Voces discrepantes en la cumbre presidencial



     fonte : Attac

                                   Guillermo Giacosa

   En Monterrey se dijo que el ALCA 'fomentará el crecimiento económico, la
reducción de la pobreza, el desarrollo y la integración en el hemisferio'.

Esa afirmación, desde luego, es una de las tantas mentiras necesarias que
Bush utilizará para presionar a sus socios del continente y como bandera en
su próxima campaña electoral. De buenas intenciones, como las expuestas,
está empedrado el camino hacia el infierno en el cual vivimos. Brasil y
Venezuela hicieron pública su discrepancia y Argentina, vía el discurso de
su presidente, hizo en la práctica lo propio.

Néstor Kirchner, en un discurso lúcido, sensato, sin altisonancias, dijo
cosas que hace rato queríamos escuchar en voz de un mandatario
latinoamericano, como por ejemplo: 'Debemos entender que los principios que
fueron sostenidos a rajatabla en la década del noventa, que van desde la
apertura financiera indiscriminada y la desaparición del Estado a las
privatizaciones a cualquier precio, fueron los que consolidaron un modelo de
injusticia, de concentración económica, de quiebre de nuestras economías,
profundizando hasta puntos extremos la injusta distribución del ingreso, la
exclusión y la corrupción en nuestras naciones'.

Estas afirmaciones, que hace solo algunos años hubiesen desatado un vendaval
de críticas como opuestas al progreso y a la lógica insobornable del
mercado, fueron escuchadas y aplaudidas porque reflejan el estado de ánimo
colectivo de la mayoría de los mandatarios de América Latina, por no hablar
del sentir de sus habitantes. Solo los obsoletos partidarios del pensamiento
único, al estilo Montaner u Oppenheimer, por no citar la fauna local,
pondrán, seguramente, el grito en el cielo con más ruido que argumentos.

También dijo Kirchner: 'El mundo no podrá seguir soportando la aparente
paradoja de una economía en crecimiento que en paralelo nos haga sufrir el
aumento del desempleo y la desigualdad, con su saldo de inédita
profundización de la pobreza y la condena de millones de seres humanos a la
desprotección social y a la exclusion'. ¿No vivimos acaso diariamente ese
drama en el Perú como para sentir que esas palabras incluyen una realidad
que nos es familiar? ¿Con qué argumentos se puede defender lo contrario?
¿Con qué argumentos se puede rebatir la realidad que tenemos ante nuestros
ojos? El mismo presidente Toledo lo ha dicho varias veces, estamos
creciendo, pero el beneficio de ese crecimiento no alcanza a las mayorías.

Con respecto al ALCA, Kirchner fue claro: 'El acuerdo posible será aquel que
reconozca las diversidades y permita los beneficios mutuos. Un acuerdo no
puede ser un camino de una sola vía, de prosperidad en una sola dirección;
un acuerdo que no se haga cargo ni resuelva las fuertes asimetrías
existentes no hará más que profundizar la injusticia y el quiebre de
nuestras economías'.

Y menciona a la Unión Europea, donde 'los acuerdos de integración deben
completar salvaguardias y compensaciones para los que sufren atrasos
relativos, de modo que el acuerdo no potencie sus debilidades'.

¿Alquien ha medido el tiempo y la minuciosidad con la que se ha ido
construyendo el libre comercio en el interior de Europa, como para que aquí
lo hagamos de la noche a la mañana porque Bush lo necesita para su campaña
política o para servir mejor a las transnacionales que representa?

El desarrollo nunca ha sido el producto de necesidades políticas
coyunturales. No caigamos una vez más en el juego infame de quienes
defienden el indefendible orden establecido."