Venezuela: La doctrina Bush y el tercer golpe de estado



25 de marzo del 2003

El petróleo de Venezuela


Antonio Guillermo García Danglades
Rebelión


La oposición venezolana insiste en su deseo de materializar un golpe de
Estado contra el gobierno legitimo y democrático de Hugo Chávez. Esta vez
enfila sus baterías hacia una intervención norteamericana amparada bajo la
nueva 'Estrategia de Seguridad Nacional', mejor conocida como 'Doctrina
Bush'. En este sentido, se ha venido produciendo una serie de declaraciones
de manera sistemática en Venezuela, Colombia y Estados Unidos señalando al
gobierno venezolano de auspiciar un 'Estado Forajido' que ofrece albergue a
grupos catalogados por la administración Bush como terroristas, con el
objetivo de provocar la invocación de la 'Doctrina Bush' sobre Venezuela con
el apoyo de la derecha colombiana y la oposición pitiyanqui, reaccionaria y
neoliberal de Venezuela.



'La gran forma de conducirnos con las naciones extranjeras es en extensión a
nuestras relaciones comerciales - tener con ellas la menor conexión política
posible.'
George Washington: 'Farewell Address to the American People', 1796.

'No hay nada más disparatado que creer que la guerra puede ser evitada por
la guerra. Por la guerra no se puede evitar más que la paz.'
Harry S. Truman: Memorias. 1948.

'En el mundo al que hemos entrado, el único camino hacia la seguridad es el
camino de la acción; y nuestra nación actuará.'
George W. Bush: West Point, 1 de Junio de 2002


De doctrina en doctrina

Desde finales del siglo XIX, la política exterior norteamericana ha sido
esencialmente la misma. La 'Doctrina Monroe' de 1823 que surgió como
respuesta a las pretensiones de la Santa Alianza europea de intervenir en
los estados independientes de América del Sur para reinstaurar sus colonias
al servicio de Fernando VII, inició el camino hacia la ruptura definitiva
con la tradición aislacionista de la política exterior norteamericana que se
produciría cuando el presidente Wilson involucró a su país en la primera
Guerra Mundial. En su 'Farewell Address to the American People', documento
publicado por el American Daily Advertiser de Filadelfia el 19 de Septiembre
de 1796 y endorsado por John Adams, Thomas Jefferson, James Madison y otros
miembros fundadores de la republica, George Washington delineaba los
principios del beneficio mutuo y comercio pacífico con el resto del mundo,
'sin forzar nada', y recomendaba evitar inmiscuirse en los asuntos políticos
y conflictos de otras naciones, pero permanecer fuertes y preparados para la
defensa de cualquier ataque.

Durante la crisis Anglo-Americana de 1895-96, el presidente norteamericano
Grover Cleveland invocó la 'Doctrina Monroe' y exigió a Gran Bretaña que
desistiera de sus pretensiones de adjudicarse una larga porción del
territorio venezolano en la frontera con la Guyana Británica, y sometiera la
disputa al arbitraje internacional. El fuerte lenguaje utilizado por
Cleveland fue interpretado como un ultimátum que pudo muy bien haber
desatado una guerra entre las dos potencias. De acuerdo al catedrático
Christopher Layne, 'Estados Unidos estaba dispuesto a pelear contra Gran
Bretaña si fuese necesario para establecer su supremacía sobre el hemisferio
occidental.' (La Feber y May en Layne 1994) Sin embargo, algunos
historiadores señalan que el conflicto nunca estalló porque 'Gran Bretaña
estaba restringida de ir a la guerra al no tener una distribución favorable
de sus capacidades militares' (Layne 1994), mientras que otros estiman que
el hecho de compartir un idioma, historia y cultura fue un factor decisivo
que evitó un conflicto de grandes proporciones.

No obstante, la 'Doctrina Monroe' no fue siempre utilizada como una política
defensiva frente a Europa, sino como lo manifiesta acertadamente el
catedrático Manuel Salgado Tamayo (2002) en su trabajo 'El Plan Colombia y
el ALCA', 'una amenaza contra cualquier pretensión de cerrar el paso al
expansionismo norteamericano', convirtiéndose así en un instrumento
imperialista que bajo la tesis de la 'responsabilidad global' desplazaba la
política aislacionista de 'evitar enredos políticos' con otras naciones. En
este sentido, Salgado Tamayo destaca la guerra contra México en 1846 y 1948
en la que Estados Unidos se adjudico Texas, Arizona, Nuevo México,
California, Nevada, Utah y parte de Wyoming; la Guerra Hispano
Norteamericana de 1898 en la que logra apoderarse de Cuba, Puerto Rico,
Filipinas y Guam; y el Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903 con el cual
consigue la división del territorio colombiano para crear artificialmente a
Panamá y hacerse del control de la construcción y posterior administración
del canal, así como de todos los asuntos geoestratégicos de la región
centroamericana y del Caribe.

