Publicado en el diario “La
Razón” el miércoles 20 de julio del 2005
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En el inicio hubo “una
historia feliz”
La irresponsabilidad ambiental y social de
Yanacocha
La empresa priorizó como estrategias: la billetera
en mano y el uso perverso de los medios de
comunicación
Por Marco Arana Zegarra
(*)
En 1993,
Cajamarca recibió a Minera Yanacocha con los brazos abiertos. Las promesas de
trabajo, canon minero, utilización de tecnologías limpias entusiasmaron a la
inmensa mayoría de los cajamarquinos. ¿Quién podía poner en duda que, luego del
aislamiento económico en que quedó el país por la desacertada política económica
de Alan García, Yanacocha aparecía como la primera gran inversión extranjera
significativa que devolvía al país la oportunidad de reinsertarse en la economía
global?, si además se tiene en cuenta que ese año el país sufría el
desangramiento de la violencia política y la crisis institucional del autogolpe
de Estado del fujimorismo, la llegada de la inversión minera sólo podía ser
percibida como el anuncio de nuevos tiempos para la economía nacional.
“Una voz grita sola en el
desierto”
Cuando hacia
fines de 1993 y a inicios de 1994, los campesinos denunciaron los abusos que los
mineros venían cometiendo en los procesos de compras de tierras en la zona del
Cerro Quilish y Combayo, las voces para defender los derechos de los campesinos
fueron aisladas y vistas con cierta desconfianza. El denominado “boom” minero
había embotado las mentes de las autoridades y neutralizado la acción
responsable de los partidos políticos y las organizaciones sociales (incluidas
ONGs) que asumieron acríticamente que la inversión privada era sinónimo de
desarrollo y que la “nueva minería” era una minería ambientalmente “limpia”.
La voz de la
Iglesia Católica que se había solidarizado con la defensa de los derechos de los
campesinos sonaba como aislada “aguafiestas”, pero claramente profética y
enérgica: “si no se colocan los mecanismos de redistribución que incluyan a los
campesinos en los beneficios, la historia de la minería seguirá siendo aquella
de explotación y miseria” eran las solitarias palabras de Monseñor Dammert en un
artículo publicado por el Diario La República en
1994.
La defensa del Quilish como expresión de un malestar
acumulado
Once años
después (setiembre del 2004), Minera Yanacocha ha experimentado el peor rechazo
de la población cajamarquina que, cansada de la soberbia, manipulación y
mentiras de la empresa minera, se levantó para defender el Cerro Quilish y
cuestionar el conjunto de las relaciones de la empresa minera con la comunidad.
La costosa política de imagen institucional minera se vino al suelo como un
castillo de naipes. Yanacocha, la empresa que había sido premiada en repetidas
oportunidades como modelo de responsabilidad social y empresarial, quedó de
pronto ante todo el país sin su máscara: su responsabilidad ambiental y social
estaba siendo seriamente cuestionada por miles de ciudadanos
cajamarquinos.
Lo peculiar del
reclamo ciudadano fue que el cuestionamiento más severo no se dirigió contra la
inversión privada, ni contra la minería en general, sino contra la
irresponsabilidad ambiental y social de Minera Yanacocha que amenazaba la salud
y la vida de los pobladores de las comunidades aledañas. Lo más importante fue
que el cuestionamiento más radical y profundo fue planteado desde los más
débiles del tejido social: los campesinos, que se sintieron amenazados por el
avance descontrolado de las operaciones mineras sobre sus tierras, y sobre la
escasez y la falta de garantías sobre la calidad de sus aguas. A esos reclamos,
que la oficina de información de Yanacocha denominó reclamos aislados de un
“grupo de campesinos borrachos azuzados por ONGs ambientalistas y un cura que
les distribuye aguardiente”, se sumaron inmediatamente las protestas
multitudinarias de la población urbana, trabajadora y
estudiantil.
De manera
reiterativa, los funcionarios de Yanacocha despreciaron la creciente protesta
ciudadana e intentaron por todos los medios de deslegitimar la protesta
ciudadana, señalando en diversos medios de comunicación que se trataba de una
protesta que ponía en peligro la inversión privada, la minería y finalmente el
desarrollo. La soberbia de los funcionarios mineros, seguía haciéndolos
incapaces de mirar y responder adecuadamente a la compleja situación de
descontento social y arriesgando salidas violentas que a lo largo de quince días
de movilización ciudadana siempre estuvieron pendientes cual espada de
Damocles.
