Venezuela:El Tribunal Supremo ordena devolver la Policía Metropolitana al alcalde opositor




La Jornada/Rebelión/Aporrea


La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia anunció un fallo por
el que la Policía Metropolitana debe volver bajo las órdenes del alcalde
mayor de Caracas, el opositor Alfredo Peña. Pero dice también que las
unidades militares que mantienen el control de ese cuerpo desde el mes
pasado, la Guardia Nacional y el ejército, tienen 15 días para entregar el
mando.

Reconoce que esos sectores de la Fuerza Armada Nacional tienen facultades
para realizar funciones policiales si fallan las instancias municipales y
pide al Ministerio del Interior y Justicia que convoque al Consejo de
Seguridad Ciudadana, un organismo que tiene, entre otras, la facultad de
coordinar acciones de prevención y orden público.

Todo ese entramado jurídico y administrativo se traduce en la batalla
callejera así: la oposición recupera el cuerpo, que fue puesto bajo control
militar cuando el gobierno entendió que la alcaldía de Caracas no
garantizaba el control efectivo de su policía y la preservación del orden
público; pero la intervención puede durar dos semanas más, toda una vida a
estas alturas; en fin, el fallo empuja al gobierno y al alcalde a sentarse a
una mesa a definir planes de orden público.

Continua la violencia

La violencia, que está en la calle al alcance de la mano, y la amenaza de un
mayor desabasto de combustible y alimentos, forman una mezcla explosiva que
se diluye conforme cae la noche, pero se reaviva cada amanecer para inyectar
alientos a la crisis política en Venezuela.

El estallido no se produce, pero hay olor a gas y tufo de fósforos
encendidos.

Este miércoles se cumple el decimoséptimo día de paro de labores, impulsado
por la oposición en demanda de la renuncia del presidente Hugo Chávez y
elecciones generales. Por segunda vez en la semana también se realiza otro
trancazo (por tranque o bloqueo) de Caracas, un corte de tránsito de siete
horas.

Igual que el lunes, el bloqueo afecta más claramente al sector oriental de
la zona metropolitana, con puntos de colapso total, pero con resultados
irregulares en el centro y ninguna incidencia en occidente.

No es casualidad. La polarización del país se refleja plásticamente en
Caracas y su mancha conurbada, convertidas en una Jerusalén latinoamericana.
Las calles, las zonas y las grandes avenidas hace tiempo se tiñeron de color
político, no sólo en sentido figurado. El rojo es chavista, lo cual excluye
a esa opción de las credenciales policromáticas opositoras, hasta en la
sencilla elección de una camisa o la bolsa de una dama.

La esquina de las avenidas Principal de Altamira y Francisco de Miranda está
en el núcleo duro de la zona opositora. Los numerosos locales comerciales
del área amanecen cerrados. Impiden el tránsito dos barricadas, custodiadas
por una veintena de activistas.

Se forman bandos

Unos cien metros arriba, por la Miranda, otro bloqueo detiene a una larga
columna de vehículos, que circulan lentamente y vuelven en "u". Un
repartidor de pizzas en minimoto se indigna y grita "¡golpistas!" a los
opositores, que le responden a coro: "¡fue-ra, fue-ra, fue-ra!". El chofer
de un autobús saca la cara por la ventanilla y lanza un alegato oficialista.
El coro opositor arrecia. En segundos se han formado dos bandos de
increpaciones incesantes y acaloradas y de puños que martillean en el aire.

En el cercano Centro Plaza, un típico mall de medio pelo, tres señoras en
pantalones y celular al cinto golpean con cucharas y sartenes y hacen
cimbrar sus silbatos. Ejecutan un cacerolazo frente a un salón de belleza
que está trabajando. Un responsable del lugar sale y dice que no tiene nada
que ver con la política, que simplemente atiende el negocio. La brigada
femenina hace un mitin relámpago, reparte volantes y sigue. Pasa de largo
por un café al aire libre al que, dicen los meseros, ya lo han caceroleado
sin éxito.

Los sartenes suenan frente a un pequeño supermercado. Ahí brincan tres
fornidos guardias de seguridad privada, que piden a las señoras amablemente
que permitan a los clientes hacer sus compras. Desde fuera del local las
mujeres arengan. Una cuadra más adelante, ante otra barricada, se detiene
una patrulla de la policía de Chacao, uno de los municipios anexos a
Caracas, zona opositora. Ni a este potencial aliado quieren dejar pasar. Un
activista es el más intransigente, levanta el puño y grita, repite, que
nadie pasará. El joven patrullero baja, muestra sangre fría y convence a la
mayoría. Libra el trance después de parlamentar media hora. En la esquina
siguiente funciona un café-librería, el toque intelectual de la zona. Hoy
cerrarán "hasta que nos dejen".

Una calle vecina ilustra la correlación de fuerzas: están abiertos una
licorería, una lonchería y un restaurante italiano; una peluquería y un
supermercado tienen las cortinas bajadas, pero admiten clientela por sus
puertas entreabiertas; cerraron un restaurante catalán, dos agencias de
viajes, un salón de belleza y un expendio de lotería. Por toda el área
circulan pequeñas brigadas caceroleras. Repiten la consigna más pegajosa del
movimiento: "¡Ni un paso atrás!" En la avenida Victoria, zona oficialista,
la policía de Caracas trata de remover el bloqueo. Hay gritos exaltados. De
alguna parte llueven botellas y piedras. Los uniformados lanzan gases
lacrimógenos. La espiral se interrumpe justo a un paso del estallido.

