Dos pueblos hermanos que resisten juntos la ofensiva imperialista



  Eduardo Farfán

Los EEUU han diseñado para la América del Sur un plan expansionista y
guerrerista concretado en el ALCA. Una de sus partes, el Plan
Colombia, pone especial énfasis en Venezuela y en Colombia como países
de la subregión Andina, que constituyen un obstáculo importante para
implantar su hegemonía en el Continente.
Ello explica la directa intervención de la CIA y del embajador Shapiro
en el fugaz golpe de Estado del pasado 11 de abril, en el que la
alianza de Fedecámaras, Primero Justicia, la mal llamada sociedad
Civil, la dirigencia burocrática y oportunista de la CTV (Central de
Trabajadores de Venezuela) y el sector más reaccionario de las fuerzas
militares impusieron por 48 horas una dictadura fascista. Gracias a la
reacción del sector patriota, de las fuerzas militares y del pueblo
bolivariano, se restableció en el poder al Presidente Hugo Chávez
Frías, elegido con la mayor votación en las últimas décadas. Sin
embargo, la conspiración continúa y se apresta a dar un nuevo golpe de
estado o apostarle al magnicidio, mientras tratan de encontrar una
salida institucional como el referéndum o la renuncia del Presidente.
La decisión de los EEUU y la oligarquía criolla es acabar con el
gobierno de Chávez, pues incomoda sus intereses la utilización de la
tribuna presidencial para impregnar en el espíritu del pueblo las
ideas de Simón Bolívar y llamarlo a que ejerza su soberanía plena. De
otra parte, no olvidemos que Venezuela surte a los EEUU del petróleo
que necesita para su desarrollo y que es líder de la OPEP, por lo
tanto necesita tener este recurso vital asegurado en manos de la clase
burguesa guardiana de sus intereses.
A los venezolanos y a las venezolanas nos tocó jugar un papel
determinante en la actual fase de expansión imperialista por poseer
tan ricos yacimientos de petróleo, invaluables recursos bioenergéticos
en la Amazonía, ser vecinos de Colombia y de Cuba y tener una
Constitución que prohíbe la instalación de bases extranjeras en su
territorio y la utilización de su espacio aéreo para acciones
militares y declara su territorio como zona de paz; esto por supuesto
niega toda posibilidad de que legalmente, desde nuestro suelo, se
ataque a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) o
al Ejército de Liberación Nacional (ELN) o a Cuba, lo que impide la
aplicación del Plan Colombia con la facilidad que el imperio necesita.
Como dijo Simón Bolívar "nuestra patria es América" y "EEUU parecen
destinados por la Providencia para plagar de hambre y de miseria a la
América a nombre de la libertad". Desde el movimiento popular estamos
claros que sólo una alianza política de los excluidos de siempre, con
un programa, un plan de lucha y un proyecto político propio y
autónomo, estaremos en capacidad de vencer a la contrarrevolución. A
eso le apostamos en nuestro quehacer diario con las comunidades
organizadas.
Mientras la clase obrera permanece secuestrada por la camarilla de la
CTV, el movimiento popular de las ciudades y los campesinos están a la
ofensiva y es allí donde el enemigo tienen puestos sus ojos en la
actual coyuntura, particularmente en los Círculos Bolivarianos que son
múltiples, diversas y variadas expresiones del pueblo, que en cada
barrio está con la defensa y profundización de este proceso de cambios
democráticos.
Después de los sucesos del 11 de abril comprobamos lo que nos espera
si la derecha vuelve al poder. Nuestro pueblo fue asesinado en las
calles de Caracas, los líderes del movimiento popular perseguidos,
hostigados, unos apresados, otros torturados, se desató una gran ola
de allanamientos por toda la ciudad. Hemos aprendido la lección.
Tenemos reservas revolucionarias para una resistencia de largo
alcance, porque el problema no es si Chávez se va o se queda; el
problema es todo el pueblo pobre, marginado, excluido, que en poco
tiempo ha elevado su nivel de conciencia política, está dispuesto a
jugarse la vida porque no haya marcha atrás.
El Presidente se debe sentir muy solo, fue traicionado por los
militares de su mayor confianza, su partido el Movimiento V República,
salvo muy contadas excepciones, cayó en las redes de Miquelena, sus
dirigentes repiten las prácticas burocráticas, clientelares y
corruptas del Puntofijismo, se han separado por completo del pueblo y
de sus intereses. Si Chávez no rompe esa nube que le impide ver y oír
al pueblo y sintonizarse de verdad con él, está perdido. Quienes, le
acompañan más de cerca, son oportunistas que saltarán del barco cuando
la situación se complique y serán los primeros en negociar su cabeza.
Creemos que le llegó la hora a los pueblos de América Latina y
particularmente al pueblo de Venezuela porque lo que nos ocurra aquí
será determinante para el hermano pueblo colombiano y lo que ocurra
allá también repercutirá aquí, no queda una alternativa diferente que
desarrollar planes y programas conjuntos, que convertir a nuestras
fronteras en zonas del bolivarianismo revolucionario. Por lo demás,
queda ya claro que para golpear a Cuba, tiene esa alianza estratégica
del mal que derrotar primero a Venezuela y a las fuerzas insurgentes
de Colombia.
Es fundamental rescatar el espíritu de la rebelión popular y construir
las bases de un verdadero poder popular con sentido de territorialidad
política y geográfica en el que los medios alternativos de
comunicación sean instrumento fundamental en la organización y
educación del pueblo.
Si bien del 11 al 14 de abril pasado nuestro pueblo se lanzó
espontánea y multitu-dinariamente a la calle y no le pasó nada porque
con su intervención se logró revertir el golpe, sabemos que la próxima
vez los fascistas van a disparar y queremos evitar el mayor número de
bajas posibles.
La esperanza de la revolución bolivariana no está en los partidos que
acompañan al Presidente, ni en el sector de las fuerzas militares
patriotas que son importantes, no hay duda, el verdadero actor es el
pueblo organizado, en el que existen liderazgos reales que están por
los cambios estructurales para los que la Constitución Bolivariana no
es un fin sino un instrumento de profundización de este proceso de
cambios democráticos, que hasta el 11 de abril fue pacífico.
Tenemos el gran reto de pasar a un país que avance hacia el
socialismo. Si a Simón Bolívar le tocó luchar contra la Monarquía para
implantar la república liberal a nosotros nos tocó luchar contra esa
república liberal y construir un modelo propio que se ajuste a las
ansias de libertad de nuestra patria latinoamericana.
Como nunca antes Venezuela vive espacios de libertad, nadie es
perseguido por la pública expresión de sus ideas. El enemigo se ha
encargado de acelerar las contradicciones. Nuestra gran debilidad es
que no existe un liderazgo claro, diferente al del Presidente Chávez y
que aún los intentos de unidad en el seno del pueblo son muy frágiles,
estamos seguros que en medio de la lucha irán apareciendo esos nuevos
líderes que lleven nuestro barco a puerto seguro. Poco a poco
construiremos los instrumentos necesarios.

Fuente: Rebelión

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Nello

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