Venezuela: Las recetas de Estados Unidos para derrocar a Chávez



 fonte:  Attac

Reinaldo Bolívar

Mucho se ha escrito sobre las intenciones del
gobierno de Estados Unidos de acabar
definitivamente con el gobierno bolivariano de
Hugo Chávez. Las razones más conocidas son: su
necesidad de petróleo barato, la oposición al
ALCA, proteger a sus aliados. El motivo de fondo
es el viejo miedo de las potencias a que se
descarríe una oveja y arrastre a las demás.

Recuérdese el caso de Paraguay colonial que por
haber implementado una alternativa de desarrollo
fue destruido por los españoles. O el Paraguay
republicano que por próspero fue sometido por
Inglaterra a un exterminio en el siglo XIX. Era
el Paraguay de Francisco Solano López que
enfrentó al imperio y a las poderosas oligarquías
de Suramérica.

El método imperialista es clínicamente infalible:
Extirpar el tumor desde la raíz para evitar la
contaminación del resto del cuerpo.

La operación puede ser hecha desde adentro con un
dictador militar o una partidocracia que se
encargue de curar cualquier "enfermedad" que
ponga en riesgo los intereses del hegemón. En
Venezuela se encargaron de ello Juan Vicente
Gómez, Pérez Jiménez y luego la Alianza de Punto
Fijo. En Colombia, el bipartidismo
liberal-conservador; en el Cono Sur, Brasil,
Centroamérica y el Caribe los gorilas milicos que
aplicaron la criminal doctrina de la seguridad
nacional. La segunda forma, es la intervención
directa a través de los médicos marines como los
que operaron en Nicaragua, República Dominicana,
Grenada, Panamá... Y claro está, las cirugías
mixtas. Ejemplos hay en toda la América Latina,
África y Asia.

Es extraño, el imperio conoce la receta. Pero
ignora los efectos. Extraño porque muchos
escritores de derecha han afirmado que mientras
más intenta penetrar el imperialismo, mayor es la
reacción de los pueblos en su contra.

Los dos miedos del imperio

1-. Comunismo

El pánico que le provocó el auge del socialismo
liderado por la Unión de República Socialistas
Soviética (URSS) después de la II Guerra Mundial,
redimensiona la política de EEUU. Es entonces
cuando elabora su estrategia mundial contra el
comunismo. Para eso, los medios de comunicación
cumplieron una gran labor al convencer a la
desprevenida humanidad que comunismo es igual a
infierno a Satán. En su plan involucraron a la
Iglesia Católica; la misma iglesia que no condenó
el holocausto contra el pueblo judío en Alemania,
ahora actuaba por suposiciones. Esa lucha "del
bien contra el mal" se etiquetó como Doctrina
Truman o del mundo libre que llevó a EEUU a
declarar la guerra a varios países como Corea y
Vietnam, a asaltar a Bahía de Cochinos en Cuba y
a mantener una tensa calma con la URSS en un
equilibrio de poder que duraría 45 años, con
objetivos militares precisos por ambas partes.
Cualquiera que disintiera de los postulados
gringos era acusado de comunista, de hereje que
debía ser sometido a la inquisición imperialista.
El brazo económico de la estrategia fue el Plan
Marshall.

Solo Cuba, China y Corea del Norte han
sobrevivido a la guerra fría. China es intocable,
más ahora que se catapulta tecnológicamente al
lanzar su primera nave espacial. Los chinos son
hoy poderosos en todo los sentidos; los
norcoreanos también le dado su mensaje a Bush:
"Tenemos armas nucleares, si quieres ven por
nosotros". Como el imperio es como el mapurite
("sabe a quienS") no se le ocurrirá hacer nada
contra sus iguales militares. Cuba es otra
historia ¿Cuál sería la actitud de EEUU si Cuba
firma un tratado de amistad y reciprocidad con
China? Con China las relaciones son "tensamente
cordiales" hasta se disculpan encarecidamente
cuando en sus daños colaterales está incluida una
embajada china.

2-. Terrorismo

Cuando se agota el cuento del comunismo y la
crisis energética amenaza con corroer las
entrañas del imperio, éste decide remozar su
vieja doctrina y gritar a los cuatro vientos que
ahora el problema son los terroristas. Pero no
los suyos, que los tienen en varios estados y en
colegios; sino los del exterior. Y no
precisamente los que destruyeron las torres
gemelas sino cualquiera que no se proclamase
antiterrorista y más si gobierna en un país
petrolero. Un EEUU, ya no tan económicamente
fuerte como antaño, reclama al mundo ayuda para
derrotar al eje del mal. Esta vez el Papa no cae
en la inocentada de sus predecesores, aunque
muchos de sus cardenales y obispos sí.

