Venezuela: Un país dividido.



ALAI, América Latina en Movimiento
2002-05-07

Jesús A. Rondón

Hace tiempo he querido escribir algunas notas para compartir con ustedes y
contribuir al espacio de debate que se ha abierto hace tiempo y se ha
acentuado en los últimos días. Hemos asistido a una impresionante producción
de análisis desde distintas perspectivas, sobretodo concentradas en los
últimos acontecimientos políticos, así que no espero concentrarme en las
descripciones de los hechos ocurridos la primera quincena de abril,
considero que hay autores que han hechos mejores aportes de los podría
escribir y con alguno de ellos comparto posiciones; en consecuencia me
referiré a aspectos estructurales del contexto venezolano.


Un país dividido


Asistimos a la develación de un rostro de los venezolanos, profundamente
segmentado, los escuálidos y las turbas, la "sociedad civil" y los Círculos
Bolivarianos. En Venezuela siempre ha existido la esencia de esta división,
solo que estos momentos es exteriorizada por los medios de comunicación
masivos; solo existió el mito de que "en Venezuela no hay clases sociales".
Se quiso ocultar del debate público que la clase media, siempre se asumió
como beneficiaria privilegiada de la democracia y sus instituciones, que la
alimentó y la consolidó, después por supuesto de la clase alta (Empresarios
fundamentalmente). Los sectores desfavorecidos solo se reducían en la medida
que el estado de bienestar permitía el ascenso social con regularidad y
contradictoriamente marginaba a otros. Esta clase media son los hijos de los
obreros y obreras que han trabajado toda sus vida por un salario, y de los
campesinos que ha migrado a las ciudades después del bum petrolero, son una
generación reciente (de treinta años) que se olvidó de sus padres y de sus
raíces, para asumirse como los más capaces y estrato superior no solo en
calidad de vida sino en coeficiente intelectual, constituían la gerencia
media del país, habían salido al exterior y se habían modernizado; habían
hecho realidad el sueño de sus padres "que mis hijos, no vivan como viví yo"
. Solo que esta democracia que los crió también atentó contra sus intereses
y su manera de ver el mundo, diría Lechner "rompió con su certidumbre".


Mientras tanto, cuando la democracia cada vez empezó a funcionar cada vez
más para una minoría, el proceso de ascenso social se detuvo generando una
ruptura del sistema político y de la legitimidad de sus instituciones
(recuérdese los hechos de febrero de 1.989). Y esto se acentuó cuando se
presentó un proyecto político "para las mayorías", "para el pueblo", este
proceso lo encabeza Hugo Chávez, quien en su muy particular estilo para una
minoría, no para mayoría, empezó a implementar un discurso que fue
descubriendo el rostro de la verdadera Venezuela, la de no todos estamos
igual, ni tenemos los mismos intereses. Y movilizó a las mayorías, y sigue
movilizando a las mayorías, porque llegó a ellas con un mensaje sencillo y
con una práctica diferente. Aquí justamente, sale la otra parte de el país,
la clase media, que creyó en Chávez inicialmente, que apostó a él, con una
concepción errada: la que ellos seguirían siendo un segmento de la población
privilegiado. Hay que destacar que esta decepción, ha llevado a estos
sectores a despreciarlo, a conjurarlo y a maldecirlo, no solo a él sino a
los sectores a los que el sostiene representa.


El recrudecimiento de la violencia del discurso para dirigirse al otro ha
sido intenso y promete recrudecerse, es público y notorio el desprecio que
se expresan voceros de lado y lado, y a la vez se habla de diálogo, una
intención poco probable de llegar a ser realidad, si se sostiene esta
situación. Asistimos a un país real, con un sector que se asume moderno y
otro que no le interesa saber que es, solo se asume como pueblo y después de
esto entramos en el terreno del realismo mágico, en sentido mas hermoso de
esta concepción.


Sin Estado


Cuando nos referimos a Estado, nos referimos a la estructura pública capaz
de viabilizar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
este caso, no nos referimos al gobierno, aunque está claro que están muy
vinculados. Tenemos un Estado que no es funcional, no me atrevo a decir que
es grande (y congraciarme con la estrategia Neo- Liberal), dado que no ha
sido medible; sino que no es operativo, y esto es una limitación fundamental
para implementar las políticas públicas de "la revolución" y de cualquier
gobierno de otra tendencia, igualmente para hacer realidad las normativas
diseñadas por el ente legislativo a todos los niveles; como para impartir
justicia, defender al pueblo, garantizar elecciones transparentes y
moralmente vigilar el desarrollo de las acciones de cualquier ente público.


