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da Attac
- Subject: da Attac
- From: "nello margiotta" <nellomargiotta55 at virgilio.it>
- Date: Wed, 11 Apr 2007 18:21:35 +0200
DE LA RESISTENCIA AL PODER Declaración de Iximche' - III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de América Latina (Guatemala) COLOMBIA : PARAMILITARES El escándalo de la "parapolítica" en Colombia comprueba la extensión y profundidad que ha alcanzado el fenómeno de la extrema derecha en el país. A pesar de las maniobras oficiales para tapar o desviar el curso del proceso penal, casi como un alud incontrolable las revelaciones destapan los vínculos del paramilitarismo con el estado, los partidos políticos tradicionales, los empresarios (nacionales y extranjeros), ciertas embajadas y un sector nada desdeñable de la sociedad. ODIOS DE CLASE En Ecuador, es el tiempo de cambiar y de ello se debe adquirir plena conciencia y coadyuvar a que los cambios se produzcan en paz. BOLIVIA: UNA TRAGEDIA COMO DESAFÍO El desborde de los ríos ha provocado desastres en varios países de América, en Europa y otros continentes. El calentamiento global causa dramáticos cambios climáticos en todo el mundo. DENUNCIA FIDEL CASTRO QUE EE.UU. INTERNACIONALIZA EL GENOCIDIO El presidente de Cuba, Fidel Castro, denunció hoy que Estados Unidos internacionaliza el genocidio con su política energética, sobre la cual reflexiona en un artículo publicado por el diario Granma. Leer en http://attac-info.blogspot.com/ DE LA RESISTENCIA AL PODER Declaración de Iximche' III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de América Latina (Guatemala) Nosotros y nosotras, hijos e hijas de los pueblos y nacionalidades indígenas originarias del continente, autoconvocados y reunidos en la III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala realizado en Iximche', Guatemala, los días oxlajuj Aq'abal, trece fuerzas del espíritu del amanecer, 26 al kají kej, cuatro fuerzas del espíritu del Venado, 30 de marzo del 2007: Reafirmamos la Declaración de Teotihuacan (México, 2000) y la Declaración de Kito (Ecuador, 2004); ratificamos nuestros principios milenarios, complementariedad, reciprocidad y dualidad, y nuestra lucha por el derecho al territorio, la Madre Naturaleza, la autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas; y anunciamos el resurgimiento continental del Pachacutik (retorno), al cierre del Oxlajuj Baq'tun, cuenta larga de 5,200 años, acercándonos a las puertas del nuevo Baq'tun encaminándonos para hacer del Abya Yala una "tierra llena de vida". Vivimos siglos de colonización, y hoy la imposición de políticas neoliberales, llamadas de globalización, que continúan llevando al despojo y saqueo de nuestros territorios, apoderándose de todos los espacios y medios de vida de los pueblos indígenas, causando la degradación de la Madre Naturaleza, la pobreza y migración, por la sistemática intervención en la soberanía de los pueblos por empresas transnacionales en complicidad con los gobiernos. Nos preparamos para recibir y afrontar los desafíos que nos demanda los nuevos tiempos, por tanto declaramos: Afianzar el proceso de alianzas entre los pueblos indígenas, de pueblos indígenas y los movimientos sociales del continente y del mundo que permitan enfrentar las políticas neoliberales y todas las formas de opresión. Responsabilizar a los gobiernos por el permanente despojo de los territorios y la extinción de los pueblos indígenas del continente, a partir de prácticas impunes de genocidio de las transnacionales, así como por la poca voluntad de las Naciones Unidas en viabilizar la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y por no garantizar el respeto pleno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ratificar nuestro derecho ancestral e histórico al territorio y a los bienes comunes de la Madre Naturaleza, y reafirmamos su carácter inalienable, imprescriptible, inembargable e irrenunciable, aún a costa de nuestras vidas. Consolidar los procesos impulsados para fortalecer la refundación de los Estados - nación y la construcción de los Estados plurinacionales y sociedades interculturales a través