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succede in Colombia
- Subject: succede in Colombia
- From: "Miranda Vallero" <miranda.vallero at libero.it>
- Date: Sun, 10 Dec 2006 10:10:20 +0100
Diciembre 2006 0:17
Colombia: Una guerra sin balas, por Juan José Hoyosclasificado en:
.
Diario el Colombiano, 3 de diciembre de 2006. Los indígenas colombianos
están muriendo por montones y nadie parece darse cuenta de esta tragedia. Esta
vez no los están matando solamente las balas.
Hay una guerra silenciosa más grave que ha cobrado en las últimas semanas
más de 107 vidas sólo en el resguardo embera de Catrú, en el departamento del
Chocó. Es como si Karagabí, su Dios, los hubiera abandonado.
Los 107 emberas murieron en la región del Alto Baudó, en las selvas del
suroeste del Chocó. Ninguno de ellos tenía los 900 mil pesos que necesitaba para
pagar una lancha que podría haberlo llevado por el río, hasta el centro médico
más cercano, situado a unas 5 horas. Más de 60 de los muertos eran niños menores
de 4 años que llevaban tres meses padeciendo, además, fiebres, diarreas y
dolores intestinales.
El resguardo de Catrú está formado por 22 comunidades emberas, con más de
cinco mil habitantes, en jurisdicción del municipio del Alto Baudó. La cabecera
municipal está situada a unas cinco horas de viaje en canoa desde Quibdó, la
capital del departamento del Chocó.
Escuché con tristeza esta historia de boca de Evelis Andrade, el presidente
de la Organización Nacional Indígena de Colombia. Lo busqué para preguntarle si
era cierta la noticia que leí esta semana en la edición electrónica del
periódico El Tiempo. Me dijo que sí. Y me contó cosas peores. Cuando acabó de
hablar, pensé que lo ocurrido en las selvas del Chocó es tan grave y vergonzoso
como el escándalo de los parlamentarios detenidos e investigados por la Corte
Suprema de Justicia por crear grupos paramilitares e instigar matanzas. Sin
embargo, la noticia ni siquiera apareció publicada en la mayoría de los
periódicos colombianos.
La organización Orewa, que agrupa a los embera del Chocó, dijo que el único
auxilio que los indígenas moribundos recibieron del Estado colombiano fue una
comisión de médicos epidemiólogos de la Dirección de Salud del Chocó que,
después de las denuncias hechas por varias organizaciones indígenas, viajó hasta
Catrú. Cuando los médicos llegaron, los indígenas enfermos tenían síntomas de
insuficiencia respiratoria aguda. Algunos alcanzaron a ser atendidos pero ya era
poco lo que se podía hacer. Uno de los médicos informó que la mayoría murió de
malaria. El trabajo de los médicos se imitó a preparar las actas de defunción.
Luego atendieron más de 600 pacientes con síntomas parecidos, antes de regresar
a su sede en Quibdó.
La Orewa advirtió que se están presentando muchas muertes de indígenas no
sólo en Catrú sino en otras regiones del Chocó. Las patologías son muy
parecidas: insuficiencia respiratoria, diarrea aguda, tuberculosis, paludismo y
desnutrición. A esta situación hay que agregarles los problemas sociales
causados por el desplazamiento forzado y los hostigamientos de que son víctimas
en medio de la guerra irregular que se libra en las selvas entre los grupos de
autodefensa, los guerrilleros y el Ejército Nacional.
El 9 de noviembre de este año, la Onic y la Orewa, con el apoyo de la
Diócesis de Quibdó, informaron de la grave situación a las autoridades
sanitarias del Chocó. Cuando los médicos por fin llegaron a la región de Catrú,
Dubasa y Ancosó, situadas en el Alto Baudó, ya habían muerto 75 indígenas. Luego
murieron los demás.
Hace pocos días, varios dirigentes de la Orewa que viajaron a Catrú fueron
testigos de la muerte de tres niños indígenas en menos de 24 horas. Tras el
regreso de los médicos que los acompañaban en la comisión, murieron cuatro niños
más, lo que quiere decir que en menos de una semana fallecieron siete niños.
La muerte de estos niños prendió las alarmas en las 22 comunidades embera
del resguardo de Catrú. Según Evelis Andrade, de la Onic, la situación empeoró a
fines de octubre, cuando las fiebres y las diarreas se extendieron a otras
comunidades. Poco después empezó la ola de muertes.
Evelis Andrade se quejó de que esta tragedia ha ocurrido a pesar de que en
el Chocó hay varias EPS, ARS y una Dirección de Salud. "Ninguna de ellas hace
trabajo preventivo", dijo. No hay planes de vacunación ni para los niños ni para
los adultos. También recordó que el problema no es nuevo: en 1998, la Orewa
registró más de 500 muertes de indígenas por causa de la malaria, la
tuberculosis y la desnutrición.
Hace dos años, un relator de Derechos Humanos de la Organización de
Naciones Unidas presentó al gobierno nacional un informe en el que decía que la
situación de salud de los indígenas era crítica y había algunos grupos en
peligro de desaparecer. Sin embargo, el gobierno nacional no ha emprendido hasta
el momento ninguna acción importante para protegerlos.
Patricio Mecha Forastero, representante del Cabildo Mayor de Catrú, culpó
de las muertes al abandono del Estado y de su sistema de salud, ya que las
enfermedades que han costado la vida a tantos embera pueden ser prevenidas y
tratadas.
El presidente de la Onic también culpó de las muertes al Estado porque a
pesar de que el gobierno nacional creó el Sisbén y otro montón de entidades que
dicen trabajar por la salud, los indígenas de muchas regiones de Colombia no
reciben ninguna clase de atención y, como en el caso de Catrú, mueren por
enfermedades que en el resto del mundo son curables y se pueden prevenir.
Pero la vida es irónica. Mientras los indígenas enterraban a sus muertos,
el alcalde del Alto Baudó culpaba de la epidemia a los médicos tradicionales
embera, llamados por ellos "jaibanás". Según la Orewa, el funcionario dijo en
forma malintencionada en varias entrevistas de prensa que la situación de Catrú
ha sido provocada por problemas de "jaibanismo".
Dudo que los nombres de estos 107 indios colombianos que murieron de
paludismo en Catrú estuvieran registrados en el último censo de población y
vivienda realizado por el Dane. Dudo que tuvieran siquiera cédula de ciudadanía.
Creo que lo único que su país les dio fue el pedazo de tierra en el que sus
cuerpos fueron enterrados después de su muerte. El resto se las arrebataron hace
muchos años.
Fuente: Comunicaciones ONIC, Organizacion Indigena de
Colombia __________________________________________________ |
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