Panamá: vergüenza y dominación



4 de noviembre del 2003
José Steinsleger  La Jornada

El país era de Colombia, el sombrero de Ecuador y de Panamá la sangre
derramada. Los panameños lucharon un siglo entero para que se entendiese que
la entidad "soberana e independiente" era una seudorepública, fraguada por
Estados Unidos el 3 de noviembre de 1903.

Es por eso que el 14 de diciembre de 1999, cuando el presidente Jimmy Carter
dijo en español "es suyo" y la presidenta Mireya Moscoso agradeció con un
"thank you" zalamero la devolución de la vía transístmica a la soberanía
panameña, algo fétido flotaba en las esclusas de Miraflores.

La deslucida y trascendente ceremonia tuvo como testigos cercanos al rey
Juan Carlos de España, y a las organizaciones políticas y sociales
acordonadas a dos kilómetros del lugar. Así finalizó el segundo capítulo de
una historia de lucha anticolonial que el general Omar Torrijos (1929-81),
artífice de los Tratados Torrijos-Carter (1977), justificaba con expresión
convincente:

"¡Fíjate.qué vacilón!: Panamá limita al norte con el Caribe, al sur con el
Pacífico, al oeste con Costa Rica, al este con Colombia y en el centro con
Estados Unidos".

¿Pero cómo llegó doña Mireya, viuda del legendario caudillo Arnulfo "Fufo"
Arias (1901-88) y obstinado enemigo de los Tratados, a representar el rol
estelar en el magno acto que no hubiese tenido lugar sin el patriotismo, el
sufrimiento y las vidas de miles de patriotas en 95 años del siglo veinte?

LUCHA SILENCIADA

Situada en la cintura de América más angosta, la que separa el Atlántico del
Pacífico en kilómetros escasos, Panamá fue "descubierta" por Rodrigo de
Bastidas (1502) y recorrida por Bartolomé Colón, hermano de Cristóbal. En
1513, Vasco Nuñez de Balboa descubrió "el otro mar", empresa de conquista
ante la que los indios opusieron resistencia tenaz. Balboa y Pedro Arias de
Dávila (Pedrarias) narran la resistencia de los caciques Cémaco, Quiubo y
Urraca.

La Real Audiencia de Panamá recién pudo crearse en 1535, tras el
sofocamiento de la rebelión encabezada por los negros Bayano y Felipillo. El
Sistema de "Ferias y Galeones", que disponía la partida del istmo dos veces
por año de las caravanas cargadas con la plata y el oro de Bolivia y Perú,
recién pudo instalarse en 1542.

De 1570 a 1670, Panamá fue sometida al saqueo y pillaje constante de los
piratas, bucaneros y corsarios de Inglaterra. Drake, Morgan, Parker, Bradley
atacaron e incendiaron las villas panameñas a sangre y fuego. Luis García,
mestizo del Darien, dio el primer grito de libertad (1728) contra el
gobernador español y en 1740 Panamá pasó a formar parte del Virreinato de
Nueva Granada (Santa Fe de Bogotá).

Las cortes españolas aprobaron en 1814 la construcción de un canal
interoceánico, iniciativa que no prosperó debido a las luchas por la
independencia del continente americano. En 1819, José de Fábrega propuso la
incorporación de Panamá a la Gran Colombia bolivariana (Ecuador, Colombia y
Venezuela) y Rufina Alfaro lanzó en 1821 el primer grito de independencia
que culminó con la unión del país a Colombia, con el nombre de "Departamento
del Istmo".

La vida republicana de Panamá arranca en 1827, durante la gobernación de
José Domingo Espinar, quien combatió en la batalla de Pichincha (Ecuador)
bajo las órdenes del Mariscal Sucre. Tras la frustración del sueño de
integración, el general Tomás Herrera proclamó la separación de Panamá de
Colombia, autogobierno que duró once meses.

Paralela al ímpetu nacional-independentista, transcurrió la historia
relativa a los numerosos tratados, intervenciones militares y maniobras
diplomáticas de Washington para apoderarse del canal. Esta historia arranca
en 1822, con la visita del coronel estadunidense William Daume al gobierno
de Bogotá y con serias propuestas para excavar el estrecho y va del Tratado
Bidlack-Mallarino (derecho de tránsito, 1846), al Hay-Buneau-Varilla (1903),
mediante el cual Panamá entrega a Estados Unidos "a perpetuidad", la zona
canalera.

