La sorprendente Televisión Cubana



Heinz Dieterich Steffan


"Tenemos televisión por cable" dice la ciudadana alemana, "pero casi siempre
vemos la televisión cubana". Esa afirmación sorprende a muchos, incluso
dentro de Cuba, porque parecía un juicio sólidamente establecido que los
medios de comunicación en la isla son muy inferiores a los de tierra firme y
del Primer Mundo. Si esto, alguna vez, fue así, hoy día es cosa del pasado.

La "emisora" del comentario, la antropóloga Bruni Hoefer es una "fuente"
seria, porque tiene amplia experiencia laboral en Nicaragua, México,
Alemania y Cuba, donde supervisa un proyecto de construcción de la Unión
Europea. También ha sido empleada de la fundación alemana Friedrich Naumann
del centrista Partido Liberal de la RFA. Ambos factores indican que su
juicio no es resultado de una desbordante pasión política por el socialismo
tropical o de la ingenuidad intercultural, sino producto de la evaluación
comparativa de diversas experiencias televisivas.

Y, en efecto, se puede argumentar sólidamente que la televisión cubana, pese
a las deficiencias que tiene es muy superior en múltiples aspectos a sus
rivales internacionales. Entre otros, por los siguientes factores: 1. Sus
noticieros no son simples réplicas del formato y discurso imperial que
domina todos los noticieros del Primer Mundo y de América Latina, sino que
representa una amplia gama de información nacional e internacional adecuada
a las circunstancias y necesidades del país; 2. Toda la programación tiene
un altísimo componente de cultura. Los dos canales del Estado juntos
transmiten diariamente entre diez y doce horas de programas educativos,
oferta que ahora se ha aumentado significativamente por un tercer canal,
dedicado exclusivamente a la cultura y la educación. 3. La enseñanza y
conmemoración de la historia nacional y latinoamericana es continua en toda
la programación, facilitándose, en la medida de lo posible, la adquisición y
preservación de una identidad nacional que procura equilibrar el "tronco
cultural" propio con los injertos de la cultura universal, tal como
aconsejaba ya en su tiempo el sabio José Martí.

Un cuarto factor positivo lo constituye la ausencia de la publicidad
comercial capitalista que ejerce una constante presión enajenante y
embrutecedora sobre la teleaudiencia en tierra firme, al igual que la
incesante violencia que domina las pantallas del "mundo libre". Finalmente,
el universo del trabajo y del trabajador está presente en la televisión
cubana, dentro de un contexto informativo que desprivilegia la nota roja, el
amarillismo y los shows de señoritas y señoritos, cuyos dotes intelectuales
suelen guardar una relación inversamente proporcional a sus destacadas
cualidades corporales.

Una enorme amplitud de expresiones artísticas y de métodos y tecnologías
educativos han encontrado cabida en este gran esfuerzo del Estado cubano que
tiene un alto contenido cultural, patriótico y ético: dibujos animados para
niños y adultos, centrados en epopeyas de la historia nacional, como los
mambises libertadores que dieron "el grito de independencia" en el siglo
pasado; películas documentales y de ficción; exposiciones de artes
plásticas; ferias de libros que recorren el país entero; mesas redondas
sobre el arte, la salud, la medicina, la ciencia, la política internacional
y la economía; la danza y el ballet clásico, la música popular y la
santería.

Sin las modernas tecnologías como la televisión, el Internet, los videos,
las computadoras, la radio, etcétera, esa "revolución de la cultura" no
sería posible. Se dispone en la actualidad de un televisor por aula en todo
el país, en total 81,169; y de una videocasetera por cada cien alumnos. En
el pasado curso escolar fueron introducidos alrededor de cincuenta mil
equipos de computación y formados doce mil jóvenes profesores que enseñan
esa materia desde el nivel preescolar hasta el doceavo año de escolaridad. A
fin de que esas modernas tecnologías educativas puedan ser utilizadas hasta
en los lugares más apartados del país, la totalidad de escuelas rurales ha
sido electrificada con paneles solares.

