Costa Rica: Basta ya!



fonte : Attac
                                          José Merino del Río

Me despierto y leo el periódico: "El embajador
Danilovich está perdiendo la paciencia por la
demora de Costa Rica en autorizar la instalación
de una academia de policía", "Estados Unidos
presiona a Costa Rica para que salga del G-20",
"Petrolera Harken demanda a Costa Rica por 57 mil
millones de dólares", "Robert Zoellick amenaza
con sacar a Costa Rica del TLC si no abre las
telecomunicaciones".

No nos dejan en paz, ¿por qué nos tratan así?,
siempre hemos sido amigos leales -dice el
presidente Pacheco-, incluso los apoyamos en la
cruzada de Irak. Pero ellos no  necesitan amigos,
quieren súbditos y vasallos, siempre ha sido así,
pero ahora han perdido la paciencia, están llenos
de arrogancia, tienen prisa por el asalto al
poder mundial, se irritan y hasta matan para
lograrlo.
Nos lo acaba de recordar Howard Zinn, uno de los
grandes intelectuales estadounidenses que como
Chomsky, Petras, Vidal o el desaparecido Said,
tiene el coraje de decir en voz alta lo que
piensa, mientras lee también un periódico: "Me
despierto por la mañana, leo el periódico y me
siento en un país ocupado: siento que un grupo
ajeno ha tomado el poder.... Me despierto
pensando que este país está en manos de un
presidente que no fue electo, que se ha rodeado
de maleantes trajeados a los que no les importa
la vida humana ni fuera ni aquí; no les importa
la libertad ni fuera ni aquí, no les importa nada
de lo que ocurra en la tierra, el agua o el
aire.Y me pregunto qué clase de mundo van a
heredar nuestros hijos y nuestros nietos... La
tal guerra contra el terrorismo no es sólo una
guerra contra personas inocentes en otros países,
también es una guerra contra el pueblo de Estados
Unidos: una guerra contra nuestras libertades,
contra nuestros niveles de vida. Le roban al
pueblo la riqueza del país para dársela a los
super ricos. Les roban la vida a nuestros
jóvenes. Y los ladrones están en la Casa Blanca".
Durísimas palabras, que son trágicas verdades. A
Robert Zoellick le gusta, como a Bush, pasar por
un tío campechano, tutea a los negociadores
centroamericanos del TLC y permite que se atrevan
a llamarle Bob. Sin embargo, es uno de los duros
de la Administración Bush, uno de los halcones
que trabajó en la elaboración de la Nueva
Estrategia de Seguridad de los Estados Unidos. Le
encanta, como al virrey de Irak, la ropa cara de
diseño, pero como Paul Bremer las botas que calza
siempre son militares, palmaditas en los hombros,
pero sin olvidar la bota, para estamparla en el
rostro de cualquier disidencia o rebeldía.

Desde que lo nombraron zar del comercio, Zoellick
ha sido fiel a su pasado empresarial que lo llevó
de Vivendi, uno de los gigantes del negocio del
agua, hasta esa máquina de estafar que se llamó
Enron, y a su destino político que le vinculó a
la extrema derecha republicana. Tiene muy claro
que el comercio es el brazo civil de la nueva
estrategia imperial que se apoya fundamentalmente
en la violencia.

Con sonrisa metálica amenaza al país: "Hagan lo
que quieran, pero si no hacen lo que nosotros
queremos atenganse a las consecuencias". No
quieren abrir las telecomunicaciones, lo quieren
todo: todas las telecomunicaciones, el agua, la
agricultura, la biodiversidad, la salud, la
educación, la energía. No quieren un segmento del
mercado, sino el mercado total, el control de
nuestra alimentación, de nuestra economía, de
nuestros recursos. Su método es conocido:
corrupción más coerción. Primero tratan de
comprar a una élite para que traicione a su país
y luego la ocupación.

¿Qué es un país ocupado?, un país que pierde la
posibilidad de tomar decisiones propias sobre su
destino. Nos pueden ocupar con un ejército, pero
también con el caballo de Troya de la quinta
columna que grita para que nos rindamos y nos
entreguemos. Ante el absoluto desprecio de Bush y
su camarilla por la comunidad y el derecho
internacionales, hay quienes en todos los lugares
abogan por arrodillarse y lamerle las botas a los
nuevos amos del mundo. Frente a ese lamebotismo
hay una resistencia que crece, una dignidad que
se rebela, un basta ya que atraviesa la cintura
cósmica de Nuestra América.

Dicen que sin TLC es la catástrofe. Mentiras
vulgares e interesadas. Lo mismo dijeron hace
veinte años con el Consenso de Washington y los
PAES, ¿recuerdan? Ahora sabemos los resultados,
más desigualdad, más pobreza, más desempleo. La
política del miedo siempre ha sido muy rentable
para el poder. No debemos dejarnos intimidar,
pensar con cabeza propia, actuar desde y para el
interés nacional y de las mayorías, enfrentar
esta campaña macartista con ideas y movilización
de las conciencias, nos permitirá defendernos de
esta agresión del Calibán de brazos de hierro y
de bocas absorbentes.