En 1904, el 'Corolario Roosevelt' vino a legitimar el carácter
intervencionista de la 'Doctrina Monroe' al establecer que cualquier país
podría ser invadido por Estados Unidos si no actuaba 'con una eficacia
razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y
política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones...' En este
sentido, el presidente Teodoro Roosevelt, señalaba que 'la injusticia
crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las
reglas de una sociedad civilizada pueden exigir a fin de cuentas, en América
o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada y, en el
hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la doctrina de
Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos,
en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de
policía internacional.' A partir de esta posición imperialista se
produjeron, de acuerdo a las investigaciones del periodista e historiador
argentino, Gregorio Selser (1922-1991), más de 10 mil ocupaciones,
agresiones y desembarcos en América Latina.

En lo sucesivo, la política exterior norteamericana hacia América Latina
cambiará de nombre de acuerdo a las circunstancias políticas del contexto
internacional: la 'Unión Panamericana' de 1910, la política del 'Buen
Vecino' bajo la cual se crearon la OEA y el TIAR, y la 'Alianza para el
Progreso' promovida por el presidente John F. Kennedy en la cual se
planteaba el desarrollo de la región latinoamericana. Esta formula
progresista, aunado al acercamiento con el régimen de Fidel Castro[i], el
eventual retiro de las tropas norteamericanas de Vietnam y la promoción de
los derechos civiles de las minorías negras que ponía fin a la política
segregacionista, representaban, sin lugar a dudas, una amenaza para el
sector reaccionario de la política norteamericano. Estas contradicciones
fueron resueltas mediante un golpe de Estado magnicida que saco a Kennedy
del poder y le dio un vuelco radical a la política exterior norteamericana.
En este sentido, el presidente Richard Nixon y su secretario de Estado,
Henry Kissinger, se encargaron de profundizar la intervención norteamericana
en América Latina con el financiamiento y apoyo irrestricto a los regímenes
totalitarios de derecha, golpes de Estado, asesinatos de lideres políticos
de izquierda y la aplicación del 'Plan Cóndor', que tal y como lo había
advertido el Libertador Simón Bolívar, 'plagó la América de miseria a nombre
de la libertad.' Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la
Unión Soviética emergieron como las dos potencias mundiales, pero sus
diferencias ideológicas las llevarían a una pugna de intereses que devino en
lo que hoy conocemos como la Guerra Fría. Para enfrentar el nuevo escenario
internacional, Estados Unidos elaboró la 'Doctrina Truman' de 1948, la cual
consistió en facilitar apoyo financiero y logístico a todos aquellos países
que se distanciara de la influencia comunista.

Asimismo, la administración Truman estableció la política de 'contención'
que consistió en el crecimiento desproporcionado de la capacidad militar
nuclear con el objetivo de neutralizar la expansión soviética y limitar su
área de influencia a los territorios que ya dominaba.

Con el fin de la Guerra Fría tras la caída del Muro de Berlín y la
disolución de la Unión Soviética, surgió la noción del 'fin de la historia'
de Francis Fukuyama que suponía la consolidación del capitalismo y
estabilización del sistema internacional. En este contexto de post-Guerra
Fría, la política exterior de Reagan y Bush padre se basó en la promoción
del neoliberalismo en América Latina como la base fundamental para la
creación del 'Mercado Común de las Américas', conocido hoy como ALCA, cuyo
aspecto político y militar fue auspiciado por Bill Clinton a través de la
guerra contra el narcotráfico y la aplicación del 'Consenso de Washington'
que contemplaba la homogenización de las economías regionales de acuerdo al
paradigma neoliberal. Esta fracasada política dejó el terreno abonado para
que el nefasto gobierno de George W. Bush profundizara la implementación del
'Plan Colombia' y diera pasos definitivos hacia la materialización del ALCA.

Ambas iniciativas se acelerarían notablemente tras el ataque terrorista
perpetrado contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, aunque el
centro de gravidez de la política exterior norteamericana se encontrara en
el Medio Oriente.