La crisis del Quilish mostró que Yanacocha no
había aprendido las lecciones de
Choropampa
La primera vez
que el rostro duro y fiero de Yanacocha se puso al descubierto en toda su
magnitud fue con el derrame de mercurio en las localidades de San Juan,
Choropampa y Magdalena (Junio 2000). Allí, en vez de evacuar a la población,
como se les recomendó oportunamente en una reunión habida en el Obispado de
Cajamarca, los funcionarios optaron por seguir exponiendo a la población al
vapor del mercurio, sea porque no estaban conscientes ni preparados para asumir
una emergencia de tal magnitud o porque, al final de cuentas, se trataba de
campesinos, pobres y despreciables (“borrachos y manipulados”) a los cuales
pagarles unos centavos para que recogieran el mercurio, sin accesorio alguno de
protección, y pagar magras indemnizaciones resultaba más barato que disponer la
evacuación masiva de la población y una cuidadosa limpieza.
La crisis del
Quilish también puso en evidencia que Yanacocha no había aprendido las lecciones
de Choropampa: las mismas personas que (mal) manejaron las relaciones con la
población contaminada por el mercurio seguían siendo las voces autorizadas de la
empresa minera. Y, si bien habían algunos rostros y voces nuevas de la empresa,
estos no fueron para corregir errores, sino para ocultar evidencias y recuperar
el terreno perdido utilizando dos estrategias: la billetera en mano o utilizando
de manera perversa los medios de comunicación que mostraba a pobladores
afectados que aparecían dando “gracias a Dios” a Yanacocha por haberlos ayudado
durante la enfermedad del mercurio (sic.); pobladores que celebraban su fiesta
patronal a los pocos días del derrame de mercurio bebiendo cerveza y jugando
fulbito con premios donados por Yanacocha y por tanto agradecidos a la empresa.
De otro lado, cuando cientos de pobladores protestaban tomando carreteras se les
presentó mediáticamente como delincuentes que no sabían respetar la ley y el
estado de derecho.
A pesar que,
para Yanacocha los sucesos de Choropampa debieron ser una oportunidad para
realizar el cambio organizacional que la dimensión y el acelerado crecimiento de
sus operaciones exigía, los funcionarios mineros se negaron a aprender, y por
tanto a realizar una adecuada gestión del cambio en profundidad: la inversión
social empresarial siguió sometida a su política de marketing y utilizada bajo
un perverso esquema de control social y no de desarrollo; tampoco los “nuevos”
planes de contingencia y las “nuevas” medidas de seguridad llegaron a constituir
cambios sustantivos en la gestión ambiental de la
empresa.
El enfoque de
la sola rentabilidad empresarial, divorciada de la responsabilidad ambiental y
social fue el mayor error de la empresa
La búsqueda
obsesiva de una competitividad empresarial no centrada en indicadores de
responsabilidad ambiental y social empresarial, sino unilateralmente en
indicadores económicos dejó contentos a los funcionarios mirando cómo día a día
crecían las inmensas riquezas de la empresa: reducción de costos de producción,
incremento de la producción total de oro, incremento de las ventas, ratio
costo/beneficio, inversión/rentabilidad, etc.
Los premios
autoconferidos por empresas o gremios “amigos” como CONFIEP a la excelencia
ambiental, social y la competitividad de Yanacocha confirmaban que la empresa
era la más responsable del ramo.
Entonces los
funcionarios consideraron que el creciente descontento del pueblo de Cajamarca
era un rumor del cual podía prescindirse, mientras contaban con que sus
convenios con las autoridades locales eran suficientes para neutralizarlas o
condicionarlas; de otro lado una caja chica bien nutrida podía seguir inundando
de regalos a todos aquellos (personas o instituciones) que extendiesen la mano y
que los funcionarios consideraran “aliados estratégicos”.
El Fondo de
Inversión Social Los Andes(2), prometía dar dinero a cualquier proyecto que
presentasen ONGs dispuestas a “portarse bien” con Minera Yanacocha. Las Oficinas
de Desarrollo Rural, Comunicaciones y Relaciones de la empresa fueron
convertidas en el Santa Claus local, y se dieron abasto suficiente para no
perder ocasión alguna para financiar cuanta actividad local se presentase
oportuna para redituar publicidad y generar supuestas adhesiones y socios: las
fiestas de carnaval; los festivales deportivos, musicales y literarios; el
apadrinamiento de fiestas y viajes de promoción; combustible para los vehículos
de la policía; la construcción de templos católicos y evangélicos; el regalo de
cuadernos, carpetas, castillos de fuegos artificiales, ropa deportiva o whisky a
colegios profesionales o instituciones públicas que tuvieran la suerte que los
funcionarios mineros calificaran como “aliados estratégicos” o, en el colmo del
derroche y la ansiedad, llegaran a regalar una camioneta 4 x 4 para el
campeonato de “fulbito cholo” con las comunidades aledañas al Cerro Quilish.
