Rechaza Cuba declaraciones de telemisora venezolana Globovisión



La Habana, 9 ene (PL) Una declaración emitida hoy por el Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) rechaza las declaraciones de la
telemisora venezolana Globovisión, que intenta implicar a la Isla en los
asuntos internos del país sudamericano.
"Entre los tres objetivos con los cuales ha estado convocando a realizar una
manifestación hoy en Caracas, se afirma cínicamente que uno de ellos es
impedir el regalo de nuestro patrimonio más importante a Cuba", dice el
texto del MINREX.
De esa forma burda se implica a Cuba en los asuntos internos de Venezuela,
denuncia el documento, el cual indica que dichas aseveraciones pretenden
confundir al pueblo de Venezuela, tal como lo intentaron en el pasado mes de
abril a raíz del fallido golpe de Estado.
A continuación PRENSA LATINA transmite el texto íntegro de la declaración
del Ministerio de Relaciones Exteriores:

La cadena de televisión golpista y fascista venezolana Globovisión, durante
el día y la noche de ayer, ha estado repitiendo cada 30 minutos, como
promedio, consignas groseramente provocadoras y mentirosas contra Cuba.
Entre los tres objetivos con los cuales ha estado convocando a realizar una
manifestación hoy en Caracas, se afirma cínicamente que uno de ellos es
"impedir el regalo de nuestro patrimonio más importante a Cuba".
De esa forma burda se implica a nuestro país en los asuntos internos de
Venezuela.
La nueva y pérfida acción pretende confundir al hermano pueblo venezolano,
tal como lo intentaron en el pasado mes de abril a raíz del fallido golpe de
Estado que secuestró al presidente constitucional Hugo Chávez, recurriendo
una vez más al argumento de que se envía petróleo a nuestro país aunque Cuba
no pague.
He aquí la verdadera historia:
El 30 de octubre del 2000 los Presidentes de Cuba y Venezuela suscribieron
el Convenio de Cooperación entre nuestra naciones, como parte del cual se
firmó el 22 de noviembre de ese propio año el contrato de compra-venta de
petróleo crudo y sus derivados, en el cual se establecieron los términos y
condiciones del suministro de hasta un total de 53 mil barriles diarios por
un plazo de cinco años.
Tales términos y condiciones fijados a Cuba son iguales o menos ventajosos
que los pactados para el resto de los países de América Central y el Caribe,
también beneficiarios del Convenio de Caracas.
Los embarques comenzaron en diciembre del 2000 y se ejecutaron sin
interrupción hasta el 11 de abril del 2002, fecha del frustrado golpe
fascista. En ese período se habían recibido 25 millones 589 mil barriles.
Hasta igual fecha, de acuerdo con lo conveniado, se pagaron en efectivo y a
precios del mercado mundial, 439,7 millones de dólares. Los pagos aplazados,
según la fórmula pactada, comenzarían a honrarse a finales del presente año
2003.
La suspensión de los suministros en abril fue exclusivamente una
responsabilidad de los sectores golpistas, de los que formó parte un grupo
de la gerencia de PDVSA. El 5 de abril del 2002 habia cuatro barcos
esperando cargar combustibles con destino a Cuba.
Tres de ellos estuvieron listos el dia 9, pero solo uno de ellos pudo salir
en la mañana del 11 de abril. Dos buques cargados, ya propiedad de nuestra
empresa Cuba-Petróleo (CUPET) según el contrato, fueron vendidos a terceros
por decisión unilateral de las autoridades que operaban PDVSA; el cuarto
nunca fue cargado. Estos hechos ocurrieron dos días antes del golpe de
estado fascista de abril.
Como consecuencia de esta situación, no quedó otra alternativa para Cuba que
salir de inmediato a comprar el petróleo y los derivados que el país
requería, a través de intermediarios y a precios muy superiores agravados
por la urgencia y los altos costos de los fletes impuestos por la distancia,
ya que algunos cargamentos solo pudieron ser contratados en Europa y Africa.
Hubo embarques, incluso, que no se pudieron traer por falta de barcos debido
a las conocidas limitaciones que impone el bloqueo de los Estados Unidos a
las embarcaciones que tocan puertos cubanos.
Para que se tenga una idea, como consecuencia de esta interrupción en el
abastecimiento del crudo venezolano, fue necesario paralizar la refinería de
Santiago de Cuba, la segunda en importancia del país, desde abril hasta
septiembre, lo que provocó la importación adicional de derivados con gastos
superiores, y recurrir a las reservas de la nación previstas para
situaciones excepcionales.
La erogación extra en divisas convertibles por este solo concepto fue del
orden de los 85 millones de dólares, sin contar las afectaciones que ello
representó a la economía y la población.
En julio del pasado año se llegó a un acuerdo de renegociación con PDVSA
encaminado a reanudar los embarques en agosto, lo que solo se hizo realidad
en septiembre, el cual incluyó el pago injusto que esa empresa impuso a Cuba
de 13 millones de dólares por concepto de mora, que fue aceptado por nuestro
país, adoptando una posición de máxima comprensión a las dificultades del
gobierno bolivariano de Venezuela, a pesar de que la responsabilidad de la
demora en los pagos no correspondió en absoluto a la parte cubana.
Durante el período septiembre-noviembre del 2002 se recibieron otros cuatro
millones 444 mil barriles, ejecutándose pagos por 96,4 millones, que era el
monto exacto que Cuba estaba comprometida a abonar en ese lapso, lo cual se
produjo sin un solo minuto de atraso.
El pasado 2 de diciembre, en medio de los nuevos intentos golpistas, se
