la canción necesaria por Carlos Ruiz les comparto este trabajo de nuestro hermano venezolano, solidario y amigo, saludos socialistas Roberto
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- Date: Sun, 10 Apr 2005 08:00:53 -0500
Title: SERVICIO INFORMATIVO ECUMENICO Y POPULAR
SERVICIO INFORMATIVO ECUMENICO Y
POPULAR
www.ecumenico.org info at ecumenico.org La Canción Necesaria*
Por Carlos Ruiz Cantautor Venezolano El arte de trovar, la juglaría, los cantores y las
cantoras, la canción de protesta, la canción social, la canción de pueblo, el
canto nuevo, la canción revolucionaria, la canción comprometida, la canción
política, la canción necesaria, la nueva canción latinoamericana, la nueva
trova; son conceptos que definen a un fenómeno artístico musical cuyo contenido
estará caracterizado por elementos sociales, políticos, amorosos, patrióticos,
de hermandad entre pueblos, de humanidad, de paz en el planeta y de liberación.
En realidad se trata de un arte que históricamente ha jugado un papel
interesante en los diversos procesos culturales y políticos de los países
latinoamericanos y de otros países. Para conocer cómo en la práctica social se
fue definiendo esta corriente cultural, es preciso describir su historia,
partiendo desde sus orígenes hasta nuestros días y analizar en forma breve los
acontecimientos más importantes. La Canción Necesaria
en el tiempo histórico Los antecedentes históricos del arte trovadoresco,
reconocido como tal dentro de la historia de la cultura universal, se
encuentran en la Europa del medioevo, en el siglo XI, específicamente en
Provenza, antigua provincia del sudeste de Francia, extendiéndose desde allí a
otras regiones del país, y también a Alemania, España e Italia. Surge en el
marco de las cruzadas, que por ser el fenómeno sociopolítico de mayor
determinación durante este período histórico, va a condicionar el carácter
esencial del arte de trovar. Los protagonistas de dicho arte son los caballeros
andantes, viva expresión del orgullo y la prepotencia en lo social y lo
militar, que a través de este arte exaltan el culto a la personalidad, al
soberano, a Dios, al amor, el honor y lo heroico. Los reyes príncipes y señores
de la corte se apoyarían en el contenido de los poemas para enfatizar y mostrar
a la sociedad su identificación con los valores éticos expuestos en ellos. Es el tiempo del feudalismo, régimen en el que los
señores feudales conforman una clase social dominante que condiciona el arte de
la época, el cual no es más que una expresión de la hegemonía de los intereses
de dicha clase. Sin embargo, se dan otras manifestaciones dentro de la misma
esencia trovadoresca pero con "... motivaciones en la creación, como fue
el enueg, mucho más
representativo de la problemática del juglar o trovador
<<bastardo>>, que no pertenecía a la nobleza". Díaz (1997)
En América Latina el arte de trovar se inicia con la
llegada del colonizador. Un aporte fundamental será la introducción de la
guitarra, instrumento que va a enriquecer el cancionero popular latinoamericano. Se inicia
así una simbiosis cultural que dará como resultado un trovador dotado de canto, poesía y
sabiduría popular y exaltará en sus composiciones a la mujer amada, a su tierra
y un alto sentimiento por su patria. No obstante, los textos y la música
revelan la influencia de elementos foráneos, europeos esencialmente. Hay un uso
de imágenes literarias totalmente divorciadas del contexto social; sin embargo,
en el transcurso del siglo XIX se irán produciendo cambios más vinculados a la
realidad, por tanto, más autóctonos. Elementos característicos del oficio de juglar en
América Latina es posible encontrarlo hacia el siglo XVIII, en las pampas
argentinas, región habitada por los gauchos, personajes desarraigados cuya
única manifestación artística es la música, el canto y la poesía. Estos gauchos
poetas son los llamados payadores que significa coplero o también cantor
popular y errante en América del Sur. El payador continuará, a la manera de los
antiguos juglares medievales, su recital de poemas como improvisador, con acompañamiento
de guitarra, charango o tiple. El contenido de su canto es folclórico pero
también se encuentra en sus textos temas de clara intención social y política. En México, dentro del proceso de la Revolución
Mejicana, también es posible encontrar aportes significativos para la canción
política en América Latina, escritas con ritmo de rancheras, corridos y
guapangos. Canciones como Adelita, Valentina, El camino de Durango y Carabina
treinta treinta, son apenas una muestra de todo un caudal de composiciones alusivas a la Revolución. Estados Unidos no escapa al influjo del movimiento de la canción
social. Como iniciador de este acontecimiento musical en dicho país se reconoce
a Joe Hill, obrero cantor, que participó en la creación de sindicatos, para lo
cual difundía canciones solidarias y de protesta. En 1915 fue fusilado por un
delito que no cometió. Sus canciones fueron recopiladas en un libro titulado "Canciones para avivar las llamas del
descontento". Después, hacia los años 30, nuevos seguidores del
modo de cantar creado por Joe Hill entran en escena; son ellos Woody Gutrie,
Pete Seeger, Cisco Houston, Sony Terry y Huddy Ledbetter, quienes dan inicio a
la fusión de la música negra y blanca con cantos de amor y lucha. En 1941 surge
un grupo llamado "Almanac Singer's" que organizaba recitales para los
obreros en las puertas de las fábricas y sindicatos; este grupo se desintegró,