La Doctrina Bush

En su primera alocución publica tras el ataque terrorista del 11 de
septiembre, el presidente Bush anunció una 'monumental batalla entre el bien
y el mal', y quien no estuviera al lado de Estados Unidos, estaría a favor
del terrorismo. De esta manera se comenzaba a hilvanar la no-tan-nueva
'Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos' (20 de septiembre de
2002), mejor conocida como 'Doctrina Bush', elaborada por una logia
neoconservadora integrada por el vicepresidente Dick Cheney, el secretario
de Defensa, Donald Rumsfeld, y los ideólogos reaccionarios Karl Rove y Paul
Wolfowitz, vicesecretario de Estado que en 1992, inmediatamente después que
Bill Clinton venciera en las elecciones presidenciales al padre de Bush,
escribió un documento en el que se establecían los parámetros estratégicos
hacia la consecución de un nuevo orden mundial bajo el mando supremo de
Estados Unidos. El documento titulado 'Defence Planning Guidance' considera
que Estados Unidos debía 'impedir la competencia de quienes aspiren a jugar
un papel preponderante en el ámbito regional o global', y contemplaba el uso
de armas nucleares, biológicas y químicas de manera preventiva, 'aun en
conflictos en los que los intereses estadounidenses no estén directamente
amenazados.' (Ed Vulliamy: 'Two men driving Bush into war.' The Observer, 23
de Febrero de 2003) De esta forma se planteaba por primera vez el 'ataque
preventivo' como el eje fundamental de una política de seguridad y defensa
que diez años mas tarde seria la base de la nueva política exterior
norteamericana, distanciándose radicalmente de la política de 'contención'
puesta en práctica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En septiembre de 2000, un proyecto secreto titulado 'Reconstruyendo las
defensas de Estados Unidos: para el nuevo siglo' elaborado por Cheney,
Wolfowitz, Rumsfeld, Jeb Bush, Lewis Libby y demás miembros del grupo
reaccionario 'Project for the New American Century', proponía el
mantenimiento y expansión de una 'Pax global Americana' y 'la preeminencia
de las fuerzas militares estadounidenses.' Para ello, el documento
establecía cuatro misiones fundamentales para las fuerzas militares
estadounidenses: 1) defender el territorio americano; 2) pelear y ganar
decididamente múltiples y simultáneos teatros de guerra; 3) ejercer las
tareas de 'gendarme' asociadas a la construcción de un clima de seguridad en
regiones criticas; y 4) transformar las fuerzas estadounidenses para
explotar la 'revolución en asuntos militares' que asegurara una superioridad
a largo plazo a través de la aplicación de tecnologías avanzadas y el
mejoramiento de las capacidades militares. En este sentido, el documento
urge mantener la superioridad estrategia nuclear, restituir la fuerza del
personal militar, reposicionar las fuerzas militares estadounidenses para
responder a las realidades estratégicas del siglo 21, modernizar las fuerzas
militares de manera selectiva, desarrollar e instalar mísiles globales de
defensa para defender a Estados Unidos y sus aliados, y controlar el nuevo
espacio común internacional y el ciberespacio.

El documento también señala que si bien la estrategia estadounidense había
sido contener la expansión soviética durante la Guerra Fría, los retos de
hoy requieren asegurar y expandir 'las zonas de paz democrática', impedir el
surgimiento de nuevos poderes rivales que compitan con la superioridad
estadounidense, defender las regiones clave, preservar el predominio
norteamericana a través de la transformación de la guerra realizada con
nuevas tecnologías, y dar forma al orden de seguridad internacional de
acuerdo con los principios e intereses estadounidenses... tan pronto como
sea posible..' Asimismo, el documento se refiere a la necesidad de mantener
el liderazgo de las misiones pacificadoras en Estados Unidos y no en las
Naciones Unidas, auspiciar el proceso de democratización en China, preparar
'nuevos métodos de ataque electrónico, no letal, biológico capaces de atacar
genotipos específicos', y calificar a Corea del Norte, Libia, Siria e Irán
como regímenes peligrosos cuya existencia 'justifica la creación de un
sistema de control y mando en todo el mundo.' (Neil Mackay: 'Bush planned
Iraq 'regime change' before becoming President' Sunday Herald de Escocia, 18
de Septiembre de 2002) Según este documento, para llevar a cabo tan
ambicioso proyecto, Estados Unidos requiere proveer suficiente fuerza y
recursos presupuestarios al aparato militar. En este sentido, se recomienda
incrementar gradualmente el gasto de defensa para llevarlo a un mínimo de
3,5 o 3,8 puntos del Producto Interno Bruto, lo cual le agregaría de 15 a 20
millardos de dólares al gasto anual de defensa. No obstante, el documento
señala que una transformación de las capacidades militares de esta magnitud
sería un proceso largo, por lo que un incremento masivo del gasto militar
requería de 'un evento catastrófico y catalizador, - un nuevo Pearl Harbor.'
Y como arte de magia, exactamente un año mas tarde, y pese a todas las
advertencias realizadas por la CIA y diversos servicios de inteligencia, se
producía el ataque terrorista del 11 de septiembre que le daría puerta
franca a la promulgación e implementación de la 'Estrategia de Seguridad
Nacional de Estados Unidos' elaborada por la logia neoconservadora que
maneja la defensa, seguridad estratégica y política exterior de la
administración Bush.

El 1 de Junio de 2002, durante el acto de conmemoración de los 200 años de
la academia West Point, el presidente Bush señalaba la 'irrelevancia' de la
política de contención y disuasión practicada por Estados Unidos durante la
Guerra Fría en la tarea de 'desmantelar células terroristas' en mas de 60
países, y la necesidad de 'llevar la guerra hacia el enemigo, destruir sus
planes y confrontar la peor de las amenazas antes de que ésta emerja.' Para
Bush, 'en el mundo al que hemos entrado, el único camino hacia la seguridad
es el camino de la acción; y nuestra nación actuara.'The Observer, 16 de
Marzo de 2003). De esta manera, el presidente Bush expresaba las líneas
generales de la 'Doctrina Bush', la cual establece 'la libertad, democracia
y libre empresa' como el 'único modelo sostenible' a ser alcanzado a través
de guerras ilimitadas, unilaterales y 'preventivas', ejecutadas contra '
terroristas y tiranos' así como contra 'redes oscuras de individuos' que
planeen ataques 'inminentes' con 'tecnología moderna.' Esta nueva noción de
'seguridad' cambia 'drásticamente' la manera de 'defender' a Estados Unidos
de sus 'enemigos.' En este sentido, 'Estados Unidos hará responsables a
aquellos países comprometidos con el terrorismo, incluso aquellos que dan
refugio a terroristas - porque los aliados del terrorismo son enemigos de la
civilización... Y, como una cuestión de sentido común y de autodefensa,
Estados Unidos actuará contra esas amenazas en surgimiento antes de que
éstas terminen de formarse... En el nuevo mundo en que hemos entrado, el
único camino hacia la paz y la seguridad es el de la acción.' A diferencia
de lo que aconsejaba sabiamente el prócer norteamericano George Washington,
la política exterior trabajará 'activamente para llevar la esperanza de
democracia, desarrollo, mercados libres y libre comercio a todos los
rincones del mundo...' Aunque esta política fue concebida por la logia
neoconservadora de la administración Bush en septiembre de 2000 sobre la
base de ideas y proyectos que vienen hilvanándose desde 1992, esta
pretensión imperialista llamada 'Doctrina Bush' es justificada bajo el
pretexto del ataque terrorista del 11 de septiembre, que según el presidente
estadounidense, demostró que 'estados débiles, como Afganistán, pueden
representar un peligro tan grande para nuestros intereses nacionales como
los estados poderosos... la pobreza, las instituciones débiles y la
corrupción pueden hacer que los estados débiles sean vulnerables a las redes
de terroristas y a los carteles narcotraficantes dentro de sus fronteras.'
De acuerdo al catedrático norteamericano, James Petras ('Doctrina Bush: la
construcción desenfrenada del Imperio' Rebelión, 7 de octubre de 2002), el
objetivo de las amenazas de Bush proferidas en su doctrina es 'la conquista
global... y todo país, grande o pequeño, que no acepte o apoye la conquista
imperial de Estados Unidos se convierte en un enemigo.' Según Petras, la
'Doctrina Bush' no esta diseñada únicamente contra terroristas activos y
fuertemente armados, sino que también 'prevé destruir 'planes' y 'amenazas
emergentes' 'discusiones, ideas, debates' licencia para asesinar a todo
'radical' asociado con 'tecnologías peligrosas'.'

La invasión a Irak

Desde el inicio de su mandato, la administración Bush puso en practica los
primeros pasos de su doctrina aislacionista. Sin pudor alguno, Estados
Unidos abandonó el Protocolo de Kyoto, se negó a firmar el tratado que
establece la Corte Penal Internacional, se retiró unilateralmente del
Tratado de Mísiles Antibalísticos que tenía con Rusia, se desentendió del
conflicto palestino-israelí, desestimó el problema sobre inmigración ilegal
que le planteaba México y puso en el congelador la política de 'compromiso
constructivo' que mantenía con China.

Bajo la premisa de que 'la agresión es la mejor defensa', Estados Unidos se
enfrentó a Francia, Rusia, China, Alemania y al resto de la humanidad a fin
de llevar a cabo una invasión imperialista a Irak violentando flagrantemente
el sistema internacional que obliga el consentimiento del Consejo de
Seguridad de la ONU para llevar a cabo este tipo de acción militar, y que
jamás habría sido aprobada por falta de pruebas fehacientes que demuestren
que Irak planeaba ataques inminentes con armas de destrucción masiva y por
el resultado satisfactorio que habían tenido los inspectores de la ONU bajo
el liderazgo de Hans Blix en organizar y monitorear satisfactoriamente el
desmantelamiento las capacidades militares de Irak no permitidas por la ONU.

Tal y como lo establece la 'Doctrina Bush', el objetivo de Estados Unidos no
es desarmar a Irak sino derrocar a Saddam Hussein y producir un 'cambio de
régimen' que 'contagie' al Medio Oriente con la 'democracia occidental' y
'libre mercado', y de esta manera lograr pleno acceso al suministro de
petróleo barato y posterior desmantelamiento de la OPEP así como expandir su
hegemonía en el Medio Oriente y sureste Asiático. Esta invasión ya había
sido delineada mucho antes del ataque terrorista del 11 de septiembre. El
documento 'Reconstruyendo las defensas de Estados Unidos:

para el nuevo siglo' escrito en septiembre de 2000 y que sirve de
inspiración a la 'Doctrina Bush', sugiere que Kim Jong II en Corea del Norte
y Saddam Hussein en Irak pueden comenzar una guerra utilizando armas
biológicas y nucleares, y que los Estados Unidos debe no solo vencer estos
ataques sino sacar a estos regímenes del poder y conducir operaciones de
estabilidad en la post-guerra. Asimismo, el documento señala que Estados
Unidos ha buscado por décadas jugar un papel predominante en la seguridad
del Golfo Pérsico, y en este sentido resalta que 'mientras el conflicto sin
resolver con Irak provee una justificación inmediata' para intervenir, 'la
necesidad de mantener una presencia estadounidense sustancial en el golfo
trasciende el asunto del régimen de Saddam Hussein.' (The Observer, 16 de
Marzo de 2003) En su estupendo articulo 'Things to Come' publicado por The
New York Times el pasado 18 de Marzo, el catedrático Paul Krugman sostiene
que ya es del dominio publico que la guerra en Irak es producto de la
'invención de un grupo de intelectuales neoconservadores, quienes lo ven
como un proyecto piloto' al que le seguirán Irán, Siria y Corea del Norte ya
que la 'Doctrina Bush' esta diseñada para la ejecución de una serie de
guerras que conlleve a un 'cambio de régimen' en los países catalogados como
terroristas o que le den albergue al terrorismo, aun como en el caso de
Irak, no existan evidencias claras de alguna conexión con la organización
al-Qaeda. Por su parte, el analista George Friedman de la organización
reaccionaria de inteligencia Stratfor asegura que el presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, 'es el próximo en la agenda militar de Bush.' ('Oil
war: 23 years in the making', Toronto Star, 9 de Marzo de 2003)

El tercer golpe

Inmediatamente después de producirse el golpe de Estado del 11 de abril
contra el gobierno de Venezuela, la administración Bush manifestó que 'las
acciones antidemocráticas ejecutadas o alentadas por el gobierno de Chávez
provocaron la crisis en Venezuela', con lo cual exoneraba de toda culpa a la
logia cívico-militar neoconservadora que secuestró al presidente y disolvió
la Asamblea Nacional y Poder Judicial. Estados Unidos prefirió referirse al
'golpe' como un 'cambio de régimen' ya que según el vocero presidencial, Ari
Fleisher, 'Chávez había perdido su trabajo por el mensaje que le envió a su
pueblo.' (Richard Prasad: 'One Wild Weekend in Venezuela' 20 de Abril de
2002) De acuerdo a distintas fuentes, miembros de la administración Bush se
reunieron en mas de una ocasión con la coalición cívico-militar que
organizaba el golpe de Estado, y aunque Estados Unidos asegura haber
manifestado en todo momento que la oposición debía respetar la constitución,
un oficial del Departamento de la Defensa admitió que el mensaje no había
sido claro ya que nunca 'disuadimos a estas personas', dando a entender que
si bien no participarían directamente en el 'cambio de régimen' se harían la
vista gorda con el resultado de la operación. De acuerdo al periodista
Richard Prasad, 'el apoyo tácito al régimen de Carmona tuvo mucho que ver
con la economía y política del petróleo.' La política petrolera de Chávez ha
consistido en fortalecer a la OPEP por medio de la restricción de la oferta
de crudos a fin de provocar un alza en los precios del barril en lugar de
dejar que las fuerzas del mercado determinaran su precio real, como
seguramente habría sido la política de Carmona satisfaciendo así los deseos
de la administración Bush.

