Chile: La búsqueda de estabilidad de los flujos de capitales



fonte Attac

Ricardo French-Davis y Sthepany Griffith-Jones*
A comienzos de la década de los noventa, había mucho optimismo en América
Latina de que las reformas económicas, y en particular la apertura de la
cuenta de capital, atraería flujos de capitales significativos y estables.

Se esperaba que dichos flujos ayudarían a financiar una mayor inversión,
facilitando un crecimiento más dinámico de la región.

Desgraciadamente, el desempeño de los flujos externos ha sido bastante
desilusionante para la región latinoamericana. La volatilidad y
reversibilidad de los flujos ha generado graves crisis en muchos países de
la región, que han llevado a una interrupción de su crecimiento, o incluso a
caídas fuertes del producto; otros países, con fundamentos económicos mucho
más fuertes -como Chile- han logrado escapar a las crisis en los noventa,
pero aún así han sufrido indirectamente, ya que su crecimiento se vio
reducido desde 1998 Un segundo gran problema es que, aún superadas las
crisis recientes, los flujos netos de capitales a la región han permanecido
muy reducidos. Como señala un reciente documento de CEPAL, el ingreso neto
de capitales privados, que había sido tan elevado en la primera mitad de los
noventa se tornó, incluso, negativo en 2002, cuando US$ 14.000 millones
abandonaron

América Latina: si bien hubo una mejoría en 2003, el ingreso neto de dichos
capitales a la región sólo alcanzó US$ 3.500 millones. Si examinamos la
transferencia neta de recursos financieros, (lo que deduce de los ingresos
netos el servicio de la deuda y remesas de utilidades), la región
latinoamericana transfirió a los países desarrollados US$ 29.000 millones en
2003, cifra que alcanza a alrededor del 2% del PIB. Como señaló el Banco
Mundial, es absurdo que países en desarrollo exporten recursos netos
financieros hacia los países desarrollados. Se podría decir que las
transferencias netas negativas desde la región son poco naturales, así como
si los ríos fluyeran desde el mar a la montaña.

Es muy preocupante que los agentes que deciden los flujos de capitales,
parecen tener una tendencia creciente al cortoplacismo y tienden a moverse
cada vez más como rebaños. Ello está influido por factores como la
evaluación de muy corto plazo (usualmente cada tres meses) que se hace del
rendimiento financiero de los gerentes de los grandes inversionistas
institucionales internacionales, que invierten en acciones y bonos de países
latinoamericanos. A su vez, las agencias calificadoras de riesgo -que
influyen tanto en el 'rating' de bonos de países emergentes- tienen una
metodología de evaluación que sigue con atraso y no anticipa la evolución de
los mercados, acentuando así, aún más, los auges y las caídas de los flujos.

Incluso, la inversión directa extranjera, que es por su naturaleza más
estable y de largo plazo, también tiene un componente volátil.

Así, los distintos agentes financieros buscan y protegen sus utilidades de
corto plazo, entrando y saliendo de países emergentes en forma de maximizar
dichas utilidades en plazos breves. El problema clave es que dichos actores
financieros, cada vez más cortoplacistas y pro-cíclicos, tienen un papel muy
clave en determinar la evolución de las macroeconomías y el diseño de
políticas económicas. Desgraciadamente, las percepciones tan volátiles de
los agentes financieros internacionales generan, por ejemplo, revaluaciones
cambiarias excesivas en períodos de auge, y devaluaciones excesivas en
períodos de sequía de capitales. Además dichos agentes financieros influyen
despro-porcionadamente en las autoridades económicas.

Existe, por tanto, un gran desafío en términos de políticas, tanto
internacionales como nacionales para contribuir a que los flujos privados
beneficien más el crecimiento de los países emergentes. A nivel
internacional, y en los países desarrollados, es importante que se diseñen
políticas y mecanismos para que fluyan suficientes capitales a los países
emergentes, y que dichos flujos sean más estables. Ya el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano del Desarrollo,
juegan un rol contra-cíclico, aumentando sus préstamos cuando caen los
flujos privados. Dicho rol debe ser fortalecido, ampliando sus volúmenes,
así como su condicionalidad modificada para evitar recesiones profundas.

Además, la banca multilateral y regional debería ampliar significativamente
su rol catalizador de flujos privados, a través, por ejemplo de diseños
nuevos de mecanismos de garantía, a ser usados en períodos de sequía de
flujos. A su vez, la regulación internacional bancaria debería adoptar un
carácter anti-cíclico; ello permitiría que, en los períodos de auge, se
desincentivara un aumento excesivo de préstamos bancarios internacionales,
mediante la creación de reservas prudenciales, que permitieran mantener más
flujos en períodos de sequía. Es preocupante que la propuesta del nuevo
Acuerdo de Basilea haría lo contrario, al acentuar aún más el carácter
pro-cíclico de los flujos bancarios.

Es esencial que a nivel internacional se tomen medidas para aumentar el
nivel de flujos privados y hacerlos más estables. Sin embargo, es posible
que los flujos privados continúen siendo insuficientes, y probablemente
sigan siendo muy volátiles. Por ende, las autoridades económicas de los
países latinoamericanos deben acentuar sus esfuerzo en pro de incentivar el
ahorro interno; además deben adoptar políticas macroeconómicas,
decididamente anti-cíclicas, que atenúen el efecto procíclico de los flujos
privados. La política de balance fiscal estructural, que Chile ha liderado
en América Latina, y las intervenciones para evitar apreciaciones explosivas
de las monedas, como las que se practican con bastante éxito en el Sudeste
Asiático, son ejemplos importantes de tales políticas.

(*) Los autores han publicado recientemente, en inglés, el libro "From
Capital Surges to Drought", Macmillan Palgrave, Londres, 2003
*Ricardo French-Davis, asesor regional principal de CEPAL
y profesor de economía de la Universidad de Chile.
*Sthepany Griffith-Jones, economista, profesora de la Universidad de Sussex.
Consultora de organismos internacionales como CEPAL, Banco Mundial y
Comunidad Europea, entre otros. El Diario Financiero
Fecha : 19/1/2004
              Envió Manuel Hidalgo Valdez del ECHLA