Decenas de miles de instructores de arte han comenzado a formarse y en las
próximas semanas se abrirán las escuelas para alrededor de noventa mil
trabajadores del sector azucarero, cuyos empleos tradicionales se pierden
con la reestructuración del sector que se ha hecho inevitable debido a los
bajos precios del producto en el mercado internacional. Mientras están
estudiando y preparando su nueva vida profesional, mantienen íntegramente
sus salarios, su status social y su autoestima personal, a diferencia de los
trabajadores en el capitalismo, para quienes cada nuevo desempleo es una
destrucción parcial de su personalidad y dignidad.

Ante los cambios en la tecnología militar, la Escuela de Cadetes de la
Marina de Guerra ha sido convertida en la Escuela Latinoamericana de
Ciencias Médicas, dónde alrededor de seis mil estudiantes becados del mundo
entero, incluyendo a Estados Unidos, se forman gratuitamente como médicos.
Asimismo, la antigua base soviética de inteligencia electrónica en Lourdes,
en las cercanías de La Habana, abandonada por el presidente Putin bajo la
presión de Washington, está siendo transformada en una universidad para dos
mil estudiantes de informática, para impulsar ese sector estratégico de la
economía del futuro. Esa universidad se crea luego de quince años de labor
formativa en los trescientos Joven Clubes de Computación y Electrónica, de
cuyas aulas han egresado más de 450 mil alumnos que gratuitamente
adquirieron estas habilidades.

Los resultados de esta política de Estado que tiende a generar una cultural
general integral en sus ciudadanos, están a la vista: excelencia mundial en
bio- ciencias e informática; la mejor relación de docentes por habitantes en
el mundo (1 por 42); un máximo de veinte alumnos por aula en la enseñanza
primaria que también es vanguardia mundial; una tasa de escolarización del
cien por cien en la enseñanza primaria; un rendimiento escolar en
matemáticas en el tercer y cuarto grado que, según estudios comparativos de
la OCDE y de la UNESCO, está por encima de los indicadores de la mayoría de
los países del Primer Mundo; también ostenta una producción anual de libros
de 18 millones de ejemplares, comparado con los 16 millones que produce la
anterior Meca de la cultura latinoamericana, Argentina, que tiene tres veces
la población de Cuba.

La televisión cubana tiene, sin embargo, un marcado déficit: no es posible
verla en el exterior, salvo por Internet. La venerable Radio Habana que
divulga la Revolución de la Cultura en nueve idiomas, al igual que los
periódicos Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores, así como otras
publicaciones que pueden leerse en forma digital, no pueden sustituir a una
transmisión internacional televisiva. Y el Estado cubano,
desafortunadamente, no tiene los recursos para transmitir sus programas al
mundo entero, como hacen las potencias del G-7 y las corporaciones
transnacionales.

El televidente de la Patria Grande tendrá que soportar, por lo tanto, por
mucho más tiempo la deplorable mezcla de sexo, violencia, comercialismo,
telenovela, mentira, deporte y cazadores de cocodrilos que ofrece la
televisión del Primer Mundo y de tierra firme: en su forma más banal y
políticamente correcta en España (TVE y Antena 3); en su versión más
aburrida en la televisión alemana (DW); en su interpretación más erotizada
en la italiana (RAI) y en su manifestación más manipulativa en la CNN y sus
clones regionales, a los cuales pertenece ahora también Al Jazeera, la única
voz libre del mundo árabe que acaba de ser amordazada por el imperio.

El extraordinario potencial de desarrollo cultural y democrático que tiene
una sociedad que logra liberarse de los asfixiantes intereses de las
empresas transnacionales y de las democracias plutocráticas, empieza a
evidenciarse con fuerza en la isla. Por eso, la política del gobierno
estadounidense contra Cuba es cada vez más violenta, porque el proyecto
cubano demuestra empíricamente la viabilidad de lo que solicitan los
millones que protestan contra la globalización neoliberal: que otro
mundo --más allá de la violencia y explotación-- es posible.


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Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible