Bolivia:Parálisis y recesión en dos tercios de la economía



31 de enero del 2003

Econoticiasbolivia.com


Dos tercios de la economía boliviana soportan graves y profundas
dificultades y se mantienen en el estancamiento o en la recesión. Los
informes especializados del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran
que, durante el 2002, se profundizó el deterioro productivo de importantes
sectores de la economía nacional y se agravó las condiciones de pobreza y
marginalidad de la mayor parte de la población.

Al tercer trimestre del 2002, la recesión era evidente en la minería y en
los servicios financieros, mientras que un virtual estancamiento y parálisis
afectaba a la industria manufacturera, la construcción, el comercio y otros
servicios. En conjunto, estos sectores generan el 65,8 por ciento de la
producción y riqueza del país, y tienen una alta incidencia e impacto en la
situación del empleo. El deterioro productivo de estos sectores ocasionó que
el desempleo urbano trepara a más del 12 por ciento, que disminuyera el
salario real y se acrecentarán los índices de pobreza.

En cambio, muy diferente fue el comportamiento del otro tercio de la
economía, conformado por la producción petrolera y gasífera, transportes y
comunicaciones, electricidad, gas y agua y sectores de la agropecuaria.
Estas actividades registraron, hasta el tercer trimestre del 2002, un
crecimiento moderado, cercano al tres por ciento, con excepción del sector
petrolero que creció cerca del 20 por ciento. Todos estos rubros, excepto la
agricultura y agropecuaria, generan un escaso nivel de empleo, por lo que su
mejor desempeño no incidió en la mejora en el ingreso ni en la calidad de
vida de la población ocupada del país.

DEBACLE PRODUCTIVA

Los datos oficiales muestran que la minería declinó en casi tres por ciento
durante el 2002, afectando en mayor medida a más de 60 mil trabajadores de
la minería chica y cooperativizada y, en menor proporción a las empresas de
la minería mediana, que cuentan con mayor nivel tecnológico e inversiones de
magnitud.

La caída productiva se explica principalmente por el deterioro de los
precios internacionales de los minerales. Hasta el tercer trimestre se
detecta una sustancial disminución en la producción de oro, zinc y wolfram,
y un crecimiento relativo en la producción de plata, antimonio, plomo y
estaño.

BAJÓN INDUSTRIAL

Otro sector duramente golpeado fue la industria manufacturera, que a lo
largo del 2002 no pudo salir del virtual estancamiento en el que se halla
desde hace un par de años. Hasta el tercer trimestre registraba un raquítico
crecimiento del 0,81 por ciento, un nivel que está muy lejos de su
comportamiento histórico y más lejos aún de las expectativas de empresarios
y obreros manufactureros.

Las ramas industriales más afectadas por la crisis fueron las vinculadas a
la producción de calzados, prendas de vestir, bebidas, metalmecánica,
productos lácteos, tabaco, vino, imprentas y editoriales.

Los empresarios industriales estiman que la demanda por sus productos
disminuyó en 80 millones de dólares en el 2002 y que la capacidad ociosa
instalada alcanzaba al 56 por ciento, en la mayor parte de las empresas. La
cara social de estas cifras fueron los despidos, el cierre de más de una
treintena de unidades productivas, la reducción de salarios y una mayor
explotación laboral.

COMERCIO Y CONSTRUCCIÓN

La parálisis productiva también es evidente en el comercio y la
construcción. Aunque las cifras oficiales muestran un crecimiento
ligeramente inferior al dos por ciento, la mayor parte de estas actividades
están inmersas en una profunda crisis y son pocos los que escapan a esta
tendencia generalizada.

Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en el caso de la construcción, cuyos
indicadores se ven alterados hacia arriba por la puesta en marcha de los
trabajos de construcción de un gasoducto en el oriente sur del país,
mientras la casi totalidad de las empresas constructoras se mantienen
paralizadas. En el 2002 se ha detectado el cierre de las unidades más
pequeñas, una creciente informalización, una mayor explotación de la fuerza
de trabajo y elevadas pérdidas para los empresarios.

En las ciudades se ha reducido la edificación de viviendas y se mantienen
deprimidos los precio de venta de las construcciones, los alquileres y los
contratos de anticrético de viviendas y oficinas.

En el comercio, la crisis se siente con mayor rigor en el comercio al por
menor y al detalle, aunque también son evidentes las dificultades entre las
empresas dedicadas a la importación y comercialización al por mayor. El
masivo ingreso de informales ha deprimido los ingresos y las condiciones de
trabajo en esta actividad, en la que mayoritariamente están las mujeres y
población con escasa instrucción y pocas posibilidades de insertarse de
mejor manera al mercado laboral.

SERVICIOS A LA BAJA

En los servicios, el panorama no es mejor. En los servicios financieros, de
la administración pública, de bienes inmuebles y servicios a las empresas
hay un virtual estancamiento y, en algunos casos, un retroceso, que impacta
negativamente en las condiciones de vida y de trabajo de un importante
segmento de la población ocupada. En las ciudades, el rubro de servicios
genera aproximadamente una cuarta parte del empleo urbano.


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Nello

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