Varios países de América Latina se plegaron a la posición de Washington. El
periodista uruguayo, Aram Rubén Aharonián, revela en su crónica 'Venezuela:
Un golpe con olor a hamburguesa, jamón y petróleo' del 28 de abril de 2002,
que César Gaviria sugirió ante el Consejo Permanente de la OEA 'que como el
gobierno de Chávez había sido depuesto, el embajador Valero no debía entrar
a la reunión. La noticia se la transmitió el representante chileno Esteban
Tomic y la presidenta del Consejo, la salvadoreña Margarita Escobar. Estados
Unidos, Ecuador, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Colombia hacían
esfuerzos para que se reconociera el gobierno de facto, mientras que México,
Argentina y Brasil 'con el apoyo unánime de los países caribeños' insistían
en el estreno de la Carta Democrática. Estos países se molestaron por
segunda vez con Gaviria cuando notificó que el gobierno de Carmona había
destituido a Valero, y fue el representante de Barbados quien le increpó por
servir de enlace entre los golpistas y la OEA, y por ordenar el cese de
funciones de un embajador sin que se cumplieron los respectivos trámites.'
Finalmente se impuso la posición democrática y la OEA aplicó por primera vez
su Carta Democrática a favor del depuesto gobierno, mientras el pueblo
Venezolano junto a la FAN restituían la institucionalidad democrática.

La posición del gobierno norteamericano y sus países aliados frente al golpe
de Estado en Venezuela demostró que el 'cambio de régimen' de la 'Doctrina
Bush' poco tiene que ver con los principios democráticos universales, pero
sí con la seguridad estratégica de Estados Unidos. En este sentido, Joel
Sangronis Padrón ('La coordinadora democrática de Irak' Panorama, 18 de
Marzo de 2003) sostiene que 'Estados Unidos necesita controlar las reservas
petroleras del Medio Oriente (y del mundo), no sólo para reactivar su
economía, cuyo desempeño en los dos últimos años ha sido negativo, sino
también -y esto quizás es lo más importante- para sustentar su posición de
dominio frente a sus competidores comerciales (y eventualmente militares en
un futuro), Europa, Japón y China; esta última sería la razón de la
oposición de Francia y Alemania a la agresión a Irak.' En efecto, la base
teórica de la 'Doctrina Bush' exige, como lo vimos anteriormente, 'preservar
el predominio norteamericano, y dar forma al orden de seguridad
internacional de acuerdo con los principios e intereses estadounidenses.'
Tal y como lo ofrecía Carmona Estanga, y ahora la Coordinadora democrática,
miembros del Congreso Nacional Iraquí 'han adelantado que al establecerse el
nuevo gobierno desconocerán todos los contratos petroleros firmados por el
actual régimen y privatizarán y entregarán la explotación petrolera a un
consorcio integrado exclusivamente por firmas norteamericanas. De igual
forma revisarán la permanencia de Irak en la OPEP y por supuesto, ajustarán
su producción a las necesidades de los EEUU.' Ante el fracaso del golpe de
Estado mediante el saboteo criminal contra la industria petrolera, y la
inminente extinción de la misión facilitadota de Cesar Gaviria que buscaba
promover una 'salida electoral' y provocar un 'cambio de régimen' en
Venezuela, Estados Unidos ha quedado al margen de la dinámica política
venezolana. Es por ello, que la administración Bush se apresuró a integrar
el grupo de países amigos de Venezuela que comenzaba a tomar cuerpo bajo el
liderazgo de Brasil, país al cual estamos 'hermanados ideológicamente por un
proyecto de transformación que busca la dignificación del ser humano.' (Alo
Presidente, 2 de Marzo de 2003) No obstante, el gobierno de Lula ha impedido
que Estados Unidos utilice al 'Grupo de Amigos' como un instrumento para el
derrocamiento del presidente Chávez. De acuerdo al propio canciller
brasilero, Celso Amorim, la idea fue 'crear un grupo que sea efectivamente
de apoyo al secretario general de la OEA, pero que al mismo tiempo ofrezca
una perspectiva que hoy parece que no existe, o que no está clara, de una
solución negociada, consensuada, con base en la Constitución, sin rupturas
en Venezuela', con lo cual quedaba establecido el marco de acción de este
grupo. Asimismo, Marco Aurelio García, asesor de Lula en asuntos
internacionales, se opuso rotundamente al adelanto de elecciones en
Venezuela argumentando que la misma no era constitucionalmente viable,
complicada y difícilmente podría resolver la situación política en un país
que requiere ante todo vencer la intolerancia.