Es un Estado ineficiente, que atenta contra cualquier intento de
modificarlo. Esto último se expresa en el peso que tienen las prácticas de
quienes lo conforman (a todos los niveles), un portero de un hospital mata
gente al no dejarla pasar, una secretaria limita un sentencia en una corte
de justicia, un chofer impide investigar un hecho punible por parte de un
fiscal, un médico se roba los equipo de un Hospital, un Ingeniero construye
un tramo de carretera por deficiencia, un gerente medio suspende el pago de
la nómina. No es un asunto de máquinas, como ocurrió en la Contraloría del
Estado Zulia, cuando algunos "Gerentes de nueva era", decidieron sustituir
las viejas máquinas de escribir por modernas computadoras, para mejorar el
rendimiento, me cuenta un amigo que cuando hacía seguimiento, se dieron
cuenta que los trabajadores estaban más horas de lo acostumbrado en las
oficinas, investigaron y se dieron cuenta que las secretarias cuando
terminaba la jornada de trabajo y los jefes se iban; bajaban al sótano y
hacían su trabajo en las viejas máquinas de escribir. Tenemos un Estado que
no es funcional y con intentos que no atinan ni remotamente para mejorarlo.


Es quizás esta la dificultad de esta revolución de buenas intenciones, y de
cualquier otra. Quizás se ha sido efectivo para generar lealtades políticas,
pero no para que esta incida en nuestra manera de hacer las cosas.


Sin Partidos


Un país sin partidos, con parapetos novedosos, que no llegan a ser una mala
imitación de Acción Democrática en sus mejores tiempos. Los partidos
tradicionales des-legitimados y en una agonía interminable con leves
suspiros, y un Partido de la Revolución, que no logra conciliar, ni ser
interlocutor de los intereses en los espacios geográficos más pequeños. El
Movimiento Quinta República da vergüenza y más vergüenza dan la mayoría de
sus dirigentes, y los que medio se pueden apreciar solo son coherentes con
su propia conciencia. Desvinculados a toda vista de entidades organizadas,
no le rinden cuenta a nadie.


Frente a esta ausencia surge el fenómeno de la llamada "Sociedad Civil",
término que teóricamente tiene un significado mucho más complejo; un grupo
de ONGs y ciudadanos que se abogan el derecho (no otorgado por nadie o al
menos verificable) de portavoces inequívocos de las sociedad civil, son el
rostro de ellos Elías Santana, su cara más reconocida, hablando en cuanto
foro aparezca de la voluntad popular, yo le diría Sr. Santana (asumiéndolo
ficticiamente representante de la sociedad civil), el no asumir una postura
política y disfrazarla es un acto de cobardía, y espero que esto sea
extensivo para quienes hemos tenido esta debilidad en algún momento de la
vida. Este grupo de personas y organizaciones algunas racistas y
segregadoras, solo representan sus intereses y los de algunos de sus
seguidores, sino no hubieran dado el espectáculo el 11 y días sucesivos de
abril. Digo esto porque quienes hemos hecho una opción social o de cualquier
otro tipo "por los pobres", que no son otros, sino nosotros, también debemos
hacer una opción política, y no solo hacerla, sino sustentarla y hacerla
viable. Para mi hacer una opción política significa imaginar de manera
compartida un país y sus construcción.


Para Terminar


Un país se construye conflictivamente, porque como individualidades y como
colectivos vivimos con nuestra intenciones malas o buenas, y eso es un
elemento para reconocer en nosotros, eso ayudaría por lo menos mirarnos en
igualdad de condiciones, bien lo decía alguien: "somos iguales porque somos
diferentes". Así que nuestro proyecto siempre tendrá una contraparte
diferente, un actor que piense distinto, y el arte de la política es llegar
a acuerdos, saber ganar y saber perder, bien lo dice la Biblia "Todo tiene
su tiempo bajo el sol", valdría agregar que de nosotros depende que hacer
con él.


Para algunos de quienes escribo creo que tenemos principios claros:
diversidad, democracia y una opción preferencial por los más desfavorecidos
y con los más desfavorecidos, por que este país se construye con una gente
sumando y otra restando. Dado que el desafió hoy es y sigue siendo supremo,
la construcción de un país a partir de una Venezuela, dividida, sin Estado,
sin partidos y con una élite queriendo hablar en nombre de todos y todas.

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Nello

change the world before the world changes you because  another world is
possible

www.peacelink.it/tematiche/latina/latina.htm