MEXICO:La narcocultura llegó para quedarse




Diego Cevallos

MEXICO, sep (IPS) - El narcotráfico mueve en México millones de dólares, se
cobra cientos de vidas al año y es un dolor de cabeza para el gobierno, pero
también es el origen de manifestaciones religiosas y culturales.

Es la llamada narcocultura, que llegó para quedarse, pese a los ataques que
recibe de las autoridades, señalan los observadores.

Uno de los puntales de la narcocultura son los "narcocorridos", cuyo
vehículo es el corrido, un género tradicional mexicano. Los narcorridos se
venden con éxito, a pesar de que varios estados han prohibido su difusión.

También forman parte de la narcocultura la pública devoción al "Bandido
Generoso Malverde", el "santo" de los narcotraficantes, y la ostentación del
dinero con autos de lujo y casas de estilo indefinido entre barroco y
postmoderno.

El gobierno de México sostiene que los peores enemigos de la sociedad son
los narcotraficantes locales, expertos en transportar la cocaína colombiana
a Estados Unidos y en menor medida productores de marihuana y adormidera, de
la cual se extrae el opio.

No obstante, muchos admiran a esos traficantes y siguen, recrean o
simplemente quieren saber más de ellos.

"Por ambición al dinero me metí en el contrabando (narcotráfico), no soporté
la pobreza, las promesas me cansaron, me estaba muriendo de hambre y todo
por ser honrado (...) hoy tengo mucho dinero y vivo como quería. Sigo siendo
agricultor, nomás cambié de semilla", cantan los Pumas del Norte en su
narcocorrido "El Agricultor".

El corrido, un género musical de gran desarrollo en la revolución mexicana
de principios del siglo XX, es ahora el vehículo de grupos musicales para
difundir vida y obra de narcotraficantes y de sus seguidores, originarios en
su mayoría de zonas rurales y localidades del norte, en la frontera con
Estados Unidos.

En esas zonas, donde es habitual el asesinato de policías o delincuentes,
los narcocorridos tienen mayor aceptación.

Además, allí se pueden observar en la calle sin mayor dificultad a hombres
marcados por el estereotipo del narcotraficante: botas de piel, pantalón y
sombrero vaqueros, cinto con hebilla vistosa, camisa estampada con vírgenes
y gruesas joyas.

Estudios de la agencia antidrogas estadounidense DEA calculan que unas
350.000 personas trabajan de modo directo en el tráfico de estupefacientes
en México y una cantidad incalculable lo hacen de manera indirecta.

Diputados y autoridades de los estados septentrionales, en su lucha contra
la narcocultura, prohibieron a las radioemisoras difundir narcocorridos y
pidieron a todos los medios de comunicación transmitir mensajes contra todo
lo que tenga que ver con la moda y las costumbres de los narcotraficantes.

Sin embargo, lejos de menguar el éxito comercial de esa música, cada día se
vende mejor, según portavoces de Sony Music y de Fonovisa, dos de las
principales empresas disqueras que la distribuyen y contra cuya actividad no
hay ninguna censura.

"Tengo plantíos a la vista pa' despistar al gobierno, cada vez que los
queman los vuelvo a plantar de nuevo. Ellos piensan que me arruinan, no
saben que hay cerros llenos", dice la letra de un narcocorrido del grupo los
Tucanes de Tijuana.

Este grupo niega tener cualquier relación con narcotraficantes. "Sólo
contamos historias reales", aseguran.

Ileana Lugo, investigadora del Instituto de Estudios Superiores de
Monterrey, se manifestó convencida de que la narcocultura es un tipo de
expresión que llegó para quedarse en México.

La vestimenta, el leguaje y hasta la generosidad que tienen los
narcotraficantes con sus pueblos de origen al invertir en obras de
infraestructura son manifestaciones de esa cultura.

Hasta han consagrado su propio santo. Se trata de Jesús Malverde, un
delincuente de inicios del siglo XX que, según la leyenda, quitaba dinero a
los ricos para darlo a los pobres.

El "Bandido Generoso Malverde" tiene altares en varias zonas rurales del
norte del país y es común que su estampa o busto aparezca junto a la Virgen
de Guadalupe, la figura religiosa de mayor devoción entre los mexicanos.

Luis Astorga, estudioso del narcotráfico y autor del libro "La mitología del
narcotraficante", sostuvo que la narcocultura es en realidad una
subcultura "que no convence sino a los convencidos".

Dentro de toda actividad, más cuando es ilegal, se crean códigos especiales,
gustos, formas de hablar y de vestir. La narcocultura es entonces una
manifestación de una realidad que no se puede prohibir.

Impedir la difusión de los narcocorridos es un absurdo, pues esa expresión
musical no es responsable de que exista el tráfico de drogas y la violencia,
apuntó Astorga.

Pero el diputado Ernesto Tijerina, uno de los promotores de la censura
contra los narcocorridos, entiende que la difusión de los narcocorridos
influyen y mucho.

El material musical que habla de los narcotraficantes puede cambiar la
conducta de la sociedad y propicia que los niños y jóvenes "sean afectados
por prototipos equivocados que tanto dañan", expresó Tijerina, del opositor
Partido Revolucionario Institucional.

"Para cuando llego al baile ya está mi mesa servida: cerveza, vino y mujeres
y un papelito (con cocaína o marihuana) en la esquina, para escuchar los
corridos, esas son mis vitaminas", reza la letra de una canción de los
Tucanes de Tijuana.

"Todos levanten la copa, hay que brindar por la vida y si alguien siente
sueño por favor que me lo diga. En un suspiro lo arreglo aquí traigo de la
fina (cocaína)", señala otra de las tonadas.

"Yo tengo la mano dura con los que me juegan chueco, no me gusta que me
miren con carita de conejo, yo pongo mis propias leyes para que me tengan
respeto", narra otro narcocorrido.

Lugo comentó que la narcocultura no debe ser considerada una reacción
contestataria de una parte de la sociedad mexicana sino expresión de una
realidad de corrupción, delincuencia y asesinatos vinculados al mundo de las
drogas.

Frenar la expresiones de la llamada narcocultura en los medios de
comunicación no tiene sentido y quizá lo único que se logre es lo contrario
e, incluso, potenciarlas, advirtió Astorga.

La canción "Camioneta Gris" de los Tigres del Norte advierte: "Voy viendo
que alguien nos sigue, ya sabes que hacer, saca pues tu metralleta y hazlos
desaparecer".

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Nello

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