de las Asambleas Constituyentes con representación directa de los pueblos y nacionalidades indígenas. Avanzar en el ejercicio del derecho a la autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas, aún sin el reconocimiento legal de los Estados - nación. Ratificar el rechazo a los tratados de libre comercio (TLCs) que vulneran la soberanía de los pueblos y mantener la vigilancia ante los intentos por implementar nuevos tratados comerciales. Reafirmar nuestra decisión de defender la soberanía alimentaría y la lucha contra los transgénicos, convocando a todos los pueblos del mundo a sumarse a esta causa para garantizar nuestro futuro. Ratificar la lucha por la democratización de la comunicación y la implementación de políticas públicas que contemplen disposiciones específicas para los pueblos indígenas e impulso de la interculturalidad. Alertar a los pueblos indígenas sobre las políticas del BID, Banco Mundial y entidades afines para penetrar en las comunidades con acciones asistencialistas y de cooptación que apuntan a la desarticulación de las organizaciones autónomas y legitimas. Para el vivir bien de los pueblos indígenas, acordamos: Exigir a las instituciones financieras internacionales y los gobiernos la cancelación de sus políticas de promoción de las concesiones (mineras, petroleras, forestales, gasíferas y de agua) de territorio indígenas para las industrias extractivas. Condenar las políticas del presidente Bush y del gobierno de Estados Unidos expresadas en la exclusión demostrada con la construcción del muro en la frontera con México mientras por otro lado trata de apropiarse de los bienes comunes de la Madre Naturaleza de todos los pueblos del Abya Yala, implementando planes y acciones expansionistas y guerreros. Condenar la actitud intolerante de los gobiernos de los Estados - nación que no reconocen los derechos de los pueblos indígenas, en particular a los que no han ratificado ni garantizan la aplicación del Convenio 169 de la OIT. Condenar las democracias impostoras y terroristas implementadas por los gobiernos neoliberales, que se traducen en la militarización de los territorios indígenas, la criminalización de las luchas indígenas y movimientos sociales en todo el Abya Yala. Para hacer caminar la palabra y realizar los sueños, de la resistencia al poder: Nos constituimos en la Coordinadora Continental de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Abya Yala, como espacio permanente de enlace e intercambio, donde converjan experiencias y propuestas, para que juntos enfrentemos las políticas de globalización neoliberal y luchar por la liberación definitiva de nuestros pueblos hermanos, de la madre tierra, del territorio, del agua y todo el patrimonio natural para vivir bien. En este proceso delineamos las siguientes acciones: Fortalecer el proceso organizativo y de lucha de los pueblos indígenas con la participación de las mujeres, niños y jóvenes. Convocar a la Cumbre Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala y a la Cumbre Continental de la Niñez, Adolescencia y Juventud de las Nacionalidades del Abya Yala. Convocar a la marcha continental de los pueblos indígenas, a realizarse el 12 de octubre del 2007, para salvar a la Madre Naturaleza de los desastres que está provocando el capitalismo, y que se manifiesta en el calentamiento global. Impulsar la misión diplomática de los pueblos indígenas para defender y garantizar los derechos de los pueblos indígenas. Respaldar la candidatura a Premio Nobel de la Paz de nuestro hermano Evo Morales Ayma, Presidente de Bolivia. Exigir la despenalización de la hoja de coca. "Soñamos nuestro pasado y recordamos nuestro futuro" Iximche', Guatemala, marzo 30 de 2007. movimientos.org COLOMBIA: PARAMILITARES Juan Diego García El escándalo de la "parapolítica" en Colombia comprueba la extensión y profundidad que ha alcanzado el fenómeno de la extrema derecha en el país. A pesar de las maniobras oficiales para tapar o desviar el curso del proceso penal, casi como un alud incontrolable las revelaciones destapan los vínculos del paramilitarismo con el estado, los partidos políticos tradicionales, los empresarios (nacionales y extranjeros), ciertas embajadas y un sector nada desdeñable de la sociedad. A estas alturas del escándalo es innegable que además de los grotescos y ordinarios personajes que se sientan en el banquillo de los acusados deberían sentarse también los inductores y responsables intelectuales del engendro. Ya no es posible alegar ignorancia para juzgar con benevolencia la llamada democracia colombiana. Quienes desde Europa y los Estados Unidos mantienen un apoyo ilimitado al actual gobierno de Uribe tienen sin duda otros motivos ajenos completamente a la defensa de la democracia y el progreso. Seguramente que dicho apoyo va ligado a la suerte de sus inversiones en el país y a los intereses estratégicos de Occidente en general. Ya no es posible ignorar los informes anuales de Naciones Unidas, la OEA, los grupos de derechos humanos (nacionales y extranjeros como A.I o Human Right Watch) y hasta los datos oficiales - muy maquillados por razones obvias- para concluir que Colombia está lejos de la imagen idílica de una democracia plena. Los datos reflejan un panorama desolador de desapariciones, muertes fuera de combate (asesinatos a sangre fría que tan solo en el primer mandato de Uribe llegan a los once mil casos), secuestros, exilios (¿casi sesenta mil?) y alrededor de tres millones de desplazados que colocan a Colombia por este motivo en el segundo lugar del mundo después de Congo. Tampoco consiguen ocultar esta dolorosa realidad los festivales internacionales de cine y arte, los concursos de belleza, la celebración oficial del cumpleaños de García Márquez o el actual congreso de la lengua castellana con asistencia del rey de España, Bill Clinton y hasta personajes destacados de la farándula. Cada día resulta más difícil mantener la imagen de una democracia ejemplar, acosada por una violencia que le es ajena y de un gobierno sensato, prudente y responsable que ofrece bienestar a sus ciudadanos y seguridad a los inversionistas. Porque antes que mérito del gobierno, el actual juicio a la extrema derecha es el mérito de algunos jueces honrados y un "daño colateral" del proceso de reinserción de los paramilitares torpemente conducido por el propio Uribe: El engendro se le escapa de las manos y los cabecillas del paramilitarismo, para imponer los términos de su condena destapan vínculos incómodos con la clase dominante en la mejor tradición del "si no conseguimos nuestro propósitos, hablamos". Crecen las voces (inclusive en Estados Unidos) que acusan al ejército de utilizar estas bandas para hacer el "trabajo sucio" que las leyes les impiden. El marco legal vigente -así sea estrecho- es un obstáculo que apenas inmuta a estos gatillos fáciles que asesinan, desaparecen, intimidan y aterrorizan a comunidades enteras. Alegar que estos vínculos no pasan de ser "casos individuales" ya no se sostiene cuando se comprueba que su creación, asesoría y mantenimiento forma parte de la teoría contrainsurgente de las fuerzas armadas. El escándalo salpica cada día con mayor fuerza a los partidos políticos, principalmente a los que apoyan al presidente Uribe. Mediante el terror estas bandas aseguran triunfos electorales y el control de regiones enteras. Los "paras" terminan por adueñarse de las instituciones, su influencia y sus recursos. En las dos elecciones anteriores Uribe Vélez ganó con votos que a todas luces resultan nulos y afectan su legitimidad. Sobran razones para exigir la inmediata dimisión del presidente como se ha hecho con el resto de senadores, representantes, funcionarios, alcaldes y gobernadores implicados en el escándalo. Menos publicitada pero igualmente decisiva ha sido la participación de un sector del empresariado local que alegando la necesidad de defenderse de la guerrilla ha visto en los paramilitares un instrumento muy útil para deshacerse de líderes sindicales y activistas sociales que incomodan. No por azar Colombia registra el mayor número de asesinatos de unos activistas que se juegan la vida cotidianamente. Las investigaciones judiciales revelan que antes que ser víctimas de la extorsión de los "paras" estos empresarios han jugado un destacado papel en su