Yanacocha debe aprender a implementar verdaderas respuestas a
problemas verdaderos
A lo largo de
once años, los funcionarios de la empresa minera recibieron diversos reclamos y
propuestas de la población para que pudieran resolver los problemas generados
por sus impactos sociales y ambientales, pero paradójicamente siempre
menospreciaron tales alcances, probablemente porque no consideraban que
importantes sectores de la población cajamarquina merecían ser vistos y tratados
como ciudadanos con derechos y responsabilidades.
Diversos fueron
los mecanismos ensayados para que la empresa minera pudiera resolver los
conflictos existentes con la comunidad, sin embargo en todos ellos el desempeño
de los funcionarios de la empresa minera fue totalmente errado e
ineficiente:
Los reclamos de
los campesinos a quienes se les compró tierras a precios irrisorios de cien
nuevos soles por hectárea, no se resolvió con indemnizaciones o canje de tierras
sino creando un fondo de créditos rotatorios con lo cual terminaron quedándose
sin tierras y convirtiéndose en deudores del fondo crediticio de Minera
Yanacocha.
Las
indemnizaciones a las personas intoxicadas por el mercurio se hicieron
haciéndoles firmar documentos privados por los cuales se obligaba a los
afectados a renunciar a su derecho de defensa legal en tribunales locales,
regionales, nacionales e internacionales y expresando que eximían a Yanacocha,
sus funcionarios y empresas contratistas de responsabilidad alguna en los hechos
ocurridos. Actualmente, los reclamos de las poblaciones de Choropampa, San Juan
y Magdalena afectadas por el mercurio, según Yanacocha constituyen “un caso
superado” pero que recientemente una Corte americana ha acogido.
La exposición a
riesgos innecesarios de la población urbana y rural. Por años, la empresa minera
sigue desoyendo los reclamos de autoridades y de la población para construir una
vía alterna a la ciudad para el transporte de sustancias altamente tóxicas como
el cianuro, anfo, mercurio, gas cloro entre otras las que siguen transportándose
por vías céntricas de la ciudad y a cualquier horario del día (fin de la primera
parte).
(*)Director Ejecutivo de
GRUFIDES
Difundido en www.servindi.org
16 diciembre 2004
Publicado
en el diario LA RAZON el día jueves 21 de julio del 2005
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Tendrá que hacer cambios transparentes y
públicos
Adiós al mito de minera Yanacocha
Para empezar, ya no deberá hacer operaciones en el
Cerro Quilish
Gorro:
Es de
esperar que el gesto de poner punto final a las operaciones en cerro Quilish,
según el autor de esta entrega, el padre Marco Arana Zegarra, vaya acompañado de
otros signos concretos que ayuden a reconstruir la confianza y la credibilidad
perdidas de la minera Yanacocha, así como a dar señales concretas de cambios
profundos en la empresa. Por ejemplo, con la reapertura del canal de La Ramada,
la solución inmediata a los problemas de agua de los canales de Quishuar, Tual,
Arcuyoc, Hermanos Cueva, entre otros. Cambios que en definitiva deben ser para
bien en la medida que las irresponsabilidades ambientales y sociales son
demasiadas. Pero también la sociedad entenderá todo propósito de enmienda. Con
esta entrega concluye el amplio informe sobre este caso emblemático de la
defensa de los derechos medio-ambientales de la población de Cajamarca
(NdeR).
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Leyendas:
El error
fundamental de Yanacocha es haber optado por utilizar su inversión social como
un mecanismo de control social
Yanacocha
no puede exhibir una sola obra de envergadura regional que se corresponda con su
importancia económica nacional
....................
Ampliados
Regalar
dinero a diestra y siniestra sólo le provocó a Yanacocha aliados, mejor dicho
clientes coyunturales y oportunistas y además contribuyó a debilitar la frágil
institucionalidad y gobernabilidad local.
Yanacocha
ha fallado no porque le faltara informar más, sino porque produjo exceso local y
nacional de mala información y porque desinformó.
La
crisis del Quilish puso bajo la lupa de la opinión pública nacional e
internacional que la primera mina de oro de Latinoamérica, que decía observar
estándares ambientales internacionales, no había observado normas básicas en el
transporte de mercurio y produjo el accidente de
Choropampa
.......................