Cuando en 1878 el francés Ferdinando de Lesseps, constructor del Canal de
Suez, inicia la excavación del canal de Panamá, el presidente Rutheford
Hayes declara: "La política de este país requiere de un canal interoceánico,
del Atlántico al Pacífico, bajo nuestro control y no es posible que
consintamos en su abandono y lo dejemos al dominio de potencias europeas".

En 1885, tropas de Estados Unidos entran en ciudad de Panamá, detienen al
presidente Rafael Aizpuru e incendian la ciudad de Colón con el fin de
sofocar la insurrección popular dirigida por Pedro Prestán, mulato
cartagenero de 33 años.

Los yankis ahorcan a Prestán y Santander Galofre, alcalde de Colón (ciudad
ubicada en una isla comprada en mil dólares por la compañía estadunidense
del ferrocarril a Daniel George, agricultor cubano de origen inglés),
renuncia al cargo diciendo que su deber como patriota le impedía ".servir a
un gobierno que se considera impotente para vengar la afrenta y no ha
empleado ningún medio para rechazar la invasión".

Diez años más tarde, el secretario de Estado Richard Olney afirma que
Estados Unidos "es soberano en el continente y que sus deseos son órdenes".
En 1898, el presidente William McKinley pontifica: "La seguridad nacional.
exige que esta obra (la del canal), sea dominada por nosotros", mientras al
año siguiente un funcionario del Departamento de Estado, Robert Hutchinson,
sentencia:

"Los gobiernos débiles y la civilización incipiente de América Central
deberán desaparecer con el tiempo. Con la terminación del Canal del Istmo
entraremos en contacto con aquellos pueblos.y tendremos más que decir sobe
su destino futuro que cualquier otra potencia".

El siglo XIX panameño terminó con el estallido de la "Guerra de los Mil
Días" (1899-1903), guerra bananera ganada por el conservador José Manuel
Marroquín, presidente de Colombia. En Panamá, los liberales de Belisario
Porras depusieron las armas. Pero así como en la Nicaragua de Sandino dos
decenios después, el indio Victoriano Lorenzo rechazó esta solución y
enarboló la causa del "Partido Liberal en Armas".

Con apoyo de los "marines", Lorenzo fue derrotado el 15 de mayo de 1903. Las
tropas de ocupación ordenaron su ejecución inmediata. Tomás Herrán,
gobernador de Panamá, firmó entonces con Washington la concesión de una zona
en el istmo para la construcción del canal, acuerdo rechazado por el
Congreso de Bogotá.

CELEBRACION DE LA IGNOMINIA

En ese contexto, en la mañana del 3 de noviembre de 1903 Estados Unidos
ancló una escuadra naval en aguas panameñas, depuso al gobernador y, en
horas de la tarde, los "patriotas" proclamaron la "independencia" de Panamá.

Acto anómalo, delictivo y de franco carácter pirata en el que no participó
panameño alguno, la "independencia" fue calco y copia de los tratados que en
1898 llevaron a la rendición de España en Cuba. El farmacéutico Manuel
Amador Guerrero, colombiano naturalizado estadunidense y abogado del
ferrocarril de los gringos, fue ungido como primer presidente de Panamá.

El nombramiento fue considerado un tecnicismo, pues Panamá era Colombia y
Colombia era Panamá. Mas si algo sobra en América Latina son transas de la
jurisprudencia. De modo que a espaldas de lo irregular del procedimiento y
"atendiendo a los méritos" de Amador, la Asamblea resolvió que "por esta
única vez", un extranjero fuera presidente.

En suma, que ante los festejos encabezados por la presidenta Mireya Moscoso,
la oligarquía panameña enjuga lágrimas de emoción y el pueblo de
indignación. No obstante, recordemos que cuando vivía su esposo la doña
(licenciada en "Diseño de interiores" en el Miami Dade Community), se
quejaba con sus amigas que el "Fufo" no la dejaba participar en política
pese a que estaba "llena de sensibilidad social".

Junto a los invitados estrella, el actor Sean Connery y el secretario de
estado Colin Powell, Mireya encabezó el par de actos más relevantes de una
"independencia" alineada con el espíritu del Plan Puebla-Panamá: la
peregrinación a la tumba donde descansan los restos del fantoche Manuel
Amador y la inauguración un gigantesco centro comercial, levantado en los
terrenos donde los huesos y las cenizas de siete mil 500 civiles asesinados
por las tropas yankis en 1989, claman justicia.