promoción, financiación y organización. Tampoco es nueva ni desconocida la vinculación entre los grandes "capos" del narcotráfico y el paramilitarismo ni la vocación temprana de éstos como traficantes de estupefacientes. Por eso parece natural que el narcotráfico aparezca al lado de los "paras" en la mesa de negociaciones del supuesto proceso de paz del gobierno con estas bandas sin que sea ya posible distinguir unos de otros. A ambos la llamada "ley de justicia y paz" les permite aparecer como "fuerza política", lavar su pasado delictivo, legalizar sus bienes y purgar cortas penas en sus cómodas haciendas convertidas en "casa-cárcel". Capítulo especial merece la participación en el paramilitarismo de grandes empresas y en particular de multinacionales como lo prueba la reciente condena de la frutera estadounidense Chiquita Brands por financiar a los "paras" y dotarlos de armamento o los procesos abiertos contra Coca-Cola o la carbonea gringa Drummond; igual hacen las multinacionales de palma africana, madera, minerales o grandes obras de ingeniería, sin que falten naturalmente las del petróleo, protegidas conjuntamente por las fuerzas armadas, los paramilitares y cientos de mercenarios a manera de ejércitos privados. Por supuesto, la embajada estadounidense no es ajena ni inocente. Aún antes de que aparecieran las actuales guerrillas o cuando éstas eran grupos reducidos de sobrevivientes de otras guerras (en 1965, cuando se crean las FARC sus combatientes no pasaban de 46 hombres y dos mujeres) la misión militar ya "aconsejó" a Bogotá la formación de grupos de civiles armados que "auxiliaran" al ejército, de la misma manera que se había practicado en Indochina, Argelia, Israel, Argentina, Perú, Centroamérica, México o la propia Colombia, que tiene una vieja tradición de paramilitarismo. Solo se tuvo que reorganizar, disciplinar y armas gentes diversas (sobre todo mucho lumpen) que desde siempre habían servido de brazo armado de los empresarios. Se contó siempre con la eficaz asesoría del Pentágono y por supuesto con los mercenarios israelíes - como se sabe- expertos en la materia. El paramilitarismo colombiano está pues lejos de ser un simple problema de bandas armadas. Recibe su primera cobertura institucional del mismo estado que lo tolera, impulsa y protege, tiene sus bases sociales en sectores de la denominada "clase media" y recibe la financiación del empresariado y, en particular, de la gran empresa del narcotráfico. Para sus apoyos sociales la acción paramilitar está justificada y aunque algunos no se sientan cómodos con sus crímenes, los soportan como un mal necesario de la misma forma que los capitalistas y los "sectores medios" europeos saludaron el ascenso del fascismo que ponía fin a las huelgas, el sindicalismo y los partidos obreros, entendidos como los promotores del descontento social. No faltaron tampoco liberales que vieron es este mal menor una solución a la debilitada democracia en crisis; si las fuerzas regulares y las leyes vigentes no podían preservar el orden burgués había que saludar la llegada de estos muchachos inquietos y camorristas que al fin de cuenta "eran nuestros muchachos". Algo parecido está ocurriendo en Colombia. Alcanzar la democracia en Colombia y hacer de este país un lugar habitable pasa sin lugar a dudas por erradicar el fenómeno de la extrema derecha de inspiración fascista. Nadie puede prever los efectos del escándalo de la "parapolítica" ni asegurar que todo no termine en el enjuiciamiento de algunos autores materiales, algún cabecilla descolocado y con la impunidad de la clase dominante, verdadera culpable por acción y omisión. Por contraste, se asiste hoy en Colombia a la caza de brujas, al señalamiento de quienes hacen la denuncia y a la amenaza por exigir responsabilidades acusando a los opositores desde el mismo palacio presidencial de "terroristas", "guerrilleros" o "enemigos de la patria" en un lenguaje que recuerda tanto el siniestro vocabulario paramilitar. ODIOS DE CLASE Rodrigo Santillán Peralbo* Los «intelectuales orgánicos» de las rancias derechas políticas, los recaderos de las oligarquías y plutocracias, neoconservadores y