Colombia: Mueren al menos seis colombianos en atentado con coche bomba en Bogotá



México D.F. Jueves 9 de octubre de 2003
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 La policía no descarta que el ataque sea una venganza de paramilitares
 Acusa el presidente Alvaro Uribe a las FARC; esa guerrilla niega ser autora
de la acción
REUTERS, AFP Y DPA
Santafe de Bogota, 8 de octubre. Por lo menos seis personas murieron y unas
20 resultaron he-ridas en un atentado con coche bomba ocurrido esta mañana
en esta capital, acto que fue condenado por el gobierno colombiano y
atribuido a "grupos terroristas" que que-rrían sabotear las elecciones
regionales del 25 de octubre, sin descartar que sean paramilitares de
extrema derecha.
Aunque la policía dijo tener informes de que "tres terroristas" pusieron el
artefacto explosivo, activado a control remoto, el presidente Alvaro Uribe
acusó directamente del atentado a las Fuerzas Armadas Re-volucionarias de
Colombia (FARC), guerrilla que negó posteriormente su responsabilidad en el
hecho.
"Estamos ante un hecho terrorista e inaceptable que se sale completamente
del orden constitucional que nos hemos fijado los colombianos y, por tanto,
censurable", expresó Uribe, cuyo gobierno ofreció una recompensa de 35 mil
dólares a quien dé informes para esclarecer los hechos.
Este es el peor ataque en Santafé de Bogotá desde el ocurrido el 7 de
febrero cuando una carga mayor en un automóvil explotó en un elegante club
de la ciudad y mató a 36 personas y dejó heridas a unas 170.
También en aquella ocasión se culpó a las FARC, e igualmente la principal
insurgencia del país sudamericano lo negó.
La explosión de esta mañana tuvo lugar cerca de las 8 horas, en el populoso
sector comercial de San Andresito, en la carretera 38 con calle Novena, en
el centro-oeste ca-pitalino, en momentos en que comerciantes y empleados
ingresaban a la zona.
Aparte del saldo de víctimas, la explosión causó daños a centros comerciales
y edificios de hasta cinco pisos.
"Se había alertado de un carro sospechoso y llegó una patrulla de la policía
a conocer la situación, y apenas estuvieron al pie del vehículo éste
explotó", dijo el general Jorge Castro, comandante de la policía de Bogotá,
de más de 7 millones de habitantes.
Cuatro civiles y dos policías que inspeccionaban el automóvil murieron.
En un primer momento la policía dijo tener dos hipótesis sobre los
responsables. En una primera, dijo no descartar que el atentado obedezca a
una venganza de paramilitares contra la policía por un reciente operativo
realizado en el barrio San Andresito, en el que se capturó a personas
acusadas de pertenecer a los citados grupos y que se encargaban de "cobrar
extorsiones".
La segunda sería que las FARC estén detrás del atentado al actuar en contra
de las organizaciones de extrema derecha que tienen presencia en la zona,
según dijo la misma policía por conducto del sargento Alberto Cantillo y el
citado general Castro.
El alcalde Antanas Mockus había reconocido que grupos paramilitares querían
instalarse en la ciudad y que no lo permitiría, así como no había dejado que
las FARC lo hi-cieran. Dijo que había preocupación por quejas de que hombres
camuflados ofrecían seguridad privada a pequeños comerciantes.
La ministra de Defensa, Marta Lucía Ra-mírez, anunció haber redoblado las
medidas de control y seguridad para impedir nuevos ataques en Bogotá,
previos a los comicios del 25 de este mes, pues consideró que se buscaría
efectuar atentados similares en otros puntos del país y las autoridades se
han puesto en alerta.
Indicó que aún no se sabe qué grupo es el responsable del nuevo atentado.
Por otra parte, el presidente Uribe le pidió al vocero del Ejército de
Liberación Nacional (ELN), Felipe Torres, que se convierta en gestor de los
diálogos de paz entre el gobierno y esa guerrilla, luego de que el
guerrillero fue liberado hoy de una cárcel de alta seguridad en Itaguí.
Torres, cuyo verdadero nombre es Carlos Arturo Velandia Jagua, obtuvo el
martes anterior el beneficio de la libertad condicional tras cumplir tres
quintas partes de su condena de 20 años por terrorismo y rebelión. Su
excarcelación y la de su compañero Francisco Galán fue ofrecida por Uribe a
cambio de abogar por la paz; ambos dirigentes dijeron hoy que no renunciarán
a la guerrilla ni a sus principios revolucionarios.
Otro de los miembros del comando central del ELN, Pablo Beltrán, planteó a
su vez la posibilidad de canjear a siete turistas extranjeros en su poder
desde el 12 de septiembre por rebeldes presos, en momentos en que la Iglesia
católica se apresta a gestionar la liberación de los rehenes.