Al quedar minado el camino hacia un 'cambio de régimen' en Venezuela a
través del 'Grupo de Amigos', se produce una serie de declaraciones de
manera sistemática en Venezuela, Colombia y Estados Unidos en las que se
señala a la frontera colombo-venezolana como la zona 'donde se concentra la
mayor cantidad de organizaciones ilegales, principalmente miembros de las
FARC y paramilitares' (Tal Cual, 13 de Marzo de 2003), con lo cual se
pretende crear una matriz de opinión que presente a Venezuela como un
'Estado Forajido' que ofrece albergue a grupos catalogados por la
administración Bush como terroristas que justifique la invocación de la
'Doctrina Bush', que como vimos anteriormente, establece que 'los Estados
débiles pueden ser tan peligrosos para nuestro interés nacional, como los
Estados fuertes', y que las amenazas contra la 'democracia y libertad
económica' por parte de 'terroristas y tiranos' así como de 'países
comprometidos con el terrorismo, incluso aquellos que dan refugio a
terroristas', serán combatidas militarmente a través de guerras ofensivas
'preventivas.' Para llevar a cabo esta estrategia golpista, la oposición
reaccionaria habría contado nuevamente con el apoyo de Estados Unidos. El
presidente del comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de
Representantes estadounidense, Henry Hyde, ya había iniciado una ofensiva
contra el gobierno de Chávez cuando advirtió el pasado año sobre la
constitución de un 'Eje del Mal' en el continente americano conformado por
Castro, Chávez y Lula, el cual podría obtener rápidamente armas biológicas
provenientes de Cuba y un arsenal nuclear construido por Brasil.[ii]
Asimismo, Gina María Ramírez ('Powell en Bogotá con golpistas venezolanos',
Diciembre de 2002) argumenta que el secretario de Estado norteamericano,
Colin Powell, se habría reunido con Pedro Carmona y otros golpistas
venezolanos en el Hotel del Fondo de la Policía Nacional durante su visita a
Bogota el 4 y 5 de diciembre del pasado año. Según Ramírez, a esta reunión
habrían asistido 'el general colombiano [Mora Rangel], Colin Powell, la
Embajadora Patersson, Pedro Carmona, el comandante de la Fuerza Aérea
[Colombiana, general Velasco], el director de la Nueva Central Nacional de
Inteligencia militar, Rosso José Serrano, dos delegados de la plaza
Altamira, dos directores de medios venezolanos y directores y enviados de
dos diarios, una revista y una Cadena Radial de Colombia.' Inmediatamente
después, un medio de comunicación colombiano anunciaba que 'las FARC ya
están en Caracas', coincidiendo con los reiterados señalamientos que hacia
al respecto el general golpista venezolano Enrique Medina Gómez.