Ante los
reclamos de priorización de contratación de pobladores cajamarquinos en la
minera Yanacocha, ésta ha respondido generando grandes expectativas de trabajo,
cuando los funcionarios bien sabían que la gran minería no genera mano de obra
extensiva, y que la mayoría de sus trabajadores lo hacen no en la planilla de
Yanacocha sino a través de “services” cuya principal objetivo es rentabilizar a
costa del abaratamiento de la mano de obra y la “flexibilización” de los
derechos laborales de los trabajadores. Ser de la planilla de Yanacocha es un
privilegio de pocos.
La ineficacia de la
inversión social empresarial. Yanacocha ha declarado gastar aproximadamente dos
millones de dólares anuales desde 1993 en obras sociales destinadas a mejorar
condiciones de vida de la población local, sin embargo la mayoría de esa
población se halla descontenta y se ha movilizado para demostrarlo, y es que el
error fundamental de Yanacocha es haber optado por utilizar su inversión social
como un mecanismo de control social y no como “una palanca de desarrollo”.
Por lo demás, los
funcionarios mineros siempre desconocieron la existencia de los impactos
ambientales e hicieron correr en paralelo su inversión social. Las desconexiones
entre la política ambiental y la política social empresarial explican
sustantivamente el fracaso de las relaciones de buena vecindad con la comunidad.
Yanacocha dice haber gastado mucho en programas sociales, pero en once años no
puede exhibir un solo resultado concreto de cambios sustantivos en la mejora de
la educación rural de las comunidades de su ámbito de influencia; tampoco una
sola obra de envergadura regional que se corresponda con su importancia
económica nacional (siendo la responsable de la mitad de las exportaciones de
oro del país), como podría ser desarrollo de la infraestructura vial regional o
la construcción de un buen hospital regional.(4)
Yanacocha necesita una seria
evaluación y una decisión inteligente para la realización de cambios
organizacionales sustantivos y no cosméticos
Cuánta razón tenía aquel
alto funcionario de Newmont cuando hace un par de años se preguntaba ¿por qué si
la empresa ha gastado tanto dinero en las comunidades, éstas no aceptan a Minera
Yanacocha?
¿A qué conclusiones llegaría
una evaluación objetiva de la propia empresa minera que se propusiera investigar
cuánto dinero han malgastado socialmente sus funcionarios? Regalar dinero a
diestra y siniestra sólo le provocó aliados (mejor dicho clientes) coyunturales
y oportunistas y además contribuyó a debilitar la frágil institucionalidad y
gobernabilidad local.
¿Cuánto le ha costado a
Minera Yanacocha una mala práctica de inversión social sometida a las
estrategias de marketing empresarial y a una política de control social en vez
de una política de responsabilidad social coherente? Yanacocha ha fallado no
porque le faltara informar más, sino porque produjo exceso (local y nacional) de
mala información y porque desinformó. Cualquier periodista acucioso que visitara
Cajamarca podía darse cuenta que Yanacocha controlaba la mayoría de la prensa
local y que solo bastaba conversar con los ciudadanos de la calle para darse
cuenta que tanta publicidad e “información” solo constituía un costoso y
peligroso barniz.
La crisis del Quilish puso
bajo la lupa de la opinión pública nacional e internacional que la primera mina
de oro de Latinoamérica, que decía observar estándares ambientales
internacionales, no había observado normas básicas en el transporte de mercurio
y produjo el accidente de Choropampa; que anunciaba el incremento de su
producción de oro (y por tanto de consumo de agua) lo hacía en un año de sequía
en el que los campesinos se quedaban sin agua (sea por cierre de sus canales o
sea por disminución del caudal del agua); y que además se trataba de una
compañía que estaba dispuesta a iniciar labores mineras aún a costa de la
oposición de la mayoría de la población.
Para Newmont, propietaria
del 51% de las acciones de Yanacocha, tantos errores fueron económicamente
fatales, ya que además que la corporación serios enfrentaba problemas al mismo
tiempo de Indonesia, y no pudiendo defenderse criollamente acusando de que se
trataba de una conspiración mundial debió sufrir el castigo de las
especulaciones financieras en la bolsa de Nueva York.(5)
Yanacocha tendrá que hacer cambios oportunos
Por lo demás, Yanacocha
ahora no podrá quedarse solo en la realización de cambios organizacionales
cosméticos sino que deberá hacerlos de manera sistémica y estructural, desde
revisión de sus políticas ambientales y sociales hasta cambios en diversos
niveles de su personal.