neoliberales de toda laya, se oponen tenazmente a los mínimos cambios que el pueblo ecuatoriano exige y que cree se iniciarán con la Asamblea Nacional Constituyente. Gritan que serán libres o morirán en el intento porque odian al "Socialismo del Siglo XXI" del que todo ignoran. Gritan en contra de la inexistente lucha de clases, odian las palabras equidad, justicia social y se atreven a afirmar que son ideas superadas y traídas de los cabellos por trasnochados seguidores de Chávez, a quien le culpan de todo cuanto pasa, hasta de las erupciones del Tungurahua y El Reventador. Tal es la fobia contra el presidente Hugo Chávez que son capaces de los más grandes dislates. Si fuese un dictador, un autoritario, un tirano, si en Venezuela hubiese implantado el totalitarismo, ¿por qué el pueblo, en elecciones libres avalizadas por veedores internacionales, le ha elegido en doce ocasiones? Si la República Bolivariana de Venezuela estuviese en la miseria, con un pueblo hambriento, analfabeto, desempleado, enfermo, encarcelado, perseguido, se podría pensar que Chávez es un gobernante de la peor especie. Pero eso no es todo. Los enemigos de los cambios quieren ver en el gobierno del Ecuador, una copia del de Venezuela. Cierto es que toda nuestra América Latina tiene una historia común, un idioma igual, similares problemas; pero es evidente que cada realidad es distinta y que, por tanto, no admite copias. Qué pena que el odio les obnubile, que el miedo les trice la inteligencia, que la mínima posibilidad de perder privilegios les enlode el alma. Los conservadores a ultranza, sus abogados, políticos y élites son los que han escrito las constituciones, han dictado las leyes, ordenanzas, estatutos, reglamentos y más normas; todas encaminadas a mantener el establecimiento, el status quo a favor de los grupos de poder. Este es el tiempo de cambiar y de ello deben adquirir plena conciencia y coadyuvar a que los cambios se produzcan en paz. Caso contrario, tal vez tengan que soportar «la lucha de clases» que tanto temen, la violencia social en estallidos incontenibles y la imposición de algún tipo de totalitarismo del que todos saldremos en calidad de grandes perdedores. Altercom Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad. *Rodrigo Santillán Peralbo. Periodista ecuatoriano, miembro del Consejo Editorial de Altercom, presidió de la Unión Nacional de Periodistas, profesor de la Universidad Central del Ecuador, autor de varios estudios publicados, fue director de la Revista Siempre, ahora integra el Tribunal Contra la Guerra y es columnista del Diario Nacional La Hora. BOLIVIA: UNA TRAGEDIA COMO DESAFÍO Antonio Peredo Leigue El desborde de los ríos ha provocado desastres en varios países de América, en Europa y otros continentes. El calentamiento global causa dramáticos cambios climáticos en todo el mundo. En Bolivia, las llanuras, sufren inundaciones de la mayor magnitud en los últimos cuarenta años. Los efectos de la corriente de El Niño, agravados por ese calentamiento, han arrasado zonas extensas, con pérdidas aún no calculadas en propiedades, ganado y sembradíos y dejado sin techo a miles de familias. Un plan de emergencia está paliando la situación crítica que se vive en el Beni, norte de Santa Cruz y parte de Pando. A esto se añade la sequía que registra gran parte del altiplano. Más de la mitad del territorio nacional sufre las consecuencias de esta tragedia. Tendrá que movilizarse un monto importante de fondos y diseñarse un programa de reconstrucción que deberá extenderse por dos o tres años. Un castigo anual Aunque la proporción de las inundaciones es mucho menor, anualmente los ríos de la llanura inundan extensas zonas durante los primeros meses del año. Anualmente mueren cientos y miles de vacunos durante el "tiempo de aguas" y cuando éstas se retiran dejando pastos putrefactos. Anualmente, las familias de campesinos pobres y los vecinos de los barrios periféricos, abandonan sus hogares para vivir en carpas y refugios improvisados, hasta que las aguas vuelven a su cauce. Anualmente, la ayuda se limita a proporcionarles alimento y abrigo de emergencia, aliviar en algo las pérdidas que