Recientemente, el mismo Powell elogió el 'compromiso total' del presidente
Uribe 'para limpiar Colombia de narcoterroristas y narcotraficantes, y de
todos aquellos que intentan destruir la democracia colombiana', pero no
mencionó los esfuerzos de Venezuela por erradicar las actividades
irregulares en la frontera. Asimismo, el presidente del Comando Sur de
Estados Unidos, general James. T. Hill, manifestó ante el Senado
norteamericano que 'el presidente venezolano Hugo Chávez, estaba llevando a
su país a un régimen cada vez más autoritario' por lo que recomendó
'observar el proceso más detenidamente' tal y como se lo pidió a su propio
personal militar. (Panorama, 14 de Marzo de 2003) En este contexto
intervencionista se inscribe la insistencia del gobierno Colombiano para que
Venezuela, Brasil y Ecuador, países que comparten su frontera y cuyos
gobiernos discrepan de la política hegemónica norteamericana, declaren a las
FARC como grupo terrorista. No obstante, los gobiernos de Chávez, Lula y
Gutiérrez se han negado a ello, y aunque han dejado claro que esta posición
no significa 'una expresión de respaldo o solidaridad con ese grupo
irregular', para la oposición implica tácitamente que el gobierno de
Venezuela provee albergue a los grupos insurgentes del vecino país. En este
sentido, el sector reaccionario de la oposición venezolana que ha tenido una
participación activa en los recientes intentos por derrocar al gobierno
venezolano, realizó una manifestación de protesta frente a la Embajada de
Estados Unidos en Caracas exigiendo que la administración Bush reconociera
el 'terrorismo de Estado' practicado por el presidente Chávez, a lo que la
embajada norteamericana respondió ofreciendo asistencia 'en material de
videoconferencia para elevar el mensaje internacionalmente.' (Unión Radio,
19 de Marzo de 2003)

Conclusión

Estados Unidos ha venido combinando la coerción militar e inducida de manera
intelectual, moral y cultural para asegurar el 'consenso espontáneo',
político e ideológico por parte de los grupos subordinados de América Latina
a fin de asegurar el libre acceso a los recursos naturales y energéticos así
como al gran mercado que representa la región suramericana. En este sentido,
la administración Bush parece dispuesta a provocar un 'cambio de régimen' en
Venezuela que facilite la cruzada hegemónica norteamericana, aunque para
ello deba también enfrentar a Brasil y a los movimientos populares
democráticos que han surgido recientemente en México, El Salvador, Ecuador,
Bolivia, Argentina y Uruguay.

Aun cuando el golpe de Estado del 11 de abril demostró que la política
intervencionista de Estados Unidos ha sido esencialmente la misma durante
mas de un siglo, los métodos para instrumentarla han cambiado de acuerdo a
la visión idealista o realista que del contexto político internacional
tengan los representantes demócratas o republicanos respectivamente. Si bien
resulta difícil concebir una invasión militar a Venezuela con las mismas
características de la que ahora se cierna sobre Irak, la administración Bush
no desistirá en forzar un 'cambio de régimen' en Venezuela tal y como lo
propone su nueva doctrina, con el apoyo irrestricto de la derecha colombiana
y la oposición golpista venezolana. La estrategia que hoy persiguen estos
grupos reaccionarios es la de concebir una patraña mediática que involucre
al ejecutivo con las guerrillas insurgentes del vecino país, y así abonar el
terreno para la invocación de la 'Doctrina Bush' que legitime una
intervención diplomática por medio de la OEA provocando la dimisión del
presidente Chávez, con lo cual se produciría de facto un tercer y definitivo
golpe de Estado.


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Notas:

[i] De acuerdo a Peter Kornbluh ('JFK & Castro: The Secret Quest For
Accommodation' Cigar Aficionado, 16 de Agosto de 1999), documentos
recientemente desclasificados por el gobierno estadounidense, revelan que en
la primavera de 1963, posterior a la Crisis de los Cohetes, la
administración Kennedy y el gobierno de Fidel Castro iniciaron una serie de
conversaciones secretas a través del intermediario estadounidense, James
Donovan, con el objetivo de lograr un acercamiento que aliviara el conflicto
entre estos dos países y normalizara las relaciones bilaterales.

[ii] A mediados de 2002, la administración Bush agregó a Cuba a su 'Eje del
Mal' ya que dice tener pruebas que comprometen al gobierno de Castro con la
investigación y desarrollo de un programa para el desarrollo de armas
biológicas, y que 'ha proporcionado tecnología de uso mutuo a otros estados
parias.' (BBC, 7 de Mayo de 2002) Asimismo, el congresista Hyde advierte en
una carta dirigida al presidente Bush que el presidente Lula de Brasil ha
indicado 'un interés en revivir el programa de armas nucleares en Brasil, el
cual desde 1965 a 1994 no solamente perdió enormes recursos, que habrían
podido ayudar a solventar problemas de los más pobres, pero que únicamente
tuvo éxito en diseñar una bomba nuclear de 30 kilotón, la cual podría ser
rápidamente puesta a prueba si el programa se retoma'. Existe un prospecto
real que Castro, Chávez y Lula da Silva, podrían constituir un axis
diabólico en las Américas, que puede tener armas nucleares y mísiles
balísticos (los cuales Brasil ha desarrollado en 1990).'