Fw: Saludos Palestinos / Sintomatico silencio- Arafat- Symptomatic Silence
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- Date: Sun, 17 May 2009 20:57:46 -0300
Title: Yasser
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Sent: Wednesday, November 12, 2008 11:42 AM
Subject: Saludos Palestinos / Sintomatico silencio- Arafat-
Symptomatic Silence Ambassador Suhail Hani Daher Akel
Sintomático silencio con la muerte de Arafatversion EspañolSymptomatic silence with the death of ArafatSintomático silencio con la muerte de ArafatPor:
Embajador Suhail Hani Daher Akel (*) Cuatro años sin Abu Ammar.
Sin el Padre de la Patria, Cuatro años de su muerte. Su asesinato aún se
mantiene impune y sin responsables.
¿Hay responsables? Claro
que los hay. A la luz de los hechos, el responsable
directo, fue Sharon. Actualmente, y desde el 2005, reposa en estado vegetativo.
Casi un castigo de la providencia obligándolo pagar sus crímenes de lesa
humanidad en la tierra. El carácter ‘gangsteril’ de su gobierno, quedó
demostrado el 31 de enero de 2001, al decir: “lamentó no haber liquidado a Arafat en
Beirut” (durante la invasión israelí al Líbano en 1982).
Con fervor amenazante, declaró:
“No
sugeriría a ninguno de los dos que se sienta seguro. No propondría a ninguna
compañía de seguros que les ofrezca una póliza”,
en referencia al presidente Arafat y al jefe libanés de Hizbollah, sheij Hassan
Nasrallah (diario
Ha’aretz 2/4/2004).
La palmaria intimidación de Sharon contra Arafat, tuvo lugar 10 días después de
que helicópteros israelíes mataron al líder espiritual de Hamas, sheij Ahmed
Yassin en Gaza, al termino de sus oraciones en la Mezquita.
Siete meses después, Sharon logró el objetivo.
Arafat moría el 11 de noviembre de 2004, casi disecado, como consecuencia del
poderoso veneno sharoniano. La sustancia era altamente letal, se diluye sin
evidencia, altera el organismo y no le permite generar glóbulos rojos. La teoría del crimen se
vuelve contundente. Un viejo amigo y confidente de Sharon, el periodista
sionista del New York Post, Uri Dan, publicó en Francia su libro “Ariel Sharon: Entrevistas con Uri
Dan”, donde resaltó que Sharon le confesó personalmente que había
decidido matar a Arafat y obtuvo la autorización del presidente Bush durante una
conversación telefónica a principios de abril de 2004. Uri Dan, murió de cáncer
de pulmón en diciembre de 2006, apenas unos días antes de la presentación del
libro. Según el periodista israelí de Ha’aretz, Amnon Kapiliuk, Dan decidió
publicar el secreto porque su amigo Sharon estaba acabado políticamente por su
padecimiento y él, era conciente de su propia enfermedad
terminal. Un portavoz del gobierno israelí aseguró el
fin de Arafat y determinó el necesario rol de la división del frente interno
palestino, al afirmar que: “Los
planes del Gobierno de Ariel Sharon ha sido ya comunicado a Estados Unidos. Si
Arafat continúa minando a Mahmoud Abbas (actual presidente) reconsideraremos su
localización y su inmunidad” (El Mundo,
España 13/7/2003). El saliente presidente
Bush, al convalidar el magnicidio, es participe secundario del envenenamiento
del presidente Arafat. Además de ser Bush, el instigador del asesinato público
del presidente iraquí Saddam Hussein y de manera directa por los crímenes
masivos contra los pueblos de Irak, Afganistán y el ultimo ataque a Siria.
Los cómplices de Sharon en
el martirio de Arafat, entre otros, fueron el polaco Shimon Peres, el iraní
Shaul Mofaz y el hijo de rusos Ehud Olmert, prominentes figura de la
administración israelí. Shimon Peres (Szymon
Persky), ideólogo del plan nuclear israelí en la década del ’50. Actualmente
luce la banda presidencial de la potencia ocupante e irónicamente gestor del
‘Centro Shimon Peres para la Paz’. Gracias a la sincera mano tendida por Yasser
Arafat el 13 de septiembre de 1993 en Washigton, para alcanzar ‘la paz de los valientes’, Peres,
consiguió compartir el premio
Nobel de la Paz en 1994 con Yasser Arafat e Yitzhak Rabin.
Convertido en canciller de guerra de Sharon
en el 2001, sinceró su rostro y avaló el terrorismo de Estado israelí, las
matanzas de palestinos durante la Intifada de Al Aqsa y el cerco militar al
presidente, Nobel de la Paz, Yasser Arafat.
