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Fw: Oxaca
- Subject: Fw: Oxaca
- From: "nello margiotta" <nellomargiotta55 at virgilio.it>
- Date: Fri, 3 Nov 2006 00:11:24 +0100
----- Original Message -----
From: Miranda
Vallero
Sent: Thursday, November 02, 2006 10:00 AM
Subject: Oxaca Mexico: La batalla de Oaxaca
MEXICO… ARGOS: NOVIEMBRE 1 DE
2006…
Por:
Luis Hernández Navarro
De
hinojos, con la bandera nacional en alto, con su sangre como ofrenda, un
ciudadano se coloca frente a los vehículos de la Policía Federal Preventiva
(PFP) para tratar de evitar su paso. No es el único. No lejos de allí, decenas
de oaxaqueños se tiran al piso para formar una alfombra humana que evite el
avance de las tanquetas que lanzan chorros de agua a presión.
En
las calles de la Oaxaca son mujeres, niños, jóvenes, ancianos quienes se
enfrentan de manera no violenta a los gendarmes federales. En pequeñas
cartulinas escriben: váyanse, no son bienvenidos. Son miles de personas las que
usan su cuerpo como única arma para resistir la agresión policial. Han
convertido el miedo en rabia, la humillación en dignidad.
En
tres barricadas la tensión sube de tono. Hay quienes arrojan palos y piedras.
Unos pocos quieren aventar molotovs. Otros más lanzan cohetones. Grupos de
jóvenes y pobres urbanos desean enfrentarse con los uniformados. Desde Radio
Universidad, voz del movimiento contra Ulises Ruiz, los locutores insisten una y
otra vez en enfrentar de manera pacífica la incursión de los gendarmes
federales. Paciencia, calma, inteligencia, recomiendan. No caer en
provocaciones, insisten.
El
ofrecimiento gubernamental de un operativo de disuasión limpio y sin
contacto se esfuma desde los primeros momentos. Son palabras. La policía arroja
gases lacrimógenos, blande los toletes, dispara armas de fuego, catea domicilios
particulares, detiene ciudadanos, agrede a periodistas y confisca su material
gráfico. Su consigna es avanzar con todo, tomar edificios públicos, borrar las
huellas que den testimonio de sus tropelías, hacer sentir su fuerza.
Como
en Atenco, el gobierno monta una gran campaña mediática para tapar las
atrocidades de sus gendarmes. El secretario Abascal declara que no hubo muertos,
que el saldo es blanco. Lo mismo hace el presidente Fox. Pero la voz de los
difuntos los desmiente. Los más de 50 detenidos los refutan. Los heridos lo
niegan. Otra vez más, como en Lázaro Cárdenas y como en el mismo Atenco, la
agonizante administración de Vicente Fox se mancha las manos de sangre.
Es
la batalla de Oaxaca. Es la revuelta popular más importante en muchos años y el
intento de sofocarla por la vía de la represión. En ella está contenida la
prefiguración del rumbo que pueden tomar las protestas populares en México.
Aunque el poder diga que la incursión busca garantizar la seguridad pública, lo
que para él está en disputa ahora es la destrucción de la nueva sociabilidad
tejida desde abajo y el sotenimiento de Ulises Ruiz. En cambio, para quienes
intergran el movimiento lo que se pelea es su proyecto autónomo, tanto como su
vida misma.
La
batalla de Oaxaca es un combate en el que el gobierno federal juega sus cartas
como siempre, pero el movimiento popular despliega las suyas con imaginación y
audacia. Mientras las fuerzas federales se comportan como un ejército de
ocupación extranjero engolosinado con las posiciones que ocupa, los oaxaqueños
enarbolan centenares de banderas patrias y cantan el Himno Nacional. En la
disputa por los símbolos patrios, la gobernación perdió el primer asalto. No
bien la PFP tomó el centro de la ciudad y posiciones estratégicas, los
ciudadanos levantaron nuevas barricadas a sus espaldas. La gente que desde sus
comunidades serranas había apoyado el movimiento baja a la capital del estado.