fue reorganizado y se rebautizó como People Song (Canción de Pueblo), lo cual
revela una clara intención de
compromiso de estos artistas con el pueblo. Hacia los años 1950 y 60, en el ámbito internacional comenzó a gestarse
un movimiento de canción folklorista con proyección social cada vez más
comprometida, al cual se denominó históricamente como oleada de la nueva canción
en el mundo. En Estados Unidos, hacia los 60, se conoce una nueva generación del
canto social, es el caso de Jimmy Hendrix, Joan Báez, Malvina Reynolds, Bob
Dylan y Simon and Garfunkel. Los temas de sus canciones abogaban por los
derechos humanos y la paz en el mundo, condenaban la guerra de Estados Unidos
contra Vietnam y exaltaban las luchas por la liberación en África, Asia y
América. Por el mismo tiempo aparece en Barcelona (España) la
Nova Cancó Catalana, un movimiento impulsado por Miguel Porter y Luis Serrahima
en el que se agrupa a todos los trabajadores del arte con el objetivo de
legalizar el uso de la lengua catalana. Entre los ideólogos e ideólogas del
grupo se destaca la presencia de Joan Manuel Serrat, María del Mar Bonet, Delfi
Abella, Guillarmina Mota y Raimon. Inspirado en este movimiento, pero no con el
objetivo de reivindicar un idioma, Luis Eduardo Aute, inicia en Madrid un tipo
de canción que influiría enormemente en los cantautores de España y daría
origen en 1968 al grupo "Canción de Pueblo" como homenaje y respeto
al People Song de Estados Unidos. En la década del 60 en América Latina, como
consecuencia de la agudización de los conflictos sociales y del despertar de
los pueblos del continente, comenzó a gestarse un movimiento de canción al que
se denominó Nueva Canción Latinoamericana. En el inicio el interés del
Movimiento es ir al rescate del folklore, pero la excesiva represión y los
frecuentes golpes militares hizo posible un proceso de radicalización en los autores, quienes, sin dejar de interesarse en los ritmos de cada país, en adelante
abordarán en sus textos el problema político-social. El marco político que caracteriza este tiempo es el
de las dictaduras militares y representa el inicio de una nueva etapa para la
canción social. Entre las fundadoras y fundadores de ese movimiento están:
Héctor Roberto Chavero (Atahualpa Yupanqui) de Argentina, Violeta Parra de
Chile (folklorista / cantautora), Judith Reyes de México, Edu Lobo y Joao Do
Vals de Brasil. Mas adelante se incorporarían Daniel Viglietti y Alfredo
Zitarrosa (folklorista / cantautor) ambos Uruguayos; Gloria Martín y Alí
Primera en Venezuela. A finales de los 60 y a
comienzos de la década del 70 la canción de contenido social y político es un
fenómeno con vida propia en América Latina. Se reconocen los aportes y el
trabajo de: Héctor Pavés y Víctor Jara en Chile; Facundo Cabral, Jorge Cafrune, José Larralde, Horacio Guaraní
(folklorista / cantautor) y Mercedes Sosa (cantora) de Argentina; de Argentina es también Bernardo Palombo,
reside y canta en el estado de New York, en los Estados Unidos; Gabino Palomares, Oscar Chávez, Julio Solórzano, Guadalupe
Trigo, José de Molina y el grupo los Folkloristas en México; Venjo Cruz, Nilo
Soruco, Luis Rico y los grupos Savia Nueva y Jharcas en Bolivia; el grupo
Pueblo Nuevo en Ecuador; Milton Nascimento, Chico Buarque y Gilberto Gil de
Brasil; Roy Brown, Andrés Jiménez (el
Jíbaro) y Lucecita Benítez de Puerto Rico; Tania Libertad y Susana Baca
en el Perú; Leonor González Mina (La Negra Grande de Colombia) y la Moposina en
Colombia; Carlos Mejía Godoy, Luis
Enrique Mejía Godoy y Norma Elena Gadea en Nicaragua; los grupos Yolocamba-ita
y Cutumay Camones en El Salvador; Sonia Silvestre y Ramón Leonardo en República
Dominicana (reside y canta en el pueblo de Lorens en el estado de Massachussets
de los Estados Unidos) En algunos países centroamericanos como Nicaragua y El Salvador, la
Canción no sólo cumpliría con una actividad cultural de sensibilización social,
sino que, además de esto, las cantoras y cantores e integrantes de las
agrupaciones musicales forman parte de los frentes guerrilleros, y en sus giras
artísticas a otros países cumplen funciones cual si fueran embajadores en la búsqueda de apoyo para la
paz en sus países y en Centroamérica. En otros casos se trata de cantores que
se dedican al trabajo sindical o cultural o político o a la guerra de
guerrillas como Venjo Cruz y Alí Primera. Son auténticos intelectuales
orgánicos de las clases dominadas. Las formas melódicas parten del folklore y se apoyan
generalmente en la guitarra, pero se van incorporando instrumentos autóctonos
como es el caso del charango y los instrumentos de viento del altiplano. Los
textos, sin descuidar lo folklórico, lo vivencial y lo humano, tienen un
marcado acento político y antiimperialista pues se abordan temas que denuncian
la explotación de los obreros; el saqueo de los recursos naturales minerales y
agrícolas por parte de las transnacionales; la tenencia de la tierra en manos
de los terratenientes; el derecho de las comunidades indígenas a poseer sus
territorios; también se tocan temas que exaltan el amor entre los pueblos, la
libertad y la propuesta de la unidad latinoamericana. (Servicio Informativo Ecuménico y Popular SIEP, comparte con nuestros lectores parte de un importante trabajo del cantautor venezolano Carlos Ruiz, quien recientemente nos visitó en El Salvador en el marco de la conmemoración 25 aniversario del martirio de Monseñor Romero.) |
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