En la Autopista del Este la realidad rebasa por el carril de alta velocidad
a la imaginación. Dos contingentes adversarios agotan la etapa de consignas
y braceo y acuerdan una caimanera (una cascarita). Juegan un partido de
futbol callejero con el mismo ánimo encendido, al calor de la porra que está
caliente. Anotan los chavistas. No llegan ni a la media hora. Casi cerca de
la una de la tarde, cuando concluye el trancazo, los dos contingentes se
reúnen, se abrazan, lanzan vivas a Venezuela, a la unión de los venezolanos.

Los futbolistas de la Autopista del Este entran por la noche a la
celebridad. Los líderes opositores, en su diaria cadena nacional por radio y
televisión, elogian el gesto conciliatorio.

Los supermercados medianos y grandes, sumados al paro desde su inicio el 2
de diciembre, abren medio día, pero hoy ya empiezan a vaciarse algunos de
sus anaqueles. Escasean la leche, productos refrigerados, algunas frutas y
vegetales, harina, azúcar, refrescos y cervezas embotellados. La asociación
nacional del ramo pide a los consumidores que moderen sus compras.

Pero antes que comprar, la gente necesita dinero. Los bancos, también en el
antichavismo, funcionan tres horas por la mañana. Los cajeros automáticos no
alcanzan a surtir el billete que demandan largas colas de ahorristas.

Las colas más ominosas son las de vehículos que esperan cargar combustible
en las gasolineras abiertas, algunas custodiadas por la Guardia Nacional o
el ejército. Hay empleados que pronostican una fuerte caída del abasto para
este jueves.

Hay varios detenidos

El gobierno reacciona temprano. El ministro del Interior y Justicia,
Diosdado Cabello, sale en la televisión a mediodía a decir que el bloqueo
irrita a la población y lesiona el derecho de libre tránsito. Que es una
muestra de desesperación del movimiento opositor por no lograr un paro
general ni alcanzar sus metas políticas. Por primera vez informa que hay
varios detenidos por los trancazos.

Cabello llama a la población a que "no se deje manipular por el expediente
de la violencia, ya que hay gente que no tiene nada que hipotecar desde el
punto de vista político y están buscando una tabla de salvación". Dice que
las policías municipales son responsables del orden público.

Que el verdadero liderazgo del movimiento opositor está en las militantes
empresas de televisión, por lo que no hay un líder que salga al frente a
pedir un repliegue. "Eso los lleva al expediente de la violencia".

Por la tarde la oposición realiza sus dos marchas anunciadas.

A última hora una de ellas cambia de lugar de salida, la plaza La
Candelaria, en pleno centro histórico de la ciudad, territorio oficialista.
Desde temprano la zona es ocupada por partidarios del gobierno. No se
produce la profanación pero se evita la violencia. La segunda marcha que
también pasaba por el centro tiene que desviar su ruta para sortear a otro
bastión chavista.

El "civismo" de la televisión oficial

Por LB La nueva línea editorial de VTV nos perturba, pues si bien sus
intenciones de transmitir mensajes de paz son buenas, la manipulación es
evidente.

Una noticia a la que dieron gran prominencia esta noche reseñaba "el civismo
ejemplar" que manifestaron personas bolivarianas y carmonistas en Terrazas
del Ávila, ya que supuestamente se pusieron de acuerdo para mantener abierto
un canal. Sin embargo, las vías "cívicas" y "ejemplares" dejaron mucho qué
desear: una mujer tranquista acusando a personas de haber dañado su
camioneta y casi atropellar a otra tranquista, y un señor que acusaba a la
señora de haberle roto un vidrio al carro por tratar de pasar a través de la
tranca.

¡Con ese "civismo ejemplar" pronto todos tendremos los vidrios rotos! El
famoso partido de futbolito en la autopista Francisco Fajardo, tan
publicitado por canales oficialistas y opositores, supuestamente era entre
chavistas y antichavistas aún cuando todos tenían pinta de ser muchachos de
clase media. Además de que no entendemos qué fueron a hacer los chavistas en
medio de una tranca.

Aún así, el efecto que busca VTV se está logrando: notamos a los boivarianos
más calmados aún después de recibir noticias tan trágicas como el retorno de
la PM a Peña. La PM pronto podrá matarnos de una forma más pacífica, sin que
pataliemos tanto.

Los del "centro" (a quienes llamanmos cariñosamente "ninis") sin duda son
los más contentos.

VTV ahora dedica un porcentaje significativamente alto de su programación a
aquellas personas que no están de un lado ni del otro, y que están
visiblemente molestas porque un problema que no les convierne les está
robando la paz y la tranquilidad. ¡Hasta Aporrea.org les han brindado
espacios para su discurso! Y eso que nos llaman radicales. Estas personas
ahora pueden usar a VTV para criticar a bolivarianos y opositores, pero por
sobre todo para llamar a la paz.

Otro elogio que se hace a VTV es por la transmisión de dibujos animados en
horas de la tarde. Tal vez no sean tan buenos como los que transmiten los
medios comerciales, pero los padres tienen la garantía de que pueden dejar a
sus niños verlos sin que estos mensajes sean interrumpidos para mostrar un
cadaver ensangrentado en el piso, con un mensaje cargado de odio llamando a
marchar al día siguiente.


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Nello

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