No van a marchar solamente. Los cercados rodean a sus agresores.
En
Oaxaca, Vicente Fox está pagando con sangre la alianza política para avalar la
toma de posesión de Felipe Calderón como Presidente de la República el próximo
primero de diciembre. "Yo no creé este problema", dice el defenestrado
mandatario estatal.
El
gobierno federal se hizo cargo de la cuenta de las tropelías de una
administración local a la que sus ciudadanos repudian. Fox cubrió la factura de
Ulises Ruiz a un precio estratosférico. El Partido Acción Nacional solventó el
importe de las barbaridades perpetradas por el Partido Revolucionario
Institucional. La dimensión de este compromiso puede ejemplificarse muy bien
parafraseando la escena final de la obra de Bertolt Brecht Los días de la
Comuna, en la cual el aristócrata celebra el aplastamiento sangriento de la
Comuna de París de 1871, de la que la sublevación oaxaqueña es hija legítima:
PRIÍSTA
(a media voz): Mister Fox, para usted esto significa la inmortalidad. Ha
devuelto Oaxaca a su verdadera soberana, México.
FOX:
México... son ustedes, los priístas, ladies and gentlemen...
Por
lo pronto, el gobierno federal ha comenzado ya a pagar el precio de la alianza.
En varias ciudades europeas se han ocupado consulados mexicanos o efectuado
mítines frente a sus edificios. En México las acciones de protesta contra la
acción policiaca se han extendido a otros estados y grupos de maestros preparan
un paro nacional. Y según afirmó el dirigente indígena Adelfo Regino: a ver cómo
le hace ahora Felipe Calderón para ir a Oaxaca.
No
hay regreso a la normalidad fincado en el uso de la violencia. No hay forma de
sanear el tejido social con la ocupación policiaca. La gobernabilidad requiere
de la aceptación de que los gobernados reconozcan la legitimidad de sus
mandatarios. Esa aceptación no existe y no vendrá con toletes y botas. Por el
contrario, el fermento de la inconformidad se ha esparcido a todos los rincones
de la entidad con el nuevo agravio. Si hasta ahora algunos sectores de la
sociedad habían permanecido neutrales, el atropello federal los ha obligado a
tomar partido.
El
acuerdo con la dirección del sindicato magisterial para volver a clases este
lunes naufraga. No hay condiciones para hacerlo. La sangre de los muertos está
aún fresca y la indignación es enorme. Los maestros que habían aceptado el
repliegue se vuelven a movilizar. La presencia policiaca es un agravio
inadmisible que ha calado hondo.
La
batalla de Oaxaca no termina aún. Por el contrario, la solución al conflicto en
la entidad es hoy mucho más compleja que hace unos días y parece más lejana. La
frase es trillada, pero inevitable: quisieron apagar el fuego echándole
gasolina.
El EZLN convoca a movilizarse en solidaridad con
Oaxaca
Pulsar
El Ejército
Zapatista de Liberación Nacional anunció para este miércoles una jornada de
bloqueos en el estado de Chiapas en solidaridad con el pueblo de Oaxaca. El EZLN
convocó además a un paro nacional para el próximo 20 de
noviembre.
Durante el miércoles 1º de noviembre se cerrarán las carreteras y caminos que atraviesan los territorios donde el EZLN mantiene presencia en Chiapas. El EZLN llamó
a la otra campaña a movilizarse durante toda la jornada donde "cerrando de
manera total, parcial o intermitente, real o simbólicamente, las calles,
caminos, carreteras, casetas, estaciones, aeropuertos y cualquier medio de
comunicación".
Asimismo,
inició contactos y consultas con otras organizaciones, grupos, colectivos y
personas de la otra campaña, para iniciar jornadas de solidaridad con Oaxaca y
convocar a un paro nacional para el 20 de noviembre.
El mensaje que los zapatistas quieren transmitir es que el pueblo de Oaxaca no está solo. |
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