Corralero, una comunidad de pescadores mexicanos o la forma de exprimir a los más pobres.



fonte:  Attac
                          Rubén Mújica Vélez

México cuenta con diez mil kilómetros de
litorales; el Oceáno Atlántico, el Mar Caribe y
el Oceáno Pacífico bañan sus playas. Centenas de
pequeñas comunidades con etnias diversas
aprovechan  la fauna marina y solamente el modus
operandi del sistema capitalista y una serie de
gobiernos omisos, explica la pobreza ancestral de
muchas de esos grupos humanos, frente a las
riquezas potenciales de sus aguas. Esto no resta
nada a las bellezas paradisíacas que nutren las
regiones costeras.

En la región sur del país, ribereño a las aguas
del Oceáno Pacífico se ubica una hermosa
comunidad, Corralero, perteneciente al Municipio
de Pinotepa Nacional, en el estado de Oaxaca. La
etnia negra prevaleciente, parcialmente cruzada
con la indígena de las comunidades serranas
inmediatas a la  costa, se dedica en su mayoría a
la pesca. Un importante complejo lagunario, la
llamada laguna de Corralero-Alotengo, les permite
pescar en sus  aguas y desplazarse, vía la
comunicación con el mar, a las aguas salobres.
Diversas variedades de pescados y moluscos
capturan y transforman en suculentos platillos
regionales; acaso entre los más gratos al
paladar, la zalema estofada.

Periódicamente, los azolves aportados por la
deforestación en las alturas cercanas, cierra la
desembocadura al mar, la bocabarra y la
hipersalinización reduce la cuantía de la pesca.

Los hombres, con artes rústicos de pesca, laboran
diariamente; las mujeres de la comunidad, además
de sus obligaciones domésticas, preparan y asan
pescado en cantidades modestas y se trasladan a
otras localidades próximas y no tanto, a vender
su producto. Combinan así su trabajo, para
sostener los  hogares. Pero la modestia de su
vida se ha ido transformando; cada vez más se
imponen las leyes del mercado y éste, injusto y
generalizado, les impone mayores necesidades de
ingresos económicos. La insuficiencia de estos
ingresos, les obliga a procurarse modestos
créditos para solventar compromisos cotidianos.
Pero topan con un grave escollo; el retiro
radical, extremo, de los gobiernos federales y
estatales y sus políticas de apoyo a las clases
pobres. Las declaraciones de los políticos
difieren de la realidad; en nombre de la
"globalización" y la "modernidad" se pretende
justificar el abandono de las políticas sociales
para los pobres, para los marginados. Esto ha
derivado en la existencia local de prestamistas
que facilitan microcréditos con intereses que con
frecuencia alcanzan el  200% anual; usura
descarnada.

El retiro gubernamental ha abierto las puertas a
la proliferación de múltiples empresas privadas
que promueven  "microcréditos" en todas las
comunidades rurales. Estas empresas cuentan con
apoyos financieros del actual Gobierno Federal
para canalizar esos créditos. Por los medios de
comunicación nacionales se propalan sus virtudes
y se alienta a los pobres a utilizar los recursos
que manejan esas empresas. Incluso organizaciones
como Acción Internacional, aducen la eficacia de
esas empresas y muestran su satisfacción por la
importancia creciente en el campo mexicano. ¿Cuál
es la realidad, la forma de operar de esas
"filantrópicas microfinancieras"?

En cada comunidad aglutinan grupos,
frecuentemente de modestas mujeres que se
comprometen a recibir créditos individuales, con
responsabilidad solidaria; en caso de que una de
las "socias" no cubra su pago, las otras lo
aportarán. Esto garantiza la recuperación del
crédito total a la "microfinanciera". Difunden
que se trata de microcréditos a cuatro meses y
con interés de 5% mensual. Los representantes de
la empresa, a la siguiente semana de entregado el
crédito, se presentan para cobrar una suma que
significa una dieciseisava parte del crédito más
los intereses respectivos; cada semana repiten su
visita. En la última  semana de los cuatro meses
pactados, reciben el finiquito del crédito e
intereses.

Obviamente la realidad es radicalmente distinta
de lo que se dice. El crédito no es a cuatro
meses, puesto que casi inmediatamente se inicia
su amortización; en realidad el acreditado nunca
dispone de la totalidad del préstamo. Desde el
momento en que este se reduce rápidamente, se
incrementan de manera automática los intereses
pactados. Además los intereses, aprovechando las
urgencias de los pobres, se aplican en todos los
pagos, sobre el total del crédito y no sobre
saldos insolutos como es común y elementalmente
racional.

La altas utilidades que aporta la usura de estas
"microfinancieras", explica la multiplicación de
esas empresa que en el campo mexicano florecen
como hongos después de lluvias intensas. Pero, el
rápido enriquecimiento de unos cuantos magnates,
deriva en el empobrecimiento intenso de los que
son los más pobres de la sociedad mexicana. Un
modesto pescador de Corralero lo sintetizó:

-Cierto, momentáneamente sacan de problemas a
estas pobres mujeres, pero para pagar su crédito
tienen que trabajar brutalmente. Es una forma de
estrujar, de exprimir y sacar riqueza de los más
pobres de mis paisanos.

Los paisajes paradisíacos de la costa oaxaqueña,
para el viajero fugaz, brindan un escenario de
ensoñación. Pero bajo ese velo se cobija la más
despiadada explotación de los pobres.

No obstante la mansedumbre, el conformismo de los
grupos sociales explotados, actualmente la
inconformidad adquiere rasgos de rebelión, de
reclamo que puede devenir agresivo. Se multiplica
un grito: "El campo no aguanta más". Los
campesinos y los pobres han llevado sus reclamos
a las ciudades; las ciudadelas de la explotación.
Los líderes políticos en México, burocratizados y
enriquecidos, están desbordados por los
inconformes; están muy lejos de los reclamos de
los pobres. En México, esta lejanía,
invariablemente ha sido la señal de tiempos de
revolución.  Tiempos muy difíciles y agresivos se