VENEZUELA:Mercado negro a la sombra del control de cambios



Humberto Márquez

CARACAS, jun (IPS) - Cinco meses después de implantado el control de cambios
en Venezuela sus efectos son escasa oferta legal de divisas y un importante
mercado negro, mientras las reservas se recuperan a niveles satisfactorios
para el gobierno.
El joven Jorge, estudiante de economía, tenía magros ingresos hasta la
implantación del control el 21 de enero. "Desde entonces, vía teléfono e
Internet, hago contacto con demandantes de dólares o euros, busco a quien
quiera vender esas divisas, y gano de 2.000 a 4.000 dólares por mes", confió
a IPS.
La cotización oficial del dólar es 1.600 bolívares. Jorge paga en promedio
2.200 bolívares por cada dólar que recibe en cheques, 2.300 por
transferencias electrónicas y 2.400 si obtiene los billetes verdes.
"El precio del dólar lo fijan cuatro o cinco individuos que venden un
apartamento u otro bien en el extranjero, deciden traer la plata y dicen:
'Aquí tengo 100.000 dólares, a equis precio, ¿quién los quiere?'. Ese es el
precio del día, 2.500 o 2.700 bolívares", dijo a IPS, el 24 de este mes, el
presidente de la red de casas cambiarias Italcambio, Carlos Dorado.
En 2002, la economía no petrolera de Venezuela, responsable de tres cuartas
partes del producto interno bruto de 100.000 millones de dólares anuales,
demandó unos 1.100 millones de dólares mensuales.
Más de 90 por ciento de esos dólares procedieron del Banco Central, que a su
vez las obtuvo de la industria petrolera, responsables de más de 85 por
ciento de la entrada de divisas al país.
"El mercado venezolano demandaba de 45 a 50 millones de dólares diarios, y
actualmente consigue apenas de cuatro a cinco millones por día. Por ese
camino, a las empresas sólo les quedará la opción de agotar sus ahorros,
acudir a un mercado negro cada vez más caro o, sencillamente, cerrar sus
puertas", según Dorado.
A Italcambio "sólo llegan a cambiar dólares a la tasa de 1.600 bolívares
algunas personas imposibilitadas legalmente de acudir al mercado negro, como
los diplomáticos. Pero ni uno solo de los pensionados europeos cuyos cheques
tramitamos ha entregado el talón para que se lo cambiemos al monto oficial",
comentó. La empresa de Dorado, con 50 oficinas y 900 empleados, copaba 85
por ciento del mercado minorista de divisas del país y ganaba en promedio
500.000 dólares mensuales. "Ese es el monto de lo que he perdido cada mes
desde febrero. Me impuse como límite diciembre. Si esto sigue así,
cerraremos", indicó el cambista.
Valentina Quispe, peruana y vendedora de prendas en Caracas, dijo a IPS que
enviaba a su familia de 300 a 400 dólares mensuales, pero que ahora se le
hace muy difícil conseguirlos o reunir bolívares para comprarlos, y por eso
manda "ropa, juguetes y algunos otros productos".
Roberto León, empleado en el noroccidental estado de Zulia, fronterizo con
Colombia, dijo a IPS que él y sus parientes consiguen dólares en Maicao, al
norte del país vecino, "aunque es peligroso, porque podemos ser víctimas de
asaltantes y también está el riesgo de comprar dólares falsos".
El control de cambios fue implantado cuando agonizaba la fallida huelga de
63 días lanzada en diciembre para desalojar del poder al presidente Hugo
Chávez por la organización patronal Fedecámaras y la central sindical, más
miles de gerentes de la estatal industria petrolera.
Esa huelga costó al país cerca de 10.000 millones de dólares, con pérdidas
para la industria petrolera de 6.000 millones, y durante su desarrollo se
produjo una fuga de capitales que llevó las reservas de casi 16.000 millones
de dólares en noviembre a 13.890 millones el 21 de enero, cuando el gobierno
cerró el mercado cambiario.
El tipo de cambio ese día era de 1.717 bolívares por dólar, casi el doble
que un año atrás, y el gobierno lo fijó desde febrero en 1.600 bolívares por
billete verde, al tiempo que creó una Comisión de Administración de Divisas
(Cadivi) para manejar el sistema.
Las reservas se han recuperado y alcanzaron 17.493 millones de dólares el 20
de junio, informó el Banco Central. En mayo, el viceministro de Producción,
Víctor Alvarez, dijo que un nivel aceptable para levantar el control de
cambios sería que las reservas se ubicasen entre 18.000 y 20.000 millones de
dólares.
Chávez dijo que no habría "ni un dólar para los golpistas", como llamó a
quienes organizaron la huelga, pero la Cadivi diseñó un esquema para
entregar divisas a todo solicitante que cumpla una serie de requisitos y
pruebe solvencia, trámite que empresarios privados denuncian como engorroso
y difícil de cumplir.
"El gobierno ha implantado un paro cambiario de cinco meses, y ahora prepara
una maxidevaluación que provocará más quiebras y desempleo", sostuvo la
vicepresidenta de Fedecámaras, Albis Muñoz.
El control de cambios "asfixia a la economía, porque es inoperante y en la
práctica significa una confiscación de las divisas por parte del gobierno",
dijo el economista opositor Pedro Palma.
Según Dorado "en estos cinco meses apenas se ha entregado 69 millones de
dólares a importadores, y así es imposible que funcione una economía cuyas
dos terceras partes se mueven con importaciones".
Sin embargo, el presidente de la Cadivi, Edgar Hernández, dio cuenta de que
se aprobaron 6.800 solicitudes de divisas para importación, y la entrega de
594 millones de dólares, entre ellos 72 millones para el sector automotor y
60 millones para el de la salud, así como 3,2 millones de dólares para
estudiantes en el exterior.
El ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, informó que "ya se liquidaron
(entregaron) 230 millones de dólares" y que "las empresas están entendiendo
que si cumplen los trámites se entregan los dólares y no hay un prejuicio".
"Las cosas están decididamente mejor", opinó el director en Caracas de la
trasnacional de alimentos Cargill, aunque el jefe para América Latina de la
firma de productos de consumo masivo Procter & Gamble comentó que en
Venezuela "acumulamos un alto nivel de cuentas por pagar y eso no puede
durar".
Nóbrega, cuyo ministerio tomó esta semana las riendas de la Cadivi, admitió
que estudia un mecanismo de cobro de impuestos a la venta de divisas, a
cambio de aflojar los controles, "aunque no podemos levantar el control de
un día para otro".
Palma y Dorado admitieron que si se levanta el control de cambios puede
generarse una corrida financiera, por la demanda acumulada durante meses, y
sugirieron iniciar una transición gradual.
Por el momento, el gobierno ha optado por importar directamente, con sus
propias divisas, alimentos esenciales como harina de trigo, pollo, carne de
vacuno, azúcar y arroz, que distribuye principalmente a través de una red de
mercados populares bajo supervisión de las Fuerzas Armadas