El
periodista del diario Ha’aretz, Gideon Levy, en una carta abierta dirigida
al Canciller Shimon Peres, le pidió -sin éxito- que abandone el gobierno de
coalición con Sharon: “Un gobierno
que sabotea cualquier iniciativa de los palestinos para lograr el
establecimiento de la calma, que humilla de la peor forma posible a sus líderes
y que ha convertido la venganza en su única fuerza motriz ya no puede ser
perdonado”. Del mismo modo, sacudió la conciencia de los
miembros del Comité Nobel noruego, quienes
molestos con Peres, “lamentaron haberle
concedido el premio Nobel de la Paz”. Hanna Kristine Kvanmo, miembro
activa del Comité, comentó: “Desearía que
fuese posible que pudiéramos retirar el premio...Lo que está ocurriendo hoy en
Palestina es grotesco e increíble. Peres es responsable, en tanto que es miembro
del gobierno. Ha expresado su acuerdo con el primer ministro Ariel Sharon. Si no
hubiera estado de acuerdo con Sharon habría debido retirarse del
gobierno”. (Agencias Oslo, Noruega, 10/4/2002).
Previendo el final. El
presidente del Comité Nobel, Geir Lundestad, fue categórico: “Un galardonado del premio Nobel de la Paz muerto por
las acciones de otro galardonado" (BBC Mundo, 5/4/2002).
Fruto
de su propio historial.
Shimon Peres, siendo canciller del fundamentalista premier Yitzhak Shamir,
organizaron junto con el ministro de Defensa Yitzhak Rabin el asesinato del
segundo de Arafat. El 16 de abril de 1988, Ehud Barak, comandando un grupo elite
de la Mossad, violó la soberanía tunecina para matar de 72 balazos en su casa al
vicejefe de la OLP, Khalil al Wassir (Abu Jihad), ante los ojos desesperados de
su esposa y sus hijos. El actual ministro de
Transporte y candidato en las elecciones israelíes en febrero de 2009, Shaul
Mofaz, es otro de los responsables. Fue jefe del Estado Mayor y ministro de
Defensa de Sharon. Ideólogo de la ‘solución
final’ para aniquilar la Intifada y uno de los ejecutores del cerco
criminal contra el presidente Yasser Arafat en la Mukata’a (presidencia), desde
el 1° de diciembre de 2001 hasta su salida para internarse en el Hospital Percy
de París el 30 de octubre de 2004. Fanático hostigador para
acabar con Arafat e impulsor junto con Sharon en la siembra de las diferencias
palestinas, Mofaz, en declaraciones a la radio militar en el 2003, dijo:
“Arafat representa un obstáculo muy
importante para el primer ministro Mahmoud Abbas y para todo el proceso político (...) hemos
cometido un error histórico al no expulsarlo hace dos años, pero vamos a tratar
este caso a corto plazo, sin duda antes de fin de año”.
Coordinados. El portavoz
de departamento de Estado americano, Richard Boucher, aceptó que: “Washington estaba al tanto de las declaraciones de
Mofaz”, y agregó: “Nuestra
posición frente a Arafat no ha cambiado. Consideramos que hace parte del
problema, no de la solución...para alcanzar un acuerdo de paz con
Israel”. La bravuconada
colonialista de cercar al presidente democrático Arafat, levantó voces israelíes
solidarias como la del intelectual Ury Avnery y de la ex ministra de
Educación Shulamit Aloni. Durante un reportaje
Aloni, agitó a la sociedad israelí, expresando: “el comportamiento del jefe de Estado Mayor Moshe Ya’alon, es
absolutamente similar al del antiguo dictador fascista Italiano Benito Mussolini
en alianza con Adolfo Hitler” (Al-Quds Al-Arabi, Londres,
28/8/2003). En respuesta a la torpe filosofía de
Ya’alon, quien declaró: “Arafat merece morir...” (semanario Paris
Match, julio 2003).