sufren y compensar a los empresarios que pierden cultivos y ganado. Por la misma época, algunas zonas de los valles y la puna son víctimas del granizo o la sequía y, en algunos casos, de ambos fenómenos alternados. De igual modo, aunque en menor medida, se acude a socorrerlos en la circunstancia, aunque luego se los deja librados a su suerte, hasta la próxima tragedia. La memoria histórica de esos pueblos tiene, tales fenómenos, como hitos históricos: "antes de la inundación de tal año" o "en la sequía del año tantos", son referencias comunes en los calendarios pueblerinos. La inundación, el granizo, la sequía, se tienen como fenómenos naturales ante los cuales no puede hacerse nada. La imprevisión como norma Hace cinco o seis años, la ciudad de La Paz sufrió una intensa granizada que se llevó varias vidas humanas. Un alud de hielo consistente se metió en varios locales, atrapando a la gente que se hallaba en su interior. Fueron necesarias dos semanas para encontrar los cuerpos congelados de las víctimas. La alcaldía de la ciudad tomó conciencia de la imprevisión que había causado tal tragedia y dispuso mecanismos de prevención ante futuros desastres. Sin embargo, los habitantes de La Paz aún se sienten aterrados, cuando la lluvia es muy intensa o se escucha el tamborileo persistente del granizo. A nivel nacional, el Viceministerio de Defensa Civil atiende este tipo de emergencias. Pero está precariamente preparado para atender a los damnificados, cuando llega el fenómeno que es anual. Es decir, no hay planes de prevención. Y no los hay, simplemente porque, el presupuesto de la nación siempre en déficit, no destina ningún monto a construir defensivos, proteger zonas anegadizas, disponer refugios adecuados y mantener limpios los cauces fluviales, entre muchas otras medidas de prevención. Una política de seguridad En los últimos diez años se habla mucho de seguridad ciudadana. La inseguridad se acentúa por falta de vigilancia y control en los barrios. Robos y atracos, violencia callejera y violaciones se han hecho noticia cotidiana. Se ha discutido y aprobado leyes con castigos mayores, refuerzo policial y mayor iluminación pública, con escasos resultados. Las iniciativas siguen apareciendo, pero el problema tiene una progresión ascendente. Es resultado del hacinamiento en las ciudades y las malas condiciones económicas. Pero, en el tema climatológico, ni siquiera se habla de seguridad. Hay una suerte de resignación, como si se tratase de un castigo recurrente que debemos purgar de forma continua. Una suerte de revancha que se toma la naturaleza contra nuestras agresiones. Y si es cierto esto último, no quiere decir que debamos resignarnos a sufrirla. La gravedad de las inundaciones en los llanos y la sequía en el altiplano, es un toque de alarma que no podemos desoír. No es suficiente que ayudemos a recuperar lo perdido y esperemos que, el año próximo, el clima sea más benigno. Debemos comenzar a prepararnos, hoy día, para enfrentar este tipo de desastres y aún mayores. Desafío para el cambio El programa de cambio que se ha emprendido en Bolivia, está ante un gran desafío: planificar la prevención contra los desastres naturales. Las perspectivas de desarrollo nacional nunca serán ciertas, si seguimos siendo víctimas pasivas de este fenómeno recurrente. Hay que tomar urgentes medidas para reducir, y luego anular, sus efectos. No es imposible y mucho menos irrealizable. El drenaje de los principales ríos de los llanos y la arborización de sus riberas, es un programa a mediano plazo que tendrá resultados duraderos. Al mismo tiempo, habrá que construir refugios adecuados para albergar a las familias y evitar pérdidas de ganado vacuno. Sistemas de desagüe provisorios pueden proyectarse para acelerar el retiro de las aguas. Planes diversos deben ser organizados para que, a partir del siguiente año, tengamos mejores capacidades de atención. Debemos hacer que, la tragedia que asoló nuestro país este año, sea el punto de partida para iniciar el desarrollo que sustente el cambio que requiere Bolivia. Agencia Latinoamericana de Información
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