La Doctrina Truman toma el nuevo nombre de
Doctrina Bush (Plan de Seguridad Nacional y
Estrategia de EEUU y su brazo económico será el
Plan Energético Bush). Las primeras víctimas de
la estrategia hegemónica fueron Afganistán e Irak.

Venezuela en la lista

El Plan Energético Bush es una manera de
colonialismo moderno en la cual los países
petroleros conservan nominalmente su soberanía,
mientras las transnacionales absorben sus
recursos minerales y energéticos. El mundo es
dividido en zonas energéticas de acuerdo a sus
reservas: Medio oriente, América del Sur, Asia
Meridional, y Norte América. La división será la
guía del imperialismo.

A primera vista, no había ningún problema. En
Medio Oriente basta con mantener ardiendo el
conflicto palestino, para que los árabes vendan
sin condición su petróleo. Como Hussein estorba
le inventan un informe de fabricar armas de
destrucción masiva y lo derrocan (Desconociendo
la reacción popular).

En el caso de América del Sur, todo fluye hasta
que en 1998 sucede un imprevisto en la Venezuela
de Simón Bolívar. La misma que se levantó contra
el imperio español en 1810 para derrotarlo
finalmente en 1824 en la batalla de Ayacucho.

Un presidente de extracción popular, conjugando
al pueblo civil y militar dirige una política
exterior sustentada en la multipolaridad
económica para acabar con la dependencia
económica y la pluralidad ideológica para
acercarse al mundo sin importar ideologías. Es
así como Venezuela se acerca a China, el Asia
Pacífico, las naciones OPEP, Rusia y Francia.
Consolida sus vínculos con Sur América y el
Caribe y riega el retoño de la integración.

Los aliados nacionales llaman la atención al
imperio que de inmediato activa sus mecanismos
contra el miedo. La revolución bolivariana parece
seria. Hasta se da un marco jurídico nuevo,
normalizó la tenencia de la tierra, la pesca, los
hidrocarburos, las finanzas y pone a la gente a
participar.

Estados Unidos saca los manuales

Hay que parar a Chávez. Se desempolvan los
manuales. Se ordena a los medios de comunicación
privado crear la matriz de opinión contraria a
este incomodo personaje y a su gente. Es
sencillo: Es un terrorista (de esa manera que la
comunidad internacional ayudará a eliminarlo) y,
además, es un comunista (de esa forma la Iglesia
Católica no se negará a condenarlo).

La primera operación fue el modelo chileno. Esta
incluyó el exitoso golpe militar del 11 de abril
de 2002. Todos los sectores involucrados
cumplieron su papel: Iglesia, empresas, alto
mando militar y los aliados internacionales en
Europa y América. Pero les falló un actor que
creían adormecido por las televisoras: El pueblo.
Y Chávez volvió

El modelo chileno fue apaleado nuevamente en el
binomio diciembre-enero. A partir de allí el
imperio y sus aliados ha puesto en marcha varias
operaciones simultáneas, siempre con la
participación irrestricta de los de medios de
comunicación: La operación Nicaragua (un fraude
electoral avalado por observadores
internacionales); La Operación Panamá (vincular
al Presidente con el narcotráfico y supuestos
delitos para buscar su extradición pacífica o por
la fuerza y hacerle un juicio en Estados Unidos o
España) y la fórmula Irak (mediante a informes
falsos, como el de Linda Robinsón, justificar una
intervención multinacional en Venezuela que
pudiera tener el aval de uno de los alicaídos
organismos multilaterales).

¿Qué pasará?

El hegemón no cesará en su empeño, aunque le
lleve años. Menos en este momento, cuando los
postulados de la revolución bolivariana se
propagan por toda Sur América. Ya no es Venezuela
ahora son los pueblos maduros y alertas de
Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, ColombiaSEn
catorce años derrotamos al imperio español. La
revolución lleva apenas 5 años. Que nadie desmaye.
B5. Perú.- El terrorismo ya estaba en boca de todos.
Carlos Miguélez

Hacia el final del siglo pasado, los líderes
armados de Perú abusaron de la legislación
anti-terrorista para deshacerse de sus enemigos.
Es decir, de todos los que no estuvieran de
acuerdo con sus políticas. Cualquier idea con
tintes de socialismo o comunismo era considerada
terrorista. Murieron 69.000 peruanos como
resultado de la violencia, eso sin contar los
innumerables casos de tortura y abusos de los
derechos humanos que hubo en nombre de la
democracia y el progreso.