interrumpieron de nuevo los embarques contemplados en el Acuerdo de Caracas,
con consecuencias similares a las ocurridas en el período abril agosto, es
decir, se paraliza la Refinería de Santiago de Cuba y el país se ve obligado
a acudir a intermediarios, a pagar altos costos, etc., en momentos en que la
reducción de la producción en PDVSA, por demás, ocasionó un incremento de
los precios del petróleo en el mercado mundial y falta física de productos
en el área del Caribe.
Los incumplimientos de PDVSA han ocasionado al país daños económicos
superiores a los 200 millones de dólares, justo en el año en que se
conjugaron adversas circunstancias derivadas de la crisis económica mundial,
el bloqueo norteamericano y las cuantiosas afectaciones de tres huracanes,
que por sí solos produjeron pérdidas a nuestro pueblo superiores a dos mil
500 millones de dólares.
Después de la paralización y el sabotaje de la industria petrolera
venezolana el pasado 2 de diciembre, en la primera decena de enero del 2003
han sido embarcados a Cuba dos cargamentos de petróleo que equivalen, según
cálculos conservadores, a menos del cinco por ciento de lo exportado por
Venezuela tras el sabotaje.
Nuestro país no fue el primero, sino de los últimos en recibirlo. Durante
más de un mes no llegó a Cuba un solo barril de petróleo venezolano del
millón y medio de barriles que debíamos recibir de acuerdo con el Convenio.
Sin embargo, los malitencionados que propalan la infamia del petróleo que
"Chávez regala a Cuba", no solo obvian los cientos de millones de dólares
pagados por Cuba a PDVSA, cumpliendo cabalmente sus compromisos mes por mes,
centavo a centavo, con no pocos esfuerzos y sacrificios, y las afectaciones
causadas a nuestra economía al desconocer la cláusula que obliga a
cualquiera de las partes a notificar por escrito el interés de terminarlo,
con no menos de 30 días de antelación al vencimiento del contrato, sino que
ignoran olímpicamente que no existe "regalo" alguno y que el Convenio de
Cooperación suscrito no transita en una sola dirección y que su
materialización beneficia a ambas naciones.
En cambio, ¿cuál ha sido la actitud de Cuba? ¿Ha causado acaso algún daño a
Venezuela? Basten solo cuatro ejemplos, entre otros que pudieran exponerse,
de la cooperación de Cuba con ese hermano pueblo venezolano.
Un total de 748 médicos, enfermeros y técnicos de la salud cubanos han
prestado servicios gratuitamente en lugares peligrosos y en las más
intrincadas regiones del territorio venezolano donde no existían dichos
servicios, los cuales han salvado numerosas vidas y restablecido la salud a
decenas de miles de venezolanos.
Gracias al abnegado esfuerzos de esos médicos, la mortalidad infantil en los
lugares donde ellos trabajan se ha reducido de 19,5 a 3,9 por mil nacidos
vivos, índice mejor incluso que el de cualquier país desarrollado del mundo.
En la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas cursan estudios de forma
igualmente gratuita, junto a otros miles de jóvenes latinoamericanos, 380
jóvenes venezolanos, en su inmensa mayoría de origen humilde, que a la
vuelta de unos pocos años retornarán a su patria convertidos en
profesionales que por su formación, entrega y valores éticos y morales,
están llamados a transformar radicalmente los indicadores de salud donde
laboren.
A la casi totalidad de ellos le hubiera sido imposible cubrir los costos de
sus carreras universitarias, y difícil, casi imposible, le hubiera sido al
Gobierno de Venezuela destinar una cantidad nunca inferior a 70 millones de
dólares para formarlos en Estados Unidos, Europa y otro país con índices de
salud similares a los de Cuba.
En instituciones cubanas de la salud han sido atendidos gratuitamente tres
mil 42 pacientes venezolanos, en su mayoría por graves patalogías y
traumáticas afecciones, cuyos tratamientos, incluidas no pocas
intervenciones quirúrgicas de elevada complejidad, exámenes, medicamentos,
etcétera, hubieran costado al Gobierno venezolano decenas de millones de
dólares.
Sumados los servicios gratuitos prestados por Cuba, su valor, calculado
conservadoramente, se elevaría a más de 100 millones de dólares en apenas
dos años.
Nos basta la recuperación de la inmensa mayoría, las vidas salvadas, los
niños, jóvenes y adultos que, por ejemplo, han vuelto a caminar, el cariño y
el agradecimiento con que dejan nuestro país.
Pero, a fuer de honestos, valdría saber cuántos de quienes hoy difaman de
Cuba impulsarían y sostendrían económicamente un programa semejante a sus
coterráneos, aunque fuera con sus propios profesionales y en sus propias
instituciones de salud.
En numerosas ciudades y zonas de Venezuela han laborado 600 entrenadores y
otros técnicos deportivos contratados, como parte del esfuerzo del Gobierno
bolivariano de Venezuela por impulsar el desarrollo de la educación física y
el deporte en su población.
Por esta cooperación no gratuita, Cuba ha recibido ingresos muy inferiores a
los que, como promedio, cobrarían como honorarios una cifra similar de
especialistas de otras naciones o de su propio país, si pudieran contar con
ellos.
Pésele a quien le pese, por mucha mentira que se divulgue, por mucha campaña
que se despliegue, la verdad no podrá ser ocultada a los venezolanos y al
mundo, que conocen la solidaridad y la generosidad de Cuba y su pueblo. El
fascismo, inescrupuloso y repugnante, no puede conocer de estas cosas.


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Nello

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