Una buena señal será
comenzar por admitir errores y presentar disculpas públicas a los ciudadanos a
los cuales denominó “campesinos borrachos”, a los líderes de las organizaciones
a quienes denominó “manipuladores”; comenzar a valorar el rol de las ONG
ambientalistas; dar gestos claros de distanciamiento y rechazo del periodismo
amarillo local que alimentó su Oficina de Informaciones; y lo que es más
importante dando un gesto transparente y público de que no hará operaciones
mineras en el Cerro Quilish por ausencia de licencia social de la población.
Estos gestos bien pueden
contribuir a reconstruir la credibilidad de la población cajamarquina que
Yanacocha no supo valorar y capitalizar a lo largo de once años y deberían
constituir parte de una estrategia de responsabilidad empresarial que ayude a
viabilizar un espacio de diálogo permanente que, mirando más allá de la crisis
del Quilish, pueda ayudarnos a encontrar mecanismos institucionales de
resolución de conflictos cuyo norte sea el control adecuado de los impactos
ambientales, la mayor participación de la sociedad local en la producción de la
riqueza, en suma del desarrollo sostenible con equidad social.
Ojalá que sea el propio
liderazgo empresarial, con estas y otras lecciones aprendidas el que pueda
decir: “Adiós al mito Yanacocha” y bienvenida una nueva época de auténtica
transparencia y responsabilidad ambiental y social empresarial que valore
siempre las exigencias de los líderes y de las organizaciones de la sociedad
civil local.
Post Scriptum
En horas de la mañana
Yanacocha anunció públicamente que solicitará al Ministerio de Energía y Minas
“la revocatoria del permiso de exploración del Cerro Quilish”, el gesto, aunque
tardío, es sumamente importante porque va acompañado, por primera vez del
reconocimiento de errores en su relación con la comunidad y de la existencia de
impactos sociales y ambientales positivos y negativos de las operaciones mineras
en Cajamarca.
Es de esperar que el gesto
vaya acompañado de otros signos concretos que ayuden a reconstruir la confianza
y la credibilidad perdidas así como a dar señales concretas de cambios profundos
en la empresa minera: reapertura del canal de La Ramada, solución inmediata a
los problemas de agua de los canales de Quishuar, Tual, Arcuyoc, Hermanos Cueva,
entre otros. No menos importante será que la empresa señale plazos para el
cumplimiento del compromiso de equipamiento y puesta en funcionamiento del
laboratorio independiente. A partir de allí, comenzar debates, espacios de
encuentro y de capacitación para el diálogo con las autoridades, líderes
campesinos y urbanos, ONG y otros para encontrar los mecanismos de viabilización
de la mesa de diálogo de Cajamarca. Siendo así, la mesa de diálogo de la CAO
deberá dar un paso al costado, evaluar lo que de positivo hubieran podido
realizar, detectar sus errores y corregirlos, es decir dejar de prestarse a la
división de la comunidad y de ser fachada de una política de diálogo de la
empresa minera. En palabras simples, esa mesa debería escuchar el pedido del
Comité Cívico para su desactivación.
Glosas:
(1) Este artículo
constituye la primera parte de uno más extenso que explorará también las
lecciones de la crisis del Quilish para la sociedad civil y el Estado.
(2) Primero
se llamó Fundación Cajamarca, cuando los funcionarios mineros se informaron de
que sectores de la población la denominaban “la fundición” decidieron cambiar de
nombre y pasó a llamarse Fondo Cajamarca Sostenible, cuando ese nombre tampoco
bastó para cooptar más instituciones, finalmente se asumió la denominación
actual.
(3) La IFC,
brazo financiero del Banco Mundial es dueña del 5 % de las acciones de Minera
Yanacocha .
(4)
Yanacocha ofreció $ 3´000 para la construcción del nuevo hospital regional y se
ha venido quejando, junto a las autoridades locales de las trabajas que le pone
el Ministerio de Salud sin explicar el carácter de las mismas. El MINSA se opone
porque el dinero ofrecido por Yanacocha lograría construir un hospital con menor
oferta de servicios que las disponibles actualmente. El hospital docente que la
UNC tiene proyectado construir costaría aproximadamente $ 25´000. Con ventas
superiores a los $ 1,200´ anuales y con créditos fiscales de por medio resulta
mezquino que Yanacocha no se disponga a invertir más en Cajamarca.
(5) Según
fuentes autorizadas Newmont sufrió una caída de sus acciones del orden del 7% lo
que monetariamente habría significado una cifra aproximada de mil doscientos
millones de dólares.
(*)Director Ejecutivo de
GRUFIDES
Difundido en www.servindi.org
16 diciembre 2004