Luego de abandonar la
presidencia del partido izquierdista Meretz en protesta por sus flácidas
reservas sobre el cerco contra Arafat, montada en cólera, Aloni,
acusó: “Ariel Sharon es un Criminal de
Guerra, y debería ser llevado ante los Tribunales debido a las acciones
horribles que él cometió en los territorios ocupados palestinos”. Y
agregó: “el ministro de Defensa
israelí Shaul Mofaz, es también un Criminal de Guerra, y debería ser juzgado
por la Corte Internacional”, afirmando: “cometió Crímenes de Guerra cuando él era Jefe de
Estado Mayor y siguió haciéndolo hasta después de que recibió la cartera de
Defensa”. Ehud Olmert, actual primer
ministro en decadencia, obligado a presentar su renuncia el 21/9/2008 por sus
actos de corrupción y hábil dilatador del dialogo de paz, fue otro de los
grandes alentadores del asesinato de Arafat. Como vicepremier de Sharon, el
domingo 14/9/2003, expresó a la radio pública israelí: “estamos intentando eliminar a todos los responsable
del terrorismo y Arafat es uno de los cabecillas”... “Desde un punto de vista
moral, no hay diferencia con matar a otros que estén implicados en actos de
terrorismo. Es una cuestión
práctica” El editorial de uno de los principales diarios
israelíes despertó a sus lectores con el siguiente titular: “Tenemos que matar a Yasser Arafat”.
“La idea de exiliarlo está ganando
cotización, pero la objeción es que será más o menos el mismo problema si viaja
libremente por el mundo... No se pueden hacer las cosas a medias...”
(Jerusalem Post, 12/9/2003). El gabinete de seguridad israelí hizo público
su intención de asesinar al presidente Arafat. Al generarse el debate, Ehud
Olmert afirmó que el asesinato de Arafat es considerado un “método legitimo...la cuestión es de qué manera se acaba con
Arafat”...“La expulsión es una opción. El asesinato es otra
posibilidad”. Nada conmovió a la
comunidad internacional. Los liderazgos del mundo, entre ellos, Londres y países
árabes, tibiamente consideraron “inaceptable” la muerte de Arafat. En la practica, los significativos
acuerdos económicos y de libre comercio de Europa, China y América Latina con
Israel, las relaciones diplomáticas en aumento y la complicidad de los Estados
Unidos, motivaron la actitud extremista e inhumana de Israel contra Arafat.
Cerco; boicot; falta de
agua, de alimentos y de medicamentos; cortes de electricidad y teléfonos.
Múltiples bombardeos y violaciones a la sede presidencial, fue el vademécum de
una muerte lenta, larga y morbosa, coronada con el
envenenamiento. No se rindió. Sabia que una vez más estaba luchando contra su propia muerte, de las que tantas veces salió victorioso. Con la sabiduría de un estratega, el peso de la edad y su cuerpo magullado, Arafat les respondió metafóricamente con su árabe poético: “el viento nunca podría mover la montaña”. Él sabia que en esta oportunidad la muerte lo vencería, pero no a su pueblo. La sangre palestina se heló. Su pueblo quebró
su voz al grito: ¡de Ramallah a París
envenenaron a nuestro presidente!. El silencio fue patético. Entre
las pocas voces denunciantes. El presidente Jacques Chirac, confirmó que
“Arafat fue envenenado”. El ex
asesor del presidente, Bassam Abu Sharif, señaló: “Chirac
y tres médicos franceses que asistieron a Arafat en un hospital de París conocen
el tipo de veneno utilizado, pero mantienen en reserva esa información en
beneficio del pueblo palestino”.
Por su parte, en declaraciones a la televisora árabe Al
Jazzeera, el líder de Hamas, Khaled Mechaal, opositor a
Arafat, “Acusó a Israel de haber envenenado la sangre de Abu
Ammar”. También su medico personal Ashraf al Kurdi, sumó la teoría de la conspiración y
el envenenamiento. Tribunales internacionalesEs imposible seguir
continuamente avalando la retórica de Israel de instrumentalizar el holocausto y
el antisemitismo para montarse por encima de las leyes jurídicas
internacionales, incluso, aquellas que firmó como Alta Parte
Contratante. El sintomático silencio es
el peor aliado. Las evidencias del crimen del presidente Yasser Arafat, son
contundentes.
La
total ausencia de voluntad política para obligar la rendición de cuentas a los
responsables, es grave. En la codificación del delito,
luego de cuatro
años aún no hay acciones legales. El Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, debe crear inmediatamente en la Haya un ‘Tribunal Internacional’
especial, similar al de Nüremberg,
para desplomar todo su peso de justicia sobre los jerarcas israelíes, sus
cómplices y sus participes secundarios, incluso, sobre aquellas manos palestinas
llagadas de traición. Juzgarlos y condenarlos por crímenes de guerra y crímenes
de genocidio. Desde lo personalCon el orgullo de haber
sido su embajador, solo me resta decirle, hasta la victoria comandante Yasser
Arafat. Hasta Jerusalem. 11 de noviembre de 2008 (*) ex Embajador del Estado de Palestina en la
Argentina ©
Copyright,
Suhail
Hani Daher Akel, Se puede publicar, traducir o distribuir sin modificar el
contenido y citando la fuente y el autor.
_________________ shda-11/2008 |
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