altercom

Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad.
*Rodrigo Santillán Peralbo. Periodista ecuatoriano, miembro del Consejo
Editorial de Altercom, presidió de la Unión Nacional de Periodistas,
profesor de la Universidad Central del Ecuador, autor de varios estudios
publicados, fue director de la Revista Siempre, ahora integra el
Tribunal Contra la Guerra y es columnista del Diario Nacional La Hora.

BOLIVIA: UNA TRAGEDIA COMO DESAFÍO

                                     Antonio Peredo Leigue

El desborde de los ríos ha provocado desastres en varios países de
América, en Europa y otros continentes. El calentamiento global causa
dramáticos cambios climáticos en todo el mundo. En Bolivia, las
llanuras, sufren inundaciones de la mayor magnitud en los últimos
cuarenta años. Los efectos de la corriente de El Niño, agravados por ese
calentamiento, han arrasado zonas extensas, con pérdidas aún no
calculadas en propiedades, ganado y sembradíos y dejado sin techo a
miles de familias.

Un plan de emergencia está paliando la situación crítica que se vive en
el Beni, norte de Santa Cruz y parte de Pando. A esto se añade la sequía
que registra gran parte del altiplano. Más de la mitad del territorio
nacional sufre las consecuencias de esta tragedia. Tendrá que
movilizarse un monto importante de fondos y diseñarse un programa de
reconstrucción que deberá extenderse por dos o tres años.

Un castigo anual

Aunque la proporción de las inundaciones es mucho menor, anualmente los
ríos de la llanura inundan extensas zonas durante los primeros meses del
año. Anualmente mueren cientos y miles de vacunos durante el "tiempo de
aguas" y cuando éstas se retiran dejando pastos putrefactos. Anualmente,
las familias de campesinos pobres y los vecinos de los barrios
periféricos, abandonan sus hogares para vivir en carpas y refugios
improvisados, hasta que las aguas vuelven a su cauce. Anualmente, la
ayuda se limita a proporcionarles alimento y abrigo de emergencia,
aliviar en algo las pérdidas que sufren y compensar a los empresarios
que pierden cultivos y ganado.

Por la misma época, algunas zonas de los valles y la puna son víctimas
del granizo o la sequía y, en algunos casos, de ambos fenómenos
alternados. De igual modo, aunque en menor medida, se acude a
socorrerlos en la circunstancia, aunque luego se los deja librados a su
suerte, hasta la próxima tragedia.

La memoria histórica de esos pueblos tiene, tales fenómenos, como hitos
históricos: "antes de la inundación de tal año" o "en la sequía del año
tantos", son referencias comunes en los calendarios pueblerinos. La
inundación, el granizo, la sequía, se tienen como fenómenos naturales
ante los cuales no puede hacerse nada.

La imprevisión como norma

Hace cinco o seis años, la ciudad de La Paz sufrió una intensa granizada
que se llevó varias vidas humanas. Un alud de hielo consistente se metió
en varios locales, atrapando a la gente que se hallaba en su interior.
Fueron necesarias dos semanas para encontrar los cuerpos congelados de
las víctimas. La alcaldía de la ciudad tomó conciencia de la imprevisión
que había causado tal tragedia y dispuso mecanismos de prevención ante
futuros desastres. Sin embargo, los habitantes de La Paz aún se sienten
aterrados, cuando la lluvia es muy intensa o se escucha el tamborileo
persistente del granizo.

A nivel nacional, el Viceministerio de Defensa Civil atiende este tipo de
emergencias. Pero está precariamente preparado para atender a los
damnificados, cuando llega el fenómeno que es anual. Es decir, no hay
planes de prevención. Y no los hay, simplemente porque, el presupuesto
de la nación siempre en déficit, no destina ningún monto a construir
defensivos, proteger zonas anegadizas, disponer refugios adecuados y
mantener limpios los cauces fluviales, entre muchas otras medidas de
prevención.

Una política de seguridad

En los últimos diez años se habla mucho de seguridad ciudadana. La
inseguridad se acentúa por falta de vigilancia y control en los barrios.
Robos y atracos, violencia callejera y violaciones se han hecho noticia
cotidiana. Se ha discutido y aprobado leyes con castigos mayores,
refuerzo policial y mayor iluminación pública, con escasos resultados.

Las iniciativas siguen apareciendo, pero el problema tiene una progresión
ascendente. Es resultado del hacinamiento en las ciudades y las malas
condiciones económicas.

Pero, en el tema climatológico, ni siquiera se habla de seguridad. Hay
una suerte de resignación, como si se tratase de un castigo recurrente
que debemos purgar de forma continua. Una suerte de revancha que se toma
la naturaleza contra nuestras agresiones. Y si es cierto esto último, no
quiere decir que debamos resignarnos a sufrirla.

La gravedad de las inundaciones en los llanos y la sequía en el
altiplano, es un toque de alarma que no podemos desoír. No es suficiente
que ayudemos a recuperar lo perdido y esperemos que, el año próximo, el
clima sea más benigno. Debemos comenzar a prepararnos, hoy día, para
enfrentar este tipo de desastres y aún mayores.

Desafío para el cambio

El programa de cambio que se ha emprendido en Bolivia, está ante un gran
desafío: planificar la prevención contra los desastres naturales. Las
perspectivas de desarrollo nacional nunca serán ciertas, si seguimos
siendo víctimas pasivas de este fenómeno recurrente. Hay que tomar
urgentes medidas para reducir, y luego anular, sus efectos. No es
imposible y mucho menos irrealizable.

El drenaje de los principales ríos de los llanos y la arborización de sus
riberas, es un programa a mediano plazo que tendrá resultados duraderos.
Al mismo tiempo, habrá que construir refugios adecuados para albergar a
las familias y evitar pérdidas de ganado vacuno. Sistemas de desagüe
provisorios pueden proyectarse para acelerar el retiro de las aguas.
Planes diversos deben ser organizados para que, a partir del siguiente
año, tengamos mejores capacidades de atención.

Debemos hacer que, la tragedia que asoló nuestro país este año, sea el
punto de partida para iniciar el desarrollo que sustente el cambio que
requiere Bolivia.

                   Agencia Latinoamericana de Información