Como hoy, el terrorismo fue la herramienta de
represión y la justificación de injusticias. Se
asignaron cadenas perpetuas por "crímenes" de
subversión, unidas a la tortura y las detenciones
arbitrarias sin derecho a juicio. Las autoridades
se aseguraron de no permitir un cambio de
paradigma porque las élites recibían los
beneficios de aquel modelo represivo.

Es imposible lograr una convivencia ciudadana
cuando hay tantos abusos callados y sin resolver.
Por eso, la sociedad civil de Perú busca abatir
la impunidad. La comisión funciona de manera
similar a la que existe en Sudáfrica por los
crímenes del apartheid. Se incentiva a la gente
para que confiese crímenes contra la humanidad de
los que fue partícipe. La gente reconstruye su
identidad lacerada y perdona para mirar hacia el
futuro.

Decía el historiador y escritor peruano, José
Carlos Mariátegui, que el país nació sin el indio
y contra el indio. Los sistemas de exclusión
hacia ellos siguieron vigentes por siglos después
de la colonización. En los sesenta, diez familias
se adueñaron de la riqueza de la tierra. Aunque
Perú tiene su propio gobierno, existe aún el
colonialismo tácito que permite obtener los
recursos naturales del país a precios que no
corresponden con su verdadero valor. Esto
beneficia a las clases dominantes y a los
intereses extranjeros, pero pocas veces se
escurre a la población peruana: 54% vive en la
pobreza y 24% en pobreza extrema.

Los neoliberales privatizaron todo los sectores.
Sin embargo, los precios de todos los servicios
aumentaron gracias a las leyes del mercado global
y, aunque se crearon tantas redes de
electricidad, pocas personas podían pagar esos
servicios tan caros. Además, desaparecieron de
manera misteriosa los supuestos beneficios que
resultaron de la privatización. Es por eso que
Fujimori huyó del país.
Actualmente, se hace un gran esfuerzo por formar
una nueva relación entre el Estado y la sociedad.
Las organizaciones de la sociedad civil tienen la
oportunidad única de servir al pueblo de manera
directa. Las burocracias características de los
países Latinoamericanos del siglo pasado crearon
déficit y dificultaron la infiltración de la
riqueza en los sectores más desfavorecidos. Los
modelos neoliberales que surgieron como resultado
sólo dividieron y empobrecieron a la población.

Perú no es un caso aislado. Luis Ignacio Lula da
Silva y Hugo Chávez han manifestado de manera
abierta el deseo de tener un contacto más directo
con la gente. Lula aún mantiene una gran base de
apoyo en Brasil, mientras que los capitalistas
neoliberales de Venezuela hacen todo lo posible
por regresar a un modelo económico de
no-intervención estatal que por tanto tiempo los
ha favorecido. Es posible que un populismo, que
tenga como fin redistribuir los recursos entre
los diversos sectores de la sociedad, sea el
nuevo paradigma.

Es esa la otra razón por la que ha surgido la
Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Trata
de proponer un nuevo modelo. Al final, la gente
resiente el hambre, el dolor, el cansancio y la
injusticia. Las organizaciones de la sociedad
civil que surgen se preocupan por crear una
conciencia nacional incluyente de la población
indígena y quechua. El gobierno incluso subsidia
a maestros que hablen quechua para que vayan a
regiones indígenas que no hablan español y, de
esta manera, les enseñan el idioma.

El terrorismo fue la herramienta represiva
encargada de quitarle los derechos más
fundamentales a la gente de Perú, pero no es
único de Perú o de América Latina. Estados
Unidos, que presume de tener un sistema que
garantiza la libertad de su gente, detiene de
manera arbitraria y sin derecho a un juicio justo
a cualquier sospechoso de terrorismo. Es fácil
presumir de libertad en tiempos de paz y
estabilidad. El verdadero reto es ejercer esa
libertad en momentos de peligro. El reto que Perú
tiene al frente no es fácil, pero ha comenzado
por seguir el camino de la reconciliación y la
búsqueda